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  • Rocío Barrozo: La fortaleza de superar traumas y miedos luego de un intento de femicidio

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 24/11/2024 02:30

    En tiempos en el que hablar de violencia de género en Argentina parece haber pasado de moda o ser cosa de zurdos, vale la pena detenerse a escuchar la historia de una verdadera sobreviviente, ya que por más que les cueste a muchos entenderlo los femicidios (y los que no llegaron a ser tal por muy poco) no tienen color partidario y le puede tocar a cualquier mujer. “Estaba acostada, escucho un ruido en la ventana de mi pieza y era Sebastián Sire, saltó arriba de mi cama y comenzó a apuñalarme, yo me defendía como podía, el me tiró al suelo, yo luchaba y él estaba con el cuchillo queriendo cortarme… Me apuñaló en la cara, en los brazos, en las piernas… hasta que fue mi nena a la pieza y se le colgó del cuello y le gritaba que me suelte. Le dije que llamara a la Policía y ella salió corriendo a hacerlo, ahí él volvió hacia mí y me apuñaló en el pecho, me perforó los pulmones para luego salir por la ventana mirándome, como si hubiera logrado hacer lo que tenía pensado. Esa mirada no me la olvido más, me marca el día a día cuando vuelvo a mi casa, a mi habitación, cuando miro esa ventana”, recordó Rocío, que recibió amablemente a Ahora ElDía en su casa, allí donde soportó esa noche de horror. Sobre el instante posterior al ataque, reveló que “en ese momento llegó mi hermana, que vive acá al lado, y enseguida llegó la Policía y la ambulancia que me trasladó al Hospital; allí me atendió el doctor Francisco Altuna que es mi segundo ángel guardián después de mi hija Berena. Enseguida me atendió. Producto de las puñaladas, se me hizo un neumotórax y tenía los pulmones llenos de sangre. No sentía dolor, no sé si por la adrenalina o qué, lo único que me dolía mucho era el brazo izquierdo, y cuando más o menos pude recobrar la conciencia ya estaba internada en terapia intensiva”. Lógicamente, a partir de esa noche hubo un antes y un después en su vida. “Ahí empezó todo un caos, mi lucha, pelear porque lo condenen. Enterarme todo lo que les había hecho a otras mujeres en el juicio abreviado fue impactante, no lo podía creer, había secuestrado a una mujer y la había apuñalado con una botella; cosas terribles. Si hubiese sabido todo eso, hubiera pedido que se hiciera un juicio público para que la sentencia fuera más alta. En esa audiencia me descompuse y terminé otra vez en el Hospital. Sin embargo, creo que cumplí con lo que deseaba: que vaya preso”, expresó Rocío. Además de aquel terrible ataque, Rocío fue víctima de otras agresiones e incluso de violaciones por parte de Sire. “Cuando todavía estaba con él, fuimos al cumpleaños de un amigo en un departamento de la Avenida Parque. Estábamos tomando algo y él empezó a gritarme porque, según él, estaba mirando a un chico (que podía ser mi hijo porque era un nene) y sin pensarlo le digo ‘vos estás loco’ y salgo para irme. Me siguió y me agarró del cuello en un pasillo, no lo podía creer. Intenté tranquilizarlo y volvimos al departamento, y cuando se descuidó, me quise ir, pero se dio cuenta y me agarró de los pelos y me tiró al piso y me desmayé. Me subieron al departamento y todos se fueron. Esa noche me hizo de todo. Me violó. Quería vestirme y me tiraba la ropa, me encerró en la pieza, entró con un cuchillo. Pasó toda la noche encima mío y a las 6 de la mañana pude llamar a un remís para que me lleve a mi casa. Ahí me di cuenta que él me había lavado tanto la cabeza que estaba perdiendo a mis hijos, no me sentaba a comer con ellos, mi vida era en base a él, del trabajo a estar con él, me aisló de mi familia y de las personas que me podían ayudar. De noche, si no tenía sueño, me pegaba en la cabeza o me violaba, me agarraba de los pelos y me metía a bañar, así hasta que se cansaba”, relató Rocío. La mujer también rememoró que cuando se separó “fue a buscarme al Hospital y me amenazó: ‘si yo no hacía lo que él quería, sabía lo que más me iba a doler’, que además de mis hijos, es mi nieta. Esa noche mi nuera me dijo que él me fue a buscar. También me llevó atrás del Frigorífico con un cuchillo y me dijo que se iba a terminar todo, tuve que ‘psicopatearlo’ que seguíamos juntos para que no me mate. Después de eso quiso volver a mi casa, pero ahí hice una denuncia. La última vez que me pegó en la cabeza mi hija estaba acá y él me dijo que ‘estaba dormida y empezó a soñar’, y ahí me dio un ataque y le dije: ‘¡No, él me pega!’”