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» El litoral Corrientes
Fecha: 04/11/2024 04:35
Por Carlos Lezcano y Fernanda Toccalino Jimena Bishels Nan Tsai es docente de expresión corporal, artista visual, autodidacta en dirección de arte, escenografía e instalaciones artísticas y es fotógrafa. Expuso en la Galería El Vivero, dentro del espacio Mariño del 19 de Septiembre al 19 de octubre de 2024. La entrevistamos en “Todos los Vientos”, el programa de radio UNNE. “¿Hacia dónde te mueve la tristeza?” Fue tu primera exposición. Hubo un interesante trabajo curatorial, mucho cuidado en el concepto y el montaje logrado con el acompañamiento de Alejandro Vallejos y Julián Barreto coordinadores del espacio, siempre muy respetuosos de los procesos y de las obras. Fue una exposición de piezas cerámicas y de fotografías, trabajaste de una manera experimental pero con mucha investigación, el mundo de los hongos. ¿Por qué llevó ese título? Porque durante la pandemia fue como un momento de parar totalmente pero también de mucha incertidumbre y de muchos cambios para mi vida, en la forma de relacionarnos, en la forma de pensar el tiempo y el trabajo. En un primer momento fue parar y estar tranquila, pero después era la ansiedad que te producía no saber qué hacer. Yo era y soy una trabajadora independiente y me producía mucha ansiedad y mucha tristeza no saber cómo hacer para seguir, como todos. Entonces, la naturaleza me ayudaba a bajar la ansiedad. Salir a caminar, pensar en detenerme un ratito, en que la mente descanse un poco y caminé un montón por Colonia Benítez. Trataba de tener espacios de ocio sobre todo para poder cuidar la salud mental y también en eso me encontré mucho más en el taller de cerámica. Pude canalizar a través de la cerámica y empecé a fotografiar hongos y a leer un poco más sobre hongos, a tratar de reproducirlos a través de las piezas de cerámica a tratar de reproducir las texturas. La verdad es que era un momento muy triste y me da mucha vergüenza también hablar de la tristeza porque es una forma de exponerse un montón. Vos decís: “Los hongos nacen en silencio, como la tristeza”, me parece impresionante eso. Contarnos más. Si, observar que los hongos nacen de la humedad y cuando está todo roto, porque también pasa eso que en Colonia Benítez están quemando un montón y desmontando. Yo iba caminando hace un mes por ahí y era todo negro, negro, negro, negro, atravesé varias veces el mismo camino y veía como cosas naranjas, como puntitos naranjas mínimos y me acerqué a mirar y eran hongos mínimos que estaban naciendo más allá de la quemazón que hay y fue como aprender nuevamente y decir bueno más allá de la oscuridad por la que uno pasa y de los momentos en los que uno está muy muy mal quizás o muy triste o muy ansioso o sin saber para dónde ir como que todo eso también revuelve cosas y hace que uno saque cosas buenas también de esa situación y de pensarse como uno es y de replantearse como somos en este mundo también que está todo tan dado vuelta y quizás tan roto en un punto y los hongos la verdad que son muy efímeros entonces en un momento están relucientes están divinos al otro día ya están como más negros al otro día están totalmente destruidos, después desaparecen, pero es hermoso saber que la red micelar está viva y en contacto con la vida. Bueno de eso hablás también, de lo cíclico, de la vida y la muerte; de cómo renace algo. Sí y creo que hay que hacer mucha terapia, de ser posible, con lo que nos pasa a nosotros también que por ahí uno piensa que no va a salir más de una situación y que está muy mal y que no sabes qué hacer y sin darte cuenta te vas conectando con cosas quizás que te gustan o que te producen un poco de calma y uno renace también en un punto o por lo menos es lo que me pasó a mí y por ahí hablando con otras personas el día de la muestra como que también hacían mucho hincapié en esto de la tristeza y me decían qué bueno que hables de la tristeza porque yo también estoy triste a veces y no sé qué hacer y sí le digo yo también y contar cuando uno está triste cuesta un montón porque uno quiere como guardarse para adentro quizá, y me parece que conectarse con cosas que a uno le gustan y en las que uno cree te ayuda a canalizar todo. Con la tristeza como móvil llegaste a una residencia colaborativa de Cerámica, “Rocas Raras”, en Córdoba. ¿Cómo influyó esta experiencia en vos y en tu producción? Sí, la verdad es que la residencia fue un momento hermoso para mí. Ya me venía interesando mucho en las texturas de la naturaleza, me llamaba mucho la atención, desde que vivo en Colonia Benítez, básicamente, que me empecé a maravillar por esa naturaleza y por ese paisaje. Y a la vez comenzaron a aparecer los hongos, empecé a verlos, fue como algo