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» Elterritorio
Fecha: 13/11/2024 09:20
Destacan el ruido de los escapes alterados y el volumen de los parlantes. La Municipalidad interviene en los controles, pero los residentes piden más acción durante los fines de semana miércoles 13 de noviembre de 2024 | 6:00hs. Desde hace tiempo los vecinos de la zona de la bahía El Brete, sobre todo en la continuidad de la avenida Tomás Guido, expresan su malestar por el aumento de ruidos molestos, especialmente los fines de semana. El sonido ensordecedor de motos con escapes modificados y música a alto volumen se convirtió en una constante fuente de incomodidad, afectando la calidad de vida de quienes residen en esta zona ribereña y otros sectores de la ciudad. Aunque la Municipalidad de Posadas, a través de su área de Movilidad Urbana, señaló que se están realizando controles en la vía pública, los vecinos reclaman que las medidas no son suficientes para frenar el caos sonoro que afecta tanto a la tranquilidad como a la seguridad en la zona. La falta de controles habilita las maniobras peligrosas. La comuna capitalina, a través del área de Movilidad Urbana, se encuentra trabajando en la detección de motos con escapes ruidosos y otros vehículos que emiten ruidos por encima de los niveles permitidos. Según las autoridades municipales, el 5% de las motos controladas tienen caños de escape adulterados. Estos vehículos son un foco constante de quejas vecinales. Desde la secretaría explicaron que, en el marco de sus controles rutinarios, se utilizan decibelímetros homologados para medir el nivel de ruido de los vehículos. En caso de que el sonido de una moto o automóvil exceda los 80 decibeles, límite establecido por la legislación (Ordenanza Nº 132), se procede a labrar la correspondiente infracción. Los autos deportivos son una constante los fines de semana después de las 20. “El tema de ruidos molestos es algo que trabajamos de manera conjunta con el área de Salud, pero desde Movilidad Urbana, cuando realizamos los controles en la vía pública, contamos con los decibelímetros, que miden las velocidades del caño de escape”, explicaron. Para medir el nivel sonoro, los inspectores se posicionan a un metro de distancia del vehículo y sostienen el decibelímetro a la misma altura. Si la medición supera los 80 decibeles, el vehículo es detenido y se labra un acta de infracción. Sin embargo, este control no parece ser suficiente para aplacar las quejas de los vecinos, quienes señalaron que los ruidos molestos continúan durante gran parte del día, particularmente los fines de semana. “A veces no hay policías y los chicos con motos siguen circulando haciendo picadas o jugando al ‘wheelie’. Es muy peligroso, no sé cómo no hay accidentes”, señaló Bautista, un vecino que vive en las cercanías de la zona. La normativa prohíbe sonidos que excedan los 80 decibeles. Además relató cómo el ruido se convirtió en una molestia cotidiana. “La música está muy alta, pero lo peor son los escapes de las motos. Y lo que más molesta es que se quedan dando vueltas por el barrio, haciendo ruido durante horas”, comentó. Además, agregó que la falta de control por parte de la Policía agrava la situación. “No veo que vengan a controlar. Los fines de semana, es un caos. Pasan haciendo picadas, haciendo ruido y nadie hace nada”. Cecilia, otra vecina de la zona, también expresó su preocupación, aunque destacó que los ruidos más molestos ocurren en la madrugada, cuando algunos jóvenes se agrupan en las motos o autos. “Es en la madrugada cuando más se escuchan las motos jugando picadas, y a veces la música a todo volumen. Durante la semana también pasa, pero es más tranquilo. A veces, la gente se reúne a la madrugada para evitar los controles”, relató. Cecilia también señaló que varios vecinos intentaron realizar denuncias a la Municipalidad sin obtener resultados satisfactorios. “Nosotros hemos hecho denuncias, pero parece que no les importa. Si no hay un control real de la Policía, esto no se va a solucionar”, afirmó. El marco normativo La problemática del ruido en Posadas está regulada por la Ordenanza Nº 132, que establece un marco normativo para la protección del medio ambiente contra las perturbaciones producidas por ruidos y vibraciones. Esta ordenanza fija límites sobre el nivel de ruido permitido en diversas situaciones, y también establece un sistema de medición y control. Según el reglamento, las fuentes de ruido vehicular deben estar dentro de ciertos límites, dependiendo de la antigüedad del vehículo. Para motos y autos, el límite de emisión sonora varía según el tipo de vehículo, pero en general no debe superar los 80 decibeles. En el caso de motocicletas con escapes modificados, los inspectores deben medir el nivel de ruido usando decibelímetros homologados, y si se excede el límite establecido, el vehículo es detenido y se procede a imponer una multa. A pesar de las denuncias de los vecinos siguen los ruidos. Además, la normativa establece un sistema de penalidades para aquellos que incurran en infracciones repetidas. Por ejemplo, la primera infracción puede ser sancionada con una multa de hasta 50 unidades fijas (UF), lo que es igual a 70.300 pesos, mientras que una reincidencia puede resultar en multas mayores y en medidas como la clausura de vehículos o la inhabilitación para conducir. Sin embargo, los vecinos consideran que la aplicación de estas sanciones no es lo suficientemente rigurosa. Más control y presencia policial La solicitud de los vecinos es clara, ya que piden mayor presencia policial y controles más estrictos para evitar que los jóvenes continúen con este comportamiento que afecta a la comunidad. “Deberían haber más controles, no sólo por el tema del ruido, sino también por la seguridad. Se hace muy peligroso cuando corren con las motos y los autos”, aseguró Bautista. Por su parte, Cecilia agregó que la solución debe ser integral. “No basta con controlar el ruido, necesitamos que haya más seguridad en la calle. Si no hay control, la gente sigue haciendo lo que quiere”, concluyó.
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