. Fueron siete meses: dos de amor y paz y cinco que fueron una pesadilla, manejó mi vida y la transformó en un caos. No podía hablar por miedo, por mis hijos y por mi nieta”, resumió Rocío. Superar sus miedos, vivir en el lugar del ataque y prepararse para cuando Sire salga Rocío se hace controles médicos, ya que por las secuelas físicas de las puñaladas a veces se le “duerme la cara”. Pero lógicamente, las principales consecuencias son psicológicas. Tras el intento de femicidio, estuvo más de un año en terapia con su psicóloga y cada tanto acude a la Guardia del Hospital “con algún ataque de pánico”. “Gracias a Dios, mi psicóloga me ayudó mucho, lo mismo que mis compañeras en el Hospital. Al principio no quería venir a mi casa, me pasaba 16 horas trabajando en el Hospital, pero no quería llegar a tomar pastillas”, comentó, y agregó: “Cuando volví a mi casa, mis sobrinas habían limpiado todo, porque estaban todas las paredes manchadas con sangre. Siempre digo que me gusta ser fuerte y superarme a mí misma, y volver acá fue eso: imponerme a mi miedo, luché mucho por mi casa y por tener lo que tengo, eso es lo que todavía me hace estar dentro de estas paredes, me cuesta un montón y más a mi hija, pero estar acá me hace sentirme más fuerte. Cuando vuelven los recuerdos de aquella noche, no puedo dormir. Tuve que cambiar la cama de lugar y poner rejas en las ventanas”. Acerca de volver a ver a quien intentó matarla, contó que “hace poco, en el Hospital, casi me lo cruzo. La verdad que en ese momento no reaccioné, pero sé que en algún momento me voy a topar con él porque trabajo en un lugar público y lo pueden llevar desde la cárcel, o bien el día de mañana cuando salga enfrentarlo en la calle. Lo único que quiero es estar fortalecida en ese momento, hoy sigo teniendo miedo”. “Cuando hablé con el fiscal le dije que firmaba el juicio abreviado, pero que no salga hasta cumplir los 12 años de condena. Espero que cumplan y no lo dejen en libertad antes. El otro día no nos cruzamos porque así lo quiso el destino, pero quiero estar preparada. Para mí doce años no son nada. Estoy pensando en eso y quiero estar preparada. Ojalá que no pase nada, pero me aterra que vuelva a incorporarse a la sociedad. Dios quiera que no lo vuelva a hacer nunca más lo que me hizo a mí y que no lastime a otra persona”, deseó. Además, reveló que los primeros días post intento de femicidio “iba caminando en la calle y lo veía en todos lados, cosas traumáticas que a una se le ponen en la cabeza. Ahora, además de ir a ver a la psicóloga, estoy yendo a la iglesia y me están ayudando mucho, me tranquiliza”. Aferrarse a la familia y los seres queridos Rocío tiene dos hijos más de 26 y 23 años, además de Berena de 18 años, su ángel de la guarda que intervino y se colgó del cuello de Sire y le salvó la vida. Con una sonrisa, sentencia que “mi vida ahora después de dos años es más tranquila, seguí trabajando, pude recibirme de auxiliar de esterilización. Gracias a Dios me están pasando un montón de cosas buenas: conocí a una persona, Oscar, que se ha aguantado todo, porque no es fácil volver a empezar un vínculo con alguien y confiar. Me ha hecho mucho bien”. “Lo más doloroso es perder la confianza, poder volver a depositarla en alguien y pensar que no son todos iguales”, aseguró al respecto, y agradeció que “siempre recibí mucho cariño de la gente, de mis compañeras del Hospital, de los que van a la iglesia San Cayetano; una vez conté lo que me había pasado y una mamá me abrazó fuerte y se puso a llorar desconsoladamente; ese abrazo me llenó el alma y sentí que mi testimonio hace más fuertes a las mujeres que sufren maltratos y que pueden salir de ese lugar”. “No es fácil pedir ayuda, más cuando te amenazan y tenés hijos o nietos, pero les diría a las víctimas que cuenten con su familia y amigos y que se aferren a ellos, no a los miedos como me pasó a mí. Siempre hay alguien que se da cuenta de lo que te pasa y te pregunta. Poder hablarlo y decir ‘ayúdame’ es vital. Esa noche presentía que algo me iba a pasar, me sentía mal y si yo hubiera dicho antes que no me sentía bien, me hubieran ayudado, como lo hicieron después. Siempre hay personas que nos pueden ayudar, que nos sacan de ese encierro mental, que nos abren puertas para salir adelante más rápido”, concluyó Rocío, una verdadera sobreviviente de la violencia machista.

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