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» Diario Cordoba
Fecha: 14/11/2024 09:53
Los tópicos y lugares comunes no tienen por qué ser verdad; basta con que se repitan como un mantra. No obstante, cuando alguien osa por fin cuestionarlos, se obtienen resultados sorprendentes. Después de años afirmando que durante los años 80 la única Movida fue la madrileña, aparecieron monografías que probaban que en Valencia llevaban años cociendo habas en lo que a fiesta y vanguardia musical se refiere. De igual forma, aquellos que durante décadas defendieron que en la España gris del franquismo solo Madrid y Barcelona eran los centros de creación musicales, han tenido que revisar sus planteamientos después de que por fin se haya contado que varias ciudades de Andalucía estaban más en sintonía con lo que pasaba en el extranjero gracias a su cercanía a las bases estadounidenses de Rota y Morón, a través de las cuales entraban al país desde pantalones Levi’s, a guitarras Fender, sin olvidar los discos o el LSD. Ahora le ha tocado el turno a la crítica musical. En un país del que siempre se ha dicho que no había afición a la música, la industria era raquítica y la crítica especializada inexistente, el escritor Bruno Galindo demuestra con Kokotxas Vol 1. Las más selectas delicias del periodismo musical español (Liburuak, 2024), que en España ha habido profesionales de la crítica musical con muy buen criterio. "En los 60 y 70 en España había una avidez de información tremenda, que podían satisfacer sobre todo quienes viajaban al extranjero o tenían amigos que lo hacían. La gente se informaba como podía y por otra parte, había una gran fascinación por la música y por transmitir lo que hacía sentir en la época. Eso último nunca ha desaparecido", explica Bruno Galindo, cuya selección de artículos demuestra no solo pasión por la música por parte de sus autores, sino una gran creatividad y ganas de experimentar a la hora de desarrollar los temas. "Los primeros textos del libro, que proceden de los 60, son más libres y experimentales que el resto de la prensa de la época. En los 70 entran otras sensibilidades marcadas por lo libertario, por las drogas y una literatura sucia que llega de América y que aquí leen por primera vez justamente algunos de estos cronistas de la música. Los 80 son más juguetones que experimentales. En la década siguiente se empiezan a producir muchos reportajes y entrevistas en el extranjero —porque las discográficas y los periódicos pueden financiarlo— y, de repente, cobran importancia las descripciones de los escenarios como los hoteles de lujo o festivales en lugares exóticos. Este brillo se pierde en la era de internet, en la que va entrando el hipervínculo, las estéticas y los dejes de las redes y lo digital", comenta Galindo. El periodista y escritor Bruno Galindo ha sido el encargado de hacer la recopilación de artículos recogidos en 'Kokotxas'. / Cedida Entre los textos que ha seleccionado, incluye, por ejemplo, una distendida entrevista de Pau Malvido, hermano de Pasqual Maragall, con Pau Riba, en la que el cantautor catalán habla de los signos del zodiaco, de tripis, de Freud y del auge del pasotismo —"El muermo no es nada nuevo. Está ahí cada día. A mí lo que me preocupa es la falta de euforia grupal, el individualismo de ahora, Ahora cada cual tira por donde puede, Todo el mundo pasa de todo, en el mal sentido"—; una charla entre Ignacio Juliá y La Banda Trapera del Río en la furgoneta del grupo, cuyo combustible, además de gasolina, son botellas de vino y "todos los canutos que seamos capaces de liar entre el Mediterráneo y el Cantábrico", o la crónica de Pedro Calvo de un concierto de Camarón de la Isla en el Palacio de los Deportes de Madrid, en el que, al aparecer el ídolo, los aficionados gitanos no dudan en hacerse con las primeras filas de asientos ante el escándalo de los demás asistentes, algunos de los cuales "sueñan —según el reportero— con ver llegar a la Guardia Civil". Con ganas de más Cuando los responsables de Liburuak se plantearon hacer una recopilación de artículos sobre crítica musical, decidieron recurrir a Bruno Galindo para que les ayudara a enfocarlo. El escritor, con experiencia tanto en el mundo del periodismo como de la gestión cultural y la industria musical, les sugirió que dicha selección fuera una una historia del periodismo musical español contada en piezas de todo tipo, formato y extensión, desde sus orígenes hasta la actualidad y procedentes de todo tipo de medios escritos: desde prensa generalista hasta fanzines. "Utilicé varias vías para localizar los artículos: hemeroteca, bibliotecas, archivo personal y mi propio conocimiento o memoria. También hubo colegas de profesión que me ayudaron, sobre todo con épocas que yo no controlaba tanto. Y hubo gente a la que llegué por otra gente. La idea inicial era publicar un volumen mayor y se quedaron muchas piezas fuera, por eso la editorial optó por poner Vol. I en la portada", recuerda Galindo que, a la vista del magnífico resultado, no descarta que Liburuak decida publicar, por lo menos, un Volumen II. Si eso finalmente sucede, tal vez se puedan compensar algunas faltas, no relativas al libro o a la selección, sino a las particularidades propias de la crítica musical española. Por ejemplo, su absoluto desinterés hacia los artistas, géneros y movimientos procedentes de Iberoamérica. "Hasta hace muy poco la prensa musical española ha tenido ese defecto. Cualquier música anglo del montón tenía preferencia sobre Latinoamérica, que ha aportado un talento abrumador ignorado en España —confirma Galindo que, en su faceta de músico y poeta, también ha colaborado con bandas y artistas procedentes de esas latitudes, como Babasónicos o Arnaldo Antunes—. Afortunadamente hace ya unos años que ese prejuicio se ha superado, no solo en la prensa sino en los festivales, que pueden programar a una chilena o mexicana junto a alguien de Chicago sin que nadie se escandalice. Hay que decir que la industria del disco no ha sido particularmente prejuiciosa en ese aspecto". A pesar de esas ausencias, entre las muchas presencias y aciertos de Kokotxas está una serie de piezas firmadas por periodistas mujeres, profesionales que han sufrido como pocas el machismo de la sociedad y, muy especialmente, de su profesión. Hallazgos fascinantes como una crónica de Tina Blanco en la que la periodista se planta sin avisar en las oficinas londinenses de Apple para charlar con John Lennon, el mítico reportaje sobre el festival de la Isla de Wight de Mercedes Arancibia, una fabulosa entrevista a Pet Shop Boys firmada por Elena Cabrera o extensos artículos que demuestran una enorme erudición y pasión por la música firmados por Patricia Godes o Grace Morales. "El libro deja ver que hubo muchas mujeres escribiendo en los 60 y que las hay ahora, pero que estuvieron ausentes durante los años centrales de la antología. Esto no solo se ve en Kokotxas: no tienes más que coger una revista musical entre los 70 y los 90, mirar en el staff y ver cuántos nombres femeninos encuentras. He visto casos de 25 a 1 —señala Bruno Galindo—. La cuestión merece su propio ensayo que dé con los motivos. Hablé mucho sobre esto con Patricia Godes, una de las grandes, y una de las razones podría ser que, en algún momento, los criterios de apreciación de la música en los medios se masculinizaron y empezaron a ver mal el fenómeno fan, incluso las músicas que se bailan, y a premiar el virtuosismo instrumental que, en última instancia, podría ser algo tan masculino como femenino. Sería interesante pensar qué lenguaje hubiera tenido el periodismo musical si hubiera estado dirigido por mujeres, o al menos, si hubiera habido paridad".
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