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» Tumisiones
Fecha: 13/11/2024 11:43
Lola Jazmín tenía cinco meses cuando la asesinaron de un balazo en octubre de 2020, en medio de una pelea entre bandas, en Dock Sud. José Montero (46) y Carolina Orellana (41) tuvieron una sensación agridulce luego de escuchar el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Avellaneda. Es que uno de los asesinos de Lola Jazmín, su pequeña beba de cinco meses asesinada de un balazo en octubre de 2020, fue condenado; el otro acusado terminó absuelto. “Un sabor amargo me quedó, es muy triste”. Así resume a Clarín José, a días de la sentencia. La condena a 28 años de prisión para Hernán García (28) no fue suficiente para la familia Montero ya que a Iván Amarilla (25) –el restante imputado-, los jueces decidieron absolverlo. La fiscal Natalia Milione había solicitado al tribunal la pena de 32 años de prisión para ambos al considerarlos coautores del delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”. “Justicia no veo, más allá de que al principal culpable le hayan dado 28 años, me parece poco”, sostuvo José, quien asistió a cada audiencia con una remera blanca con una foto de su hija Lola y la frase “Un ángel que desde el cielo nos cuida”. El hombre aseguró que desde el crimen de su hija más pequeña, su vida “cambió por completo para mal”, y reiteró que van a seguir pidiendo justicia por Lola. “Desde que mataron a mi hija, a mí me dieron cadena perpetua. Lo que me quede de vida, va a ser muy triste”, afirmó José, todavía dolido por la sentencia absolutoria de Amarilla. Indignación por el fallo Vecinos del las torres del complejo habitacional Nicolás Avellaneda, ubicado en Dock Sud, partido de Avellaneda, le informaron a la familia Montero que vieron a Amarilla “tomando cerveza, festejando en el barrio donde mató a Lola”. “Me parece muy injusto. Él está con su hijo, tomando cerveza, haciendo cualquier cosa”, remarcó José. El caso Lola Jazmín Montero fue asesinada en el mediodía del 22 de octubre de 2020 cuando Carolina estaba haciendo la fila para comprar pan en una de las torres del complejo. En cuestión de segundos, dos jóvenes armados ingresaron al pasillo donde se encontraban los comercios y comenzaron a disparar. Los atacantes eran Amarilla y García (28). El blanco era Mariano Dacosta (28), alias “Marianito”, un joven que días antes –según el relato de vecinos–, había amenazado a la madre de Amarilla, quien tenía un local en otra de las torres del complejo. Amarilla y García entraron y apuntaron directo a Dacosta, quien se encontraba en una verdulería ubicada justo enfrente a la panadería donde estaba Lola y su mamá. Fueron dos disparos, pero uno de ellos pegó en una pared, rebotó e impactó de lleno en el lado derecho de la cabeza de la beba. El llanto de la niña alertó a una vecina, quien le avisó a Carolina que tenía sangre. Rápidamente le avisaron a José, que bajó de su departamento y fue hacia el destacamento policial de la zona. Inmediatamente subieron a un patrullero y fueron hasta el Hospital Fiorito, donde la beba ingresó con vida, pero falleció a las pocas horas. Los tres jóvenes que participaron del hecho escaparon. “Salieron corriendo, riéndose, creyendo que habían hecho una hazaña”, advirtió José. El hombre recordó que “Marianito” se acercó esa misma noche a su casa, le tocó el timbre y se refirió a lo ocurrido horas antes. “Se ve que Mariano estaba drogado. Esa misma noche vino a decirme 'cómo bardearon estos giles'. No aguanté y le pegué una piña. Lo estaban por matar entre todos los vecinos y lo dejé que se fuera”, contó el papá de Lola. A los pocos meses del crimen, la familia Montero inauguró un mural a metros de donde fue asesinada su pequeña hija. El rostro de Lola, acompañado de la frase “un ángel que nos cuida desde el cielo”, quedó al resguardo de un pequeño altar, con una foto de la víctima y dos estatuas de la Virgen María y de un ángel. La cara de Lola aparece en la pared recostado sobre unas nubes, con su manito derecha en la boca, como hacía de costumbre. Junto a ella, la frase en letras rojas. El mural fue inaugurado en diciembre de 2020. Del simple acto participaron autoridades municipales y el entonces ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. La vida después de Lola “Lola era nuestro sueño”, dijeron sus padres a Clarín en una entrevista previa al inicio del juicio. José y Carolina tuvieron que mudarse luego de la muerte de su beba. La Municipalidad de Avellaneda les ofreció una vivienda para que puedan irse del lugar donde mataron a Lola. La historia de José y Carolina se remonta años atrás. Ella era de San Francisco Solano. Él siempre vivió en Dock Sud. Una vez que se conocieron, no pasó mucho tiempo para que empezaran a convivir. Es por eso por lo que hace cinco años Carolina se mudó a Dock Sud, donde fruto de la pareja nació Lola. Carolina tiene tres hijos de 12, 22 y 24 años. Su hijo mayor la hizo abuela. José es padre de dos adolescentes de 15 y 18 años. Lola Jazmín fue la hija que tanto deseó la pareja. Fuente: Clarin
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