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Federal » El Federaense
Fecha: 21/11/2024 09:23
El fútbol de potrero es considerado, por muchos, como el semillero de futuros talentos. Un recuerdo de esta realidad es la famosa anécdota de René Houseman, quien, en una ocasión, desapareció de la concentración del Seleccionado justo antes de un partido importante. César Luis Menotti, el director técnico de la Argentina en aquella época, tuvo que salir a buscarlo y lo encontró disfrutando de un juego relámpago en Baja Belgrano, un claro ejemplo de que el talento puede surgir en cualquier lugar, incluso en los rincones menos esperados. Las canchas de potrero están esparcidas a lo largo del país. Aunque no existe una estructura formal que las regule, comparten una esencia que no se puede ignorar: campos con un césped cuestionable, líneas de cal que difícilmente sean rectas, y arcos carentes de red, son el telón de fondo donde los mejores jugadores del barrio se enfrentan. Actuando como árbitros, solo hay hombres con carácter que intentan que la frágil estructura del reglamento se respete, aunque a menudo estas normativas se malinterpreten. Como suele suceder en esta modalidad, los encuentros no solo se viven con pasión, sino que también implican apuestas. La cantina que sirve comida y bebidas se convierte en un punto de recaudación similar a un restaurante de alta gama. Quien deciden jugar, incluso por un breve lapso de tiempo, experimentan la ilusión de ser futbolistas profesionales, conectando sus sueños con la realidad. Los riesgos de competir en torneos paralelos Recientemente, la Copa Potrero, un torneo concebido por el famoso futbolista Sergio Agüero, ha captado la atención de muchos jugadores profesionales. Sin embargo, este evento ha traído consigo controversias significativas, incluyendo la pérdida de contratos para algunos futbolistas. El caso de Lautaro Torres es emblemático: jugando con un nombre falso en la competencia, su club resolvió rescindir su contrato tras ser descubierto, justo antes de una crucial final de ascenso. Otros profesionales, como Ian Vera y Agustín Minnicelli, también han visto sus carreras tambalearse por participar en este torneo no oficial. La situación es alarmante consigo mismos severas consecuencias, donde la linealidad entre un juego informal y el profesionalismo se ha visto cuestionada. Una competición que seduce a los futbolistas La Copa Potrero ha encontrado su atractivo en medio de huellas de riesgo para los jugadores. Su capacidad de atraer profesionales se sustenta, en primer lugar, en un atractivo monetario. Se han instaurado importantes patrocinadores, lo que ha llevado a que el campeón tenga un premio mayor, incluso en comparación con la Copa Argentina organizada por AFA. Premio al campeón: 210.000 dólares 210.000 dólares Subcampeón: 50.000 dólares 50.000 dólares Tercero y cuarto: 25.000 dólares cada uno Esta atracción a jugar en la Copa ha generado críticas y directivas de distintos sectores. La Futbolistas Argentinos Agremiados han expresado que cada jugador es responsable de sus decisiones y, aunque entonen peticiones de ayuda, el tema no parece estar en la agenda de prioridades del sindicato. A medida que se delimitan las reglas del torneo, la organización asegura contar con atención médica y las condiciones necesarias para ofrecer una experiencia segura a los participantes, aunque el descargo de responsabilidades también está presente en los reglamentos. El fenómeno de la Copa Potrero, fue pensada para potenciar el fútbol barrial y fomentar nuevos talentos, se vuelve un campo minado para aquellos que ya han alcanzado el sueño de ser profesionales. En medio de la incertidumbre, muchos aún ven en el potrero un lugar de esperanza, aunque los riesgos parecen estar cada vez más presentes.
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