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» El litoral Corrientes
Fecha: 10/11/2024 05:44
“El revisionismo histórico realizado por la diputada Lilia Lemoine en defensa del demagogo anticomunista Joseph McCarthy, prueba que la ignorancia supina y el peligro para la democracia avanzan” Marcelo Falak, Letra P No quiero ser autoreferencial, pero sí afirmar que lo que hoy sucede, lo anticipé en un artículo publicado en estas mismas páginas en setiembre de 2023, hace un año, cuando Milei era tan sólo candidato. El título fue “Si no sos libertario, sos comunista”. Alertaba sobre las consecuencias de su eventual acceso al gobierno, con la visión maniquea del mundo, dónde todo aquél que no coincida con su pensamiento, es comunista, y, por ende, enemigo. Dije “lo que hace Milei es un macartismo retórico color sepia. El asunto es que lo traslade a un eventual ejercicio del poder”. Dicho hace un año, hecho hoy. Entre 1950 y 1956, se desarrolló en los Estados Unidos un extendido período de persecución contra personas, con acusaciones de deslealtad, comunismo, subversión o traición a la patria. El mismo fue impulsado por el cavernario senador republicano Joseph McCarthy. Hasta Charles Chaplin cayó en la volteada. De allí es que se denomina “macartismo” a la práctica política de descalificar al adversario con acusaciones de “comunistas” o “zurdos”. Limpiar el estado de los zurdos de mierda Ni más ni menos, lo que hace Milei setenta años después, aunque con un tinte escatológico (“zurdos de mierda”) y con más poder que el senador yanqui, por ser el Presidente de la Nación. Ya habíamos intuido que los conceptos de Milei cuando candidato, iban seguramente ser llevados a la práctica en el manejo del estado, con sucesivas purgas a los distintos cuadros estatales. La primera lo fue en línea con su política de achicamiento de la estructura estatal en función de su concepción minimalista del estado. Así, despidió muchos miles de empleados, lo hizo con la metodología de la motosierra y no del bisturí, lo que provocó que pagaran muchos justos por pecadores. “Para mantenerse como empleado estatal, hay que pasar la prueba del “libertariómetro” La segunda, con sus propios funcionarios, a los que eyecta sin miramientos y hasta a veces sin fundamentos serios, sin investigar las causas que alega para el despido. La trituradora ya engulló varios ministros, desde el ex Jefe de Gabinete Posse hasta la excanciller Mondino, y también más de 100 funcionarios de las segundas líneas. Pero la tercera, que comienza a caminar con la euforia que provoca el empoderamiento que le dan los éxitos de la macro y el triunfo de Trump, tiene un tinte absolutamente ideológico y el propósito de colonizar el estado con libertarios fanáticos, sin importar su eficiencia ni su profesionalismo. Ésta tercera etapa de la purga se identifica, salvando las diferencias de época y de instrumentos, con la purga ideológica realizada por Iosif Stalin en la Rusia del siglo pasado. La “Gran Purga” llevada a cabo en la entonces Unión Soviética a finales de la década de 1930, fueron campañas de represión política que involucraron no sólo a opositores sino también a los propios comunistas sospechados. Muchos fueron a parar a los famosos campos de concentración del Gulag. Designar a los “amigos” Ésta “limpieza” comenzará por el Ministerio de Relaciones Exteriores, cuyo personal, además de los designados por el kirchnerismo, está compuesto por un porcentaje mayoritario de funcionarios profesionales de carrera. El rastrillaje ideológico fue expresado públicamente por una comunicación de la oficina del Presidente, que prometió “una auditoría del personal de carrera, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Mayor caza de brujas no se consigue. Según los cómputos de la calculadora libertaria, de los seis mil profesionales de la diplomacia que trabajan en la Cancillería, por lo menos la mitad son “troskos”, es decir no libertarios. Milei tiene, como Stalin, sus “comisarios políticos” que son los fanáticos “influencers” que manejan las políticas de Estado de su administración. Con la velocidad del rayo, un tuit de los nuevos estrategas del siglo XXI, provoca un retuit del presidente y una decisión política instantánea. El cerebro (¿no será mucho así calificarlo?) del laxante oficialista, es un “influencer” muy seguido y retuiteado por el presidente, el Gordo Dan, que sostuvo que “tiene que haber selección ideológica para que no te hagan microgolpismo. No hay que temerle a las críticas. Primero hay que poner a los propios”. La colonización libertaria así concebida, no contempla la idoneidad exigida por la Constitución para los cargos públicos, pero tampoco examina el obstáculo insalvable para llevarla a cabo: la pobreza intelectual franciscana que exhiben los cuadros oficialistas en todo el universo de la gestión del Estado. Uno más “burro” que el otro, excepciones aparte. El disparador del rastrillaje ideológico y posterior purga en el ámbito de la diplomacia argentina, es el voto positivo por el levantamiento del embargo a Cuba, que tuvo en la Asamblea de la ONU sólo dos votos en contra, el de Estados Unidos e Israel, y que viene siendo la política permanente del estado argentino en todos los gobiernos. Pensar es un pecado Diana Mondino, que es una reconocida y respetada catedrática de la Ucema, fue el pato de la boda. Eyectada de su cargo, y reemplazada por el empresario kirchneromileísta Werthein, fue recibida en la universidad con honores. El propio rector de la alta casa de estudios agradeció a @JavierMilei por haberle devuelto a una académica de prestigio. Es que esto pasa por la lógica de la mediocridad. El que tiene pensamiento propio es un peligro para la política del triángulo del poder. La exministra lo tenía, por ello sus días estaban contados en su puesto. Mejor es tenerlo a un Werthein, que es un hombre de lealtades sucesivas, primero Cristina, ahora Milei, y que sólo sabe hacer la venia. “Los influencers son los comisarios políticos de la administración libertaria” Este gobierno no tiene menos méritos que el kirchnerismo en materia de pensamiento único, pero sus planes son más extremos. Colonizar el aparato del Estado con gente que obedezca al poder. Aunque no sea muy liberal que digamos, es el propósito final de un populismo autoritario de ultraderecha que no teme el mañana, con tal de imponerse en el hoy. De aquí en adelante, señoras y señores, la Argentina no tendrá políticas de Estado sino políticas de partido, la diplomacia nacional no será ya una cuestión de coherencia sino de alineamiento partidario. Ahora, con Trump en la presidencia de los Estados Unidos, bueno sería confiarle el manejo de nuestras relaciones exteriores a su administración. Sería una utilitaria manera de contribuir a paliar el déficit fiscal, eliminando a la diplomacia argentina. (Nota: shhh, silencio, no le demos ideas al presidente). Rastrillaje ideológico, macartismo a full, purga estalinista, pensamiento único, colonización política del estado, todos factores que se profundizan a medida de algunos éxitos en la macro. Con éstos liberales, ¿para qué queremos comunistas?
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