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» Diario Cordoba
Fecha: 22/11/2024 04:38
Pablo Carrascal nació en Córdoba, de familia castellana, pero como él dice, tiene "la doble nacionalidad". Hace una década, la vida lo devolvió a su ciudad natal, donde ha crecido como artista y de la que ahora se vuelve a despedir para volar a Irlanda a buscarse la vida con la música. -¿Cuándo sintió el gusanillo de la música? -Empecé a tocar la guitarra con ocho años cuando me metieron en el Conservatorio, como a tantos niños, estudié el elemental, hice unos años de profesional, pero ahí te enseñan a ser intérprete de música clásica y eso no era lo mío. La música siempre ha formado parte de mi vida, sobre todo, la música de raíces americanas como el blues, el country, el folk y todo eso, la música que he mamado en casa. He tenido la suerte de contar con una doble educación musical porque el padre de un amigo mío que tocaba en una orquesta me enseñó la música popular, a poner acordes, a improvisar... Así descubrí que esta era la mejor manera de expresar lo que llevo dentro. -¿Hay músicos en su familia? -No, mi tío toca el clarinete, pero la mía no es una familia de músicos. Mi padre es un melómano y escuchaba de todo, desde música clásica a música étnica, americana, blues y flamenco. A mí me llamaba más el blues y estuve años dedicado a él en exclusiva, he tocado en un montón de festivales con discos de versiones y no ha sido hasta este año que he sacado material propio con canciones originales y distanciándome de esa marca del blues para ampliar un poco la propuesta. -¿Cómo se llama su disco y cuándo se presenta? -Se llama Come to realize y se presenta el día 28 en la sala Hangar. Estaré con la gente de la escena de Córdoba, como Lady Colson, con miembros de la que fue mi banda Doggy Blues y varios combos. Será mi concierto de despedida. -¿Por qué canta y compone en inglés? -Por el estilo de la música. Igual que no se puede cantar flamenco en inglés, si tocas blues, que es música de raíces americanas, lo suyo es cantar en inglés que es su lengua litúrgica, si no, te sale un Duncan Dhu. La música de base anglosajona está muy bien en español también, pero vamos, no era lo que yo buscaba. Aparte de eso, a mí me encanta escribir en inglés, te sientes un poco como Conrad porque no es tu lengua y resulta un poco retador. -¿En qué momento decidió instalarse en Córdoba? -Yo vine aquí sin intención de quedarme, pero conocí a la que fue mi chica unos años... Me gusta muchísimo Córdoba, la escena, el ambiente, la gente y el carácter de la ciudad. El otro día iba por la calle Feria y vi una pintada que ponía 'Podrás salir de Córdoba, pero Córdoba no saldrá de ti'. -Lo digo porque no debe ser una plaza fácil para triunfar en la música. -A ver, lo que pasa es que Córdoba tiene el techo bajito. Yo ya he tocado en todos lados, en el Ambigú, el Limbo, La Amapola... Ahora voy a presentar el disco en la sala Hangar, que es el único creo en el que no he estado en solitario. Esa es una de las razones por las que me voy a Irlanda, porque acabo de grabar el disco y la idea es encontrar al público porque aquí el country, que es a lo que suena con ese rollo western y caballos al atardecer, aunque tiene un poquito de blues, es muy minoritario. -¿Qué es lo que le inspira en Córdoba para escribir música country? -La vida diaria. Yo hablo de temas universales. En realidad, este disco está lleno de canciones de amor y desamor básicamente. No he sido muy original. -Aparte de tocar en las salas, usted ha sido músico callejero en Córdoba. -Sí, sí, desde que llegué, y en algunos momentos esa ha sido la principal fuente de ingresos. No se me ocurre mejor escuela, mejor escenario, mejor sitio para un músico que quiera crecer que la calle, donde pasa de todo de forma espontánea. Hay quien dice que no le gusta porque la gente pasa de largo y ahí estaba el tema. Si estás tocando en la calle y la gente se para y consigues tener un grupo de personas alrededor significa que por ahí vas bien. Si escribes una canción, ¿dónde la vas a probar mejor que en la calle? Además, la magia de la música hace que haya gente que aparece al fondo de la calle con cara de depresión y al escucharte su gesto cambie, cuando lo ves, sabes que le has alegrado ese ratito, que por un momento se han olvidado de sus preocupaciones. Y también hay un factor sorpresa. De decir, pero esto qué puñetas es, y gente que descubre en la calle cómo suena el country. -Habrá quien piense que es usted americano. -Pues sí, me llegan muchos yankees o gente de por ahí y dan por hecho que soy americano o inglés y me entran como si lo fuera. Alguna vez he conseguido incluso hacerme pasar por uno. Me he dicho, a este le voy a decir que soy de Oklahoma y ha colado. -Lleva media vida cantando música de raíz americana. ¿Ha estado en Estados Unidos? -No, nunca. Ese es el gran proyecto, ir y hacer una ruta y descubrir aquello. Ese es un objetivo a medio o largo plazo. Ahora no tengo posibles para irme tan lejos, por eso me voy a Irlanda. -¿Tiene un plan para vivir en Irlanda de la música? -Sí, tengo un plan... A ver, vivir solo de la música va a ser complicado porque se necesitan una serie de papeles y demás, así que tendré que tener también un trabajo normal y corriente. Yo voy con la idea de aguantar el tiempo suficiente para dar a conocer mi proyecto en una de las cunas de la música que hago. La música americana tiene un componente irlandés fortísimo, sobre todo, si hablamos del country. Es un género que está muy extendido Estuve una vez en Dublín y la gente escuchaba muchísimo a Johnny Cash, mucho más que aquí en cualquier caso. -¿A quién anda escuchando ahora? -En este momento, estoy enamorado totalmente de un hombre que ha muerto en marzo de este año, con 68 años, Malcolm Holcomb. Es un cantante y compositor con una raigambre y un sonido que conecta con tradiciones antiquísimas y eso es ahora lo que me está tocando. Me parece una maravilla, un genio. -¿Para usted, en qué consiste el éxito? -Como decía Camarón, en un plato de habichuelas, en vivir dignamente de la música, con eso me basta. Suscríbete para seguir leyendo
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