mágico. La conocí a Vero, que es quien dicta esta residencia, Vero Córdoba, es una persona preciosa, con muchos saberes y con muchas ganas de compartir toda su investigación. La conocí en un taller en el Cecual, y desde ahí empecé a seguirla, a seguir todo su camino y todo lo que se refería a las residencias que ella organiza. Tenía muchas ganas de hacerlo, de compartir y de conocer Córdoba también, Traslasierra. Entonces me presenté a una convocatoria del Fondo Nacional de las Artes y quedé seleccionada. Con la beca pude cubrir esa residencia: pasajes, estadía, todo. La verdad es que agradezco infinitamente a ese fondo. Me dieron la opción de elegir la temática que quería abordar en la residencia, y me llamó mucho la atención la propuesta que se llamaba “Las Pieles”, que justamente tenía que ver con las texturas, y fui por ese lugar. Hicimos un recorrido por toda la naturaleza de Traslasierra, justamente observando las texturas de las plantas, de la arcilla que hay ahí, del río, también los hongos, de las piedras, porque es un lugar montañoso, entonces también la textura de la montaña está presente todo el tiempo. También todo lo que tiene que ver con el alimento, porque ellos trabajan con el alimento que te da la naturaleza de su espacio, todo riquísimo. La residencia era colaborativa, porque trabajabas con otras personas. Se hacía una investigación primero en miniatura y después en formato un poco más grande y con otra persona terminábamos juntas la vasija. Había gente de Córdoba y de Buenos Aires, había tres personas más conmigo, que eran ceramistas Puedo entender cómo te sedujeron los hongos: son alimento y medicina, pero también son magia y pueden ser veneno. Totalmente, son un mundo fantástico. Cómo fue el cambio de una cerámica más utilitaria o funcional a una pieza más artística o en otro contexto. ¿Cómo es ese pasaje de la arcilla blanca, industrial, comprada, a ese recolectar o servirse de las tierras que están en nuestro territorio? Sí, todo eso es también con mucho respeto hacia el lugar que habito, básicamente. Tanto Colonia Benítez como Resistencia. Al inicio de mi trabajo con la arcilla usaba solo arcilla blanca, y hoy hago más una mezcla entre arcilla blanca y arcilla local, pero sí también es cierto que las personas con las que vengo investigando trabajan mucho la arcilla local, me nutro de esas personas y voy entendiendo un poco cómo hacer esa extracción sin que sea muy agresiva. Y también Vero en su Residencia nos hizo mucho hincapié en la cerámica situada y en saber de dónde sale la arcilla con la que trabajamos: cuánto se ocupa, cuánto no, para qué la ocupamos, pensar en la pieza cerámica también al momento de construirla y de tener un respeto hacia ese material justamente porque es un material que extraemos todo el tiempo de nuestro entorno. Entonces también respetar la pieza y decir: bueno, esta pieza, ¿tiene sentido que la horneemos? ¿Está bien construida? Pensar en eso y si no, desarmarla y volver a reciclar ese material para justamente no hacerlo por hacer nomás. La cerámica tiene eso, como un poco de paciencia y de decir, bueno, es una experiencia, construyo la pieza y si hay algo que está mal, está bueno poder romperlo y volver a hacerlo hasta que uno se sienta cómodo con esa construcción. Porque si no, por ahí uno construye, construye y construye, sin pensar. Y tenés así un montón de piezas sin pensarlas. Eso también aprendí mucho con Vero y con las personas que me rodean que son ceramistas muy, muy grosos de la región que trabajan mucho los utilitarios y que su arte va por ese lado, porque la cerámica viene de ahí, ¿no? Ya que los pueblos originarios construían sus piezas para utilizar en su vida diaria, para cocinar, para trasladar agua, para trasladar alimento. Entonces, como también ese respeto por la pieza, ¿no? Y por esta sabiduría que tienen ellos y que nosotros la vamos tomando hoy. Juliana Frías, una estudiosa de la cerámica guaraní, de la cerámica en general, estuvo hace poco por Corrientes y contó que hay piezas arqueológicas que tienen en su composición varias generaciones de barro, que piezas que se rompen vuelven a ser parte de otra pieza nueva, y que esto genera una estructura fortalecida. Es hermoso y poético, que una pieza de una generación que nos antecedió pueda formar parte y recuperar la vitalidad en otra pieza. Sí, y esto colabora a contar la historia de la pieza. Hablando un poco de naturaleza y de ancestros, vi en tu muestra algunas similitudes con piezas de avispas alfareras. Hay unas vasijitas muy hermosas, redonditas y con pequeñas aberturas. La verdad es que en Colonia Benítez abundan las casas de las avispas, hay por todos lados. Si dejás un sillón un tiempo afuera luego seguro te encontrás con una construcción