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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 02/11/2024 07:12
La Escuela Primaria N°55 J. J. Urquiza, la institución con más de 100 años activa, siendo la más antigua de la ciudad, con casi 200 alumnos, atraviesa una situación crítica debido a graves problemas edilicios que impactan directamente en el desarrollo de las clases y en el bienestar de los estudiantes. Julieta Degani, directora de la escuela, brindó a nuestro medio Despertar Entrerriano un testimonio desgarrador sobre las condiciones que enfrenta la comunidad educativa, describiendo las constantes fallas eléctricas, las filtraciones de agua y la falta de respuesta a las reiteradas solicitudes de ayuda. En sus palabras, la escuela ha sido colocada en un “plan de emergencia” que, en lugar de traer soluciones, solo ha prolongado la espera. A medida que las lluvias comenzaron a intensificarse recientemente, las instalaciones de la Escuela N°55 J. J. Urquiza mostraron una vez más sus profundas deficiencias. “Tenemos aulas en las que entra agua como si fuera una canilla abierta; el aula está completamente inutilizable cuando llueve”, relató Degani. Las fallas en la estructura de los techos, aunque han sido objeto de reparaciones parciales en los últimos años, no han sido solucionadas de manera definitiva. Según la directora, una reciente reparación en el techo de una de las aulas no impidió que la lluvia se filtrara, causando apagones y problemas en el suministro eléctrico, esenciales para garantizar un ambiente seguro. Degani recordó que los reclamos para solucionar los problemas de infraestructura no son nuevos, pero que hasta el momento no han recibido la atención adecuada de las autoridades competentes: “Hemos estado en este ‘plan de emergencia’ durante meses, esperando respuestas. Nos dijeron que hay un proyecto en marcha, pero seguimos en las mismas condiciones”, lamentó. La cuadrilla que realiza las reparaciones de manera ocasional es enviada desde la capital provincial, pero hasta ahora solo ha logrado realizar trabajos temporales que, según la directora, no resuelven los problemas de raíz. La espera continúa para poder ofrecer a los alumnos un espacio digno para el aprendizaje. La directora describió un cuadro desolador en el que las aulas no solo son propensas a inundarse, sino que también carecen de ventilación adecuada y son oscuras, especialmente en los días de lluvia. “Acá las aulas son oscuras porque las ventanas dan hacia adentro, y cuando llueve o se corta la luz, los chicos quedan en una penumbra total. No se puede ni grabar la gotera porque es como estar en una noche sin luz”, señaló, destacando el riesgo que implica para los estudiantes tener que permanecer en espacios inseguros y mal iluminados. En una reciente inspección, el director departamental y la supervisora de primaria visitaron la institución para evaluar los daños, pero la respuesta fue la misma: el presupuesto no alcanza para realizar una obra integral. “Nos dijeron que estamos en el plan de emergencia, pero este tipo de emergencia lleva años Desde 2019 la escuela está con problemas y nadie hace nada. Es frustrante que en un año entero no hayamos visto una solución efectiva para los problemas que venimos arrastrando”, expresó Degani. A pesar de las visitas oficiales, la directora teme que la situación no mejore en el corto plazo. El comedor escolar es, para muchos alumnos, el único lugar donde reciben una comida completa y nutritiva. La suspensión de las clases debido a las fallas estructurales también pone en riesgo este servicio fundamental. Degani enfatizó la relevancia de contar con un comedor activo en la escuela, ya que en algunos casos representa la única fuente de alimentación para los estudiantes durante el día: “No es solo una cuestión pedagógica, también brindamos el servicio de comedor. Hay chicos para quienes la comida de la escuela es su única comida completa del día. Sin clases, no hay comedor, y eso afecta profundamente a los estudiantes y a sus familias”, subrayó la directora. Desde hace años, el equipo de la escuela ha intentado resolver algunos de los problemas más básicos, incluso gestionando recursos propios para pequeñas reparaciones, como el reemplazo de puertas y la reparación de instalaciones eléctricas menores. Sin embