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  • Amores, risas, nostalgias y dolencias en el guión del libro de la vida

    » Elterritorio

    Fecha: 24/11/2024 11:40

    El taller es coordinado por la docente Raquel Alarcón en la Facultad de Humanidades; a través de la lectura de textos y de volcar al papel las vivencias, se construyen y ponen en escena nuevas narrativas domingo 24 de noviembre de 2024 | 6:05hs. Los participantes del taller comparten historias, producen textos y afianzan la amistad. Fotos: Natalia Guerrero Historias en primera persona, valores, amores, alegrías y tristezas son la materia prima del taller Juegos en la Memoria, que desde 2015 coordina la docente e investigadora Raquel Alarcón, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Unam, con la colaboración de otros extensionistas, profesores y estudiantes. Este espacio se propone leer y producir textos en distintos formatos a partir de las vivencias y saberes de los participantes. Mediante las consignas, los adultos mayores repasan acontecimientos que han atravesado y los resignifican en el ejercicio de evocarlos, recrearlos por escrito y con la lectura en voz alta. Al pasarlos por el cedazo del tiempo, de las nostalgias y los olvidos, la emoción nueva emerge y también saca sonrisas. “A mí me interesa mucho ver cómo usamos la lengua en la vida cotidiana, en las fronteras, y ver cuáles son las características que nos hacen diferentes de la lengua del centro, de la lengua de la academia, sin desestimar, que son como otras maneras de uso de la lengua. Entonces, donde uno puede encontrar ese uso real generalmente es en el aula misma, si uno escucha a sus alumnos que vienen de otros lugares, puede recuperar eso, y en los trabajos de extensión”, expresó Alarcón, que recientemente se jubiló de sus cátedras de grado, pero continúa investigando, trabajando en posgrado y con otros proyectos. Desarrollando por años el estudio de la lengua en uso, la docente explicó que siempre realizó proyectos de extensión y anima a los estudiantes a sumarse. “Así tengo en mi historia muchos proyectos de extensión en las fronteras, en las escuelas. Y este que estamos compartiendo ahora es un taller de adultos mayores que nosotros empezamos hace diez años con un equipo de profesores de Letras, graduados y estudiantes, dentro de un convenio que firmó la Universidad con Pami y con IPS. El programa se llama Upam, Universidad para Adultos Mayores. Luego finalizó el convenio y nosotros seguimos”. Un álbum con fotos de la infancia, trabajo producido en el taller. El taller trabaja con el lenguaje y con la memoria y propicia con distintas estrategias que los adultos mayores recuperen la memoria individual y la memoria social y la puedan escribir. Años anteriores, los trabajos finales del taller fueron un radioteatro, una obra de títeres, una obra de teatro con escenas de la vida cotidiana. “Me interesa mucho eso de recuperar la memoria. Y la manera de activar la memoria es, de muchas maneras, pero nosotros ponemos mucho hincapié en la lectura. La lectura en el sentido semiótico, no solo texto, sino también leer un video, leer una publicidad, leer los signos, en ese sentido”, enfatizó la profesora. Con el paso de los años a la propuesta del taller se fueron sumando más personas y encuentro tras encuentro se construyó un vínculo de confianza donde lo testimonial y biográfico es memoria compartida. “El taller lo empezamos en 2015, después vino la pandemia y mantuvimos la conexión con ellos a través de un grupo de WhatsApp. Y eso también fue muy saludable, porque les mandábamos poesía, nos intercambiamos mensajes, fotos. Cuando se empezó a retornar a la presencialidad, nos cuestionábamos mucho si volver o no, porque era una franja etaria vulnerable y porque ya no existía convenio tampoco. Y un día llamó una de las abuelas, y me dijo, ‘profe, yo necesito ir al taller’. Ahí dije ‘tenemos que volver de alguna manera’. Volvimos y desde ahí seguimos”. ¿En el taller también podemos darnos cuenta del valor del lenguaje cotidiano? El uso de la lengua generalmente empieza en el cotidiano, nosotros en el taller, para estimular esa memoria, a veces traemos textos literarios. Vemos Cortázar. Les gusta mucho García Márquez, porque las descripciones son fantásticas. Y cuando hicimos radioteatro, por ejemplo, escuchamos mucho radioteatro. Después escribimos el guión y lo llevamos adelante. Y cuando hicimos teatro leído, lo mismo. Pero siempre son los temas que a ellos les interesan. Para nosotros el arte siempre tiene que tener algo de denuncia social, que muestre, pero que también proponga la solución. Y algo de humor. Entonces, generalmente buscamos esos temas, ellos mismos traen sus temas cotidianos y ahí vemos qué pasa cuando se olvidan los remedios, qué pasa con los pañales, qué pasa con cómo les atienden mal en la obra social. Y eso lo problematizamos y lo transformamos. ¿Qué resaltaría como muy positivo de este encontrarse a compartir el lenguaje? Y bueno, el lenguaje nos constituye. Así que cuando uno trabaja con el lenguaje está trabajando con el otro. Y eso es muy importante para mí. Te enriquece mucho. Porque si vos escuchás al otro, incorporás eso y podés hacer una devolución también. Para mí eso es fundamental. En el taller articulamos con la enseñanza, los estudiantes de Didáctica vienen a hacer una práctica al taller y también hay investigación. Uno de los talleristas ganó una beca con un proyecto sobre el taller. O sea, cómo recuperar la memoria de los adultos mayores a través de los discursos. Y desde lo personal yo te puedo decir que para mí la escritura es como una catarsis. Si yo tengo un problema, escribo y ordeno, porque escribir me ordena. Me permite problematizar y buscar la solución. Y en relación con la enseñanza, a mí siempre me preocupó mucho que el otro pueda escribir y pensar escribiendo. Y decir lo que piensa y defender su postura con la escritura. Compartí esta nota:

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