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» El Sur Diario
Fecha: 05/11/2024 12:01
El viernes 1 de noviembre, en horas de la noche, falleció el sacerdote Carlos José Sala, quien fue atacado de manera violenta el sábado 5 de octubre en un confuso incidente que aún sigue sin resolverse y se encontraba internado en el Hospital Samco de nuestra ciudad, donde nunca despertó del coma inducido. La falta de testigos directos y la confusión en los detalles aportados por la víctima dificultan el avance de la investigación. Según informó SUR Multimedios, el hecho ocurrió el sábado 5 de octubre alrededor de las 20.30 en un área rural de la Ruta Provincial 90, en cercanías a uno de los accesos a Santa Teresa. El sacerdote, de 61 años, había detenido su vehículo, un Chevrolet Onix azul, cuando fue sorprendido por dos hombres encapuchados que, según su declaración inicial, intentaron robarle y luego le dispararon. Sala resultó herido por dos disparos de escopeta en el abdomen. Herido, el sacerdote condujo hasta una estación de servicio Shell sobre la Ruta 18, donde pidió ayuda. Los empleados llamaron a la policía, y Sala fue trasladado de urgencia al Hospital Samco, donde fue sometido a cirugía. Las primeras evaluaciones médicas informaron que presentaba múltiples perforaciones en el intestino delgado, requirió asistencia respiratoria y permanecía en estado crítico. Sin embargo, su condición se agravó aún más en los días posteriores, y fue necesario realizar una segunda intervención debido a complicaciones postoperatorias. Sospechas y contradicciones El relato de Sala a quienes lo ayudaron en la estación de servicios dejó más preguntas que respuestas. En un primer momento, el sacerdote indicó que, al detener su vehículo para orinar, fue abordado por dos encapuchados que lo tiraron al suelo e intentaron robarle. Sin embargo, declaró no recordar el momento exacto en el que recibió los disparos. Lo que sí afirmó es que llevaba consigo 80 mil pesos en donaciones, aunque la policía halló en el vehículo cerca de 299 mil pesos, distribuidos en dos billeteras. Esta diferencia en la cantidad de dinero, así como la presencia de dos celulares en el auto, generaron más dudas entre los investigadores. Otro detalle que levantó sospechas es que Sala pidió a los empleados de la estación de servicio que no llamaran a la policía, una solicitud que los investigadores consideran inusual dado el contexto del ataque. Evidencias y objetos personales La investigación se ha enfocado en esclarecer el origen de los objetos encontrados en el vehículo, entre ellos dos celulares, dos billeteras, un maletín gris, zapatillas negras, documentos y hasta dos pastillas de sildenafilo, más conocido como Viagra. La fiscal del caso, Analía Saravalli, ordenó el peritaje de los teléfonos móviles y por el momento se desconocen los resultados. La cantidad de dinero en el auto y la presencia de dos teléfonos llevaron a los investigadores a considerar la posibilidad de que Sala no estuviera solo en el momento del ataque, aunque no se encontraron pruebas claras de la identidad de una segunda persona en la escena. Un caso envuelto en incertidumbre A pesar de los esfuerzos de la policía y la Fiscalía, el caso sigue rodeado de incógnitas. La falta de testigos y las declaraciones contradictorias de la víctima, posiblemente afectadas por el estado de shock, han impedido una reconstrucción clara de los hechos. Con el fallecimiento de Sala, la única fuente de información directa sobre el ataque ha desaparecido, dificultando aún más la resolución de un caso que comenzó como un intento de robo y que ahora parece rodeado de circunstancias misteriosas. Según pudo establecer SUR, el sacerdote era cuestionado en la localidad paceña y hubo pedidos para que lo trasladaran.
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