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» Diario Cordoba
Fecha: 21/11/2024 09:37
Yo no soy doctor ni nada que se lo parezca; a lo más que he llegado ha sido al digno oficio de maestro de escuela, de cuando la tiza y la pizarra. Pero tengo que vivir en este mundo de tanto inteligente y tanta inteligencia que ya no distingo entre lo que es real y lo que es tramoya, ficción y mentira. Como además fui chaval de pueblo y de campo, de cuando usábamos sandalias y tirachinas, llevo más de cincuenta años quejándome de que nuestra madre naturaleza se apaga. Los doctores me decían que no estaba claro eso del desastre ecológico, que la naturaleza siempre ha sufrido cambios. Y me miraban, tan seguros, tan autosuficientes, desde sus pináculos de gloria, pensando que yo era un pringado. Es la trampa que tiene el vivir del intelecto. Entonces yo, que no me conformo cuando veo lo que no es, como siempre hago, porque no soy doctor, aplico mi gramática parda. Y me digo: Vamos a ver: si vivimos en una habitación, y empieza a venir gente, y fumamos, quemamos los muebles, y la habitación no tiene ventanas, llegará un día en que o abro ventanas, o no podemos vivir. Pues eso estamos haciendo con nuestro planeta, y con la obnubilación de creer que podemos abrir ventanas al espacio, para que nos ventilemos, y seguir destruyendo y contaminando. Está visto que aún no tenemos conciencia de que vivimos en una pequeña burbuja de oxígeno en el vacío del universo. Así que, por este camino, antes o después, nos vamos a convertir en basurero. Y entonces, ¿qué haremos? ¿Cerramos y nos vamos a otro planeta, y acabamos convirtiéndolo en otro basurero, y así con todo el universo? Porque está visto que somos unos guarros egoístas, que no miramos más allá de los intereses de nuestras narices. *Escritor
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