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» Diario Cordoba
Fecha: 07/11/2024 10:26
Apenas son las 9.00 horas y la cola ya rodea la calle. Decenas de personas se agolpan junto a la iglesia de Nuestra Señora del Socorro de Benetússer (Valencia), que se ha convertido de manera improvisada en el principal punto de recogida de alimentos de la localidad. A este lugar llegan toneladas de alimentos donados desde todas partes de España, 160 desde Córdoba. Aunque el sol ya ha salido, hace frío. La gente espera en silencio, sin inmutarse, y solo se mueve para avanzar en la fila. Se oye un estruendo y nadie gira la cara: otro coche ha sido depositado por la grúa en el descampado de enfrente. «Puede parecer todo un poco precario, pero está bastante bien organizado», explica Pablo Botero, coordinador del puesto de comida. Botero se adentra en las estancias tras el altar y muestra cómo las reliquias han dado paso a las legumbres, garrafas de agua y otros productos. Tras la puerta, en la planta principal de la iglesia, decenas de personas guardan los alimentos en sus bolsas y se marchan. Prosigue el silencio. Que no falte de nada, incluso en los peores momentos / A.J. GONZÁLEZ El puesto se levantó el pasado jueves en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad. Para Botero, «la mentalidad de la gente ha cambiado, ahora no solo piden comida para pasar el día, también hacen acopio; no sé si eso es bueno o malo», dice mientras se encoge de hombros. Los voluntarios trabajan en improvisados puestos o recorriendo las aún enfangadas calles buscando a quien necesite ayuda Y es que los voluntarios también juegan un papel clave. Emilio Llorens y Pablo Luna son dos de ellos. Estos chicos de 26 años de Carlet, al sur de la zona devastada, aseguran llevar viniendo al pueblo «desde el primer día; alternamos limpiar casas con repartir comida, aquí, según lo cansados que estemos y las necesidades». Distribución de alimentos en la iglesia de Nuestra Señora del Socorro de Benetússer (Valencia). / A. J. González Unas calles más al este, Álvaro Checa prepara garbanzos en una olla de grandes dimensiones. Checa no pierde la sonrisa y, mientras vacía el bote, comenta que «la gente quiere comida caliente, así que desde el martes estoy aquí con un amigo; fideuá, lentejas, garbanzos... ¡hasta una paella, esto es la terreta!». Comida caliente Los puestos de reparto se distribuyen por decenas de puntos de los municipios afectados. Los voluntarios de Cruz Roja también son una parte importante para que este mecanismo funcione. Ellos acercan los alimentos a quienes no pueden desplazarse, especialmente a personas mayores. «Es muy difícil moverse en esta situación, así que vamos calle por calle buscando a quien pueda necesitar ayuda», sostiene Nacho Ponce mientras examina a gran velocidad los balcones buscando a vecinos. Al detectar a una mujer asomada, este voluntario de Cruz Roja en Toledo pregunta a viva voz: «¿Necesita algo?». Una vez lo anota, Ponce acude rápidamente al maletero de su furgoneta, donde llena la bolsa de alimentos que, segundos después, entrega en mano. «Desde el viernes estamos así; no podemos parar», cuenta. "La mentalidad de la gente ha cambiado, cada vez se busca más hacer acopio" Otra función fundamental es el traslado de las donaciones de Valencia capital a las zonas afectadas. Hasta cinco miembros de Cruz Roja Córdoba, especializados en logística, se encargan de ello. David Palomino es uno de ellos y cuenta que «puede parecer algo monótono, pero es donde más podemos aportar». Además de los voluntarios que limpian garajes y ayudan con la retirada del fango, hay otros que recorren las vías ofreciendo alimento y material. «Funciona bastante bien, a los cinco minutos encuentras a alguien. Ayer necesitábamos una pala y nos la trajeron de inmediato», cuenta Álvaro Muñoz. Este cordobés estudia en Castellón, aunque desde el pasado viernes ha dejado su formación a un lado para retirar el fango de las calles junto a sus amigas Laia y Alba. «Han pasado varios días y el barro cada vez está más enraizado y cuesta de retirar», advierte mientras come de un táper que ha recibido hace unos minutos de un chico. No cabe duda que la ayuda llega tanto a vecinos como quienes luchan por acabar con este drama. Suscríbete para seguir leyendo
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