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» Diario Cordoba
Fecha: 13/11/2024 10:38
Cada vez son más las mujeres que ante la situación de incertidumbre laboral personal o económica se plantean la posibilidad de congelar óvulos por verse obligadas a posponer la maternidad o decidirlo para poder disfrutar más de su juventud. Lo que hasta hace poco solía ser una opción para quienes buscaban más estabilidad en la decisión de ser madres, se ha convertido en una necesidad. El retraso en la edad para tener hijos, sumado a factores como la precariedad laboral, la falta de un empleo fijo o la incertidumbre económica ha llevado a muchas personas a buscar alternativas para preservar su fertilidad y conseguir ser madres cuando estén listas, sin los riesgos asociados a la maternidad tardía. En este contexto, el tratamiento para congelar óvulos se ha popularizado cada vez más en las clínicas privadas: que han visto la oportunidad de hacer negocio con la situación de las mujeres en nuestro país. Sin embargo, el coste de este procedimiento en el sector privado hace que se trate de un servicio privativo e inaccesible para muchas personas, ya que los precios oscilan alrededor de los 4.000 euros sin contar con los gastos adicionales en medicación, consultas y mantenimiento durante los años en los que la paciente decida almacenarlos. Congelación de óvulos por la Seguridad Social Para la amplia mayoría de mujeres, para las que esto es un gasto imposible de afrontar, la Seguridad Social podría ser una solución. Sin embargo, el acceso a la congelación de óvulos a través del Sistema Nacional de Salud está lejos de ser un derecho universal, ya que solo se ofrece en situaciones muy específicas. Según la normativa que está vigente ahora mismo, la Seguridad Social solo financia la congelación de óvulos en los casos donde se necesite preservar la fertilidad de las mujeres por razones médicas, porque estas vayan a someterse a un tratamiento oncológico o a una intervención. Con este requisito, el servicio es completamente gratuito para las pacientes que lo necesiten, pero no está disponible para aquellas que simplemente quieren hacer una planificación familiar por razones personales. Las limitaciones de este modelo han generado un debate sobre la necesidad de ampliar este servicio y dar la posibilidad a la mayoría de mujeres: algo para lo que habría que transformar esta demanda en una cuestión política, tal y como ha sucedido recientemente con otros servicios de salud como las gafas y lentillas.
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