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» Diario Cordoba
Fecha: 14/11/2024 10:12
Voy a dedicar mi alegato a hacer algo que he comprobado que nuestros gobernantes no saben: reconocer errores y asumir responsabilidades. También es verdad que el error sobre el que voy a entonar el mea culpa es meramente interpretativo, sin más consecuencias -ni menos- que no haber dado el valor y el reconocimiento debido a quienes han demostrado con creces merecerlo. El de los que nos gobiernan ha tenido consecuencias mucho más fatalistas. Puedo decir, y tragarme mis palabras, que en multitud de ocasiones he reprochado a nuestros jóvenes un pasotismo político que yo entendía que podía acabar con la Democracia que creía mérito exclusivo de mi generación y del «esfuerzo» de los políticos de la Transición. ¡Qué equivocada fue mi apreciación y análisis de la situación! Esa juventud «pasota» me ha demostrado que ellos sí que son y saben lo que es ser demócratas, humanos y solidarios, pero no de boquilla, no de salón, no de postureo. No es que no se implicasen en temas políticos por no importarles. Ellos venían de vuelta -pese a su edad-, y sabían lo que los de mi generación nos negábamos a creer: que la política no la hacen los políticos. Estos solo generan problemas para luego aparentar que los resuelven y así justificar unos sueldos injustificables. Cuando ante una catástrofe, (por cierto, nada natural) como la acontecida en Valencia ves a nuestros jóvenes coger el primer medio de transporte a mano, con unas botas de agua y apenas una muda en su mochila, marcharse a ayudar en lo que puedan, sin parase a debatir quién tenga la culpa de lo ocurrido. Cuando los ves barriendo fango en grupos, sin preguntarse de qué signo político, de qué religión o qué nacionalidad tiene el que barre a su lado. Cuando mientras muchos constitucionalistas, jactándonos de serlo, andamos por redes sociales y por tertulias de taberna señalando culpables de uno y otro partido sin preguntarnos siquiera qué fallo ha dimanado y dado cobertura constitucional a este... «desaguisado» (lo llamo así porque calificar una conducta como antijurídica, culpable y punible no es de mi competencia). Cuando contemplas esto, la emoción es indescriptible. Nuestros jóvenes se han puesto de acuerdo para darnos una merecida lección de ética, convivencia, respeto, hermanamiento, responsabilidad y madurez democrática. A la espera estoy de que cuando terminen de ayudar en su voluntariado nos exijan responsabilidades a todos -incluso a los que aún no han tenido la dignidad política de reconocer su parte de responsabilidad y dimitir-. Me quedo con una certeza: que esa generación de cristal, lo es de Murano y sabe barrer lodo en las calles de Valencia y en las urnas españolas. *Abogada experta en Derecho del Trabajo y Seguridad Social Suscríbete para seguir leyendo
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