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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 10/11/2024 22:33
El delincuente cayó tras publicar a la venta una moto en redes sociales Un taller de Avellaneda que operaba como desarmadero de motos robadas fue descubierto por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires este domingo. El encargado del lugar quedó detenido a partir de un descuido: publicó a la venta en las redes sociales un vehículo sin desmantelar. Su verdadero dueño la reconoció y la denuncia derivó en el operativo que lo llevó tras las rejas. El robo de esa moto en particular ocurrió el 25 de octubre de este año en la Comuna 14 de la Ciudad de Buenos Aires. Desde entonces tenía un pedido de secuestro a partir de la causa que investigaba la Comisaría Vecinal 14 C. Apenas algunos días más tarde la víctima la identificó en una plataforma de compra y venta. No fue una tarea difícil, ya que la misma tiene detalles y calcomanías que la distinguen del diseño original. Con esta información, la Policía de la Ciudad desarrolló tareas investigativas que se iniciaron con el análisis de redes sociales, que se sumó a información disponible en los sistemas policiales y otros trabajos de campo. Así lograron identificar al mecánico que trabajaría con distintas bandas de ladrones. Ya con el sospechoso bajo la mira de la fuerza porteña, se dispuso que personal de la División Sustracciones de Automotores y Autopartes, con colaboración de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Avellaneda, lleven adelante el allanamiento en el taller ubicado en la calle General Argañaraz al 1900, de esa localidad bonaerense. El mecánico detenido por la Policía de la Ciudad El desarmadero clandestino estaba repleto de autopartes y repuestos con pedido de secuestro. La lista es extensa: tres tanques de nafta, una chapa patente, varias tapas de distintos modelos de motos, cuatro llantas, cinco manillares, cinco baterías, seis amortiguadores, un radiador, tres sistemas de distribución, dos asientos y dos caños de escapes, dos ruedas completas, una horquilla y cuatro cuadros completos. Con respecto a estos cuadros, uno pertenece a una Keller 110, robada el 31 de mayo de este año y con solicitud de la UFI N° 1 de Avellaneda, mientras que otro corresponde a una Honda Twister sustraída el 24 de septiembre en la Ciudad de Buenos Aires, con intervención de la Fiscalía Criminal y Correccional N° 10. Los otros son del mismo modelo que esta última y tenían las numeraciones limadas. Así encontró la policía el taller clandestino Además encontraron una moto, también Honda Twister, que había sido robada en la Comuna 1 de la Ciudad de Buenos Aires y tenía pedido de secuestro activo desde el 12 de octubre de este año, solicitado por la Fiscalía Penal, Criminal y Correccional Nº 18. De esta manera, el Juzgado Criminal y Correccional N° 17, a cargo del Dr. Alfredo Godoy, ordenó el secuestro de todos los elementos de interés y la notificación al implicado para presentar una declaración en 48 horas. También el Juzgado de Garantías N° 2 de Avellaneda dispuso que se iniciaran actuaciones por el delito de encubrimiento y se aseguraren todos los materiales secuestrados. Una moto Honda Twister todavía estaba sin desarmar Cayó una facción de la mafia china que invertía el dinero de extorsiones en cuevas financieras La PFA secuestró dinero, armas y vehículos Tres presuntos integrantes de una mafia procedente de la provincia Fujian, en la República Popular China, fueron detenidos por Agentes de la División Unidad Operativa Federal Morón de la PFA, acusados de extorsionar a supermercadistas por grandes sumas de dinero, indicaron fuentes policiales a Infobae. La investigación comenzó partir de la gran cantidad de denuncias realizadas por comerciantes chinos a la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº2 Descentralizada de La Matanza, a cargo de Gastón Duplaá. Las víctimas indicaron que les dejaban notas intimidatorias escritas en su idioma natal en sus comercios, en las que les exigían un pago para poder trabajar con tranquilidad. Al mismo tiempo, les proporcionaban dos números de teléfono a los que debían comunicarse para concretar la entrega de dinero, o en su defecto, contar con un usuario de una plataforma de mensajería muy popular en el país oriental. Una vez que se realizaba la apertura remota de la cuenta, depositaban grandes sumas de dinero, que posteriormente eran giradas a billeteras virtuales de los miembros, que desempeñaban funciones de reclutadores, extorsionadores o bien de sicarios. Finalmente, las ganancias obtenidas eran puestas a trabajar en cuevas financieras de la city porteña.
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