de barro hecha por ellas y no lo podés creer. Incluso en las paredes de mi casa tengo construcciones de avispas alfareras, tanto redondas como rectangulares, que tienen unas texturas que parecen como olas, como que te remite a un montón de otras imágenes y de partes de la naturaleza que por ahí quizás no es algo que uno ve todo el tiempo, a veces pienso en esas texturas. Creo que la naturaleza es un lugar de donde sacamos inspiración todo el tiempo. Por lo que estoy agradecida de vivir en Colonia Benítez. Y ahora presto más atención en Resistencia también porque más allá de que es una ciudad, hay muchísimos hongos, nidos de avispas, que conviven con la ciudad. La cerámica es una técnica que invita a bajar un cambio y a manejar la ansiedad, a ser tolerante y paciente con el uso del tiempo. Tus piezas están bruñidas, detrás del bruñido hay mucho tiempo de trabajo manual, de laboriosidad. Desde que descubrí el bruñido me flasheó, porque yo conocía la cerámica esmaltada y cuando conocí a Noelia Bogado y Pablo Corinaldessi que son amigos y ceramistas de Colonia Benítez, con los que aprendí a construir un horno, a hacer bruñido me quedé fascinada y también el saber que hay otra forma de hacer cerámica, otra técnica con la que podés llegar a una pieza hermosa. El bruñido es una técnica decorativa ancestral, donde se pule la pieza con una cuchara o una piedra, esto permite que la pieza quede impermeable y brillosa. Vos tenés un recorrido de trabajo en escenografía y en la exposición había sonido una gran maqueta en el medio con tierra y musgo, hasta había olor. ¿Pensás en escenas cuando armás la obra? Sí es así, cuando pensé en la muestra, sin querer, inconscientemente ya mi cabeza piensa en una escena no puedo pensar la pieza sola, necesito que esté acompañada de algo que tenga que ver con esa pieza o con lo que me inspiró a mí y la verdad es que los hongos surgen en el musgo surgen de las maderas entonces yo necesitaba que eso esté representado en un punto y se me ocurrió hacer la maqueta y poder trasladar parte de lo que es el musgo de Colonia Benítez, la tierra, la arcilla de allá y reproducir eso en una gran escena o en una mínima escena. Entonces recolecté musgo, tanto de la parte más seca como de la orilla del río. Ahora se está secando un poco de la orilla del río. Durante la exposición la fui regando, por suerte la galería es tremenda: Julián y Ale también la regaban, José Mazzanti y Jorgito también la cuidaron. Juli me propuso pintar la pared con arcilla, entonces preparé un balde y lo pintamos a mano con Juli, con Cori, amigos que me apoyaron y ayudaron. Pintamos la pared a mano, quedó hermosa y formó parte de la escena. En cuanto al sonido me pasó que estuve haciendo una escenografía para unos amigos que también trabajan con sintetizadores y Agustina Smith una amiga que pertenece a Bardo que es su dúo con su compañero Nacho y contándole que yo iba a exponer, ella me dice tengo un montón de sonidos que vengo preparando que tienen que ver con los hongos y con la naturaleza, me dice: si estás dispuesta puedo ponerte el sonido. Y yo agradecí a eso porque la verdad es que quería que haya sonido pero no sabía cómo. Armar una muestra lleva mucho tiempo, ella leyó realmente todo lo que era esa escena y quedó hermoso, los sonidos son fantásticos, de un mundo fantástico que para mí tiene que ver con la naturaleza en sí porque las formas, los colores cómo crecen me parece que es un mundo fantasioso. Para terminar no puedo dejar de preguntarte por tu nombre de dónde viene, podés contarme? Bishels es el apellido de mi papá, es alemán y Nan Tsai es el apellido de mi mamá y es chino así que hay ahí una mezcla de cosas. Esta hermosa exposición estuvo acompañada por un código QR donde se podía acceder a textos y a un catálogo razonado. Las obras estuvieron y están en venta y son súper accesibles. A veces uno se asusta o le da pudor preguntar, y siempre decimos que es fácil hacerlo y a los artistas les gusta que la gente converse con ellos, que les pregunte. Jamás molesta y además me encanta conversar, el día que presentamos la muestra la verdad que yo estaba con el micrófono parada y no me gustó esa situación de yo estar ahí y tener a todas las personas mirándome, así que pasamos a la sala y charlamos adentro entre todos. Otra cosa que iba a decir es que también está el catálogo donde pueden comprar las piezas de cerámica y las fotos, y recordarles que parte de esa venta queda para la galería El Vivero, para poder invertir en ese espacio autogestivo que hacen Ale, Juli, Ine, Chucky y todos los que pertenecen al espacio Mariño y del que yo ahora también me siento parte. Así que estoy re feliz y agradecida por eso y con ustedes también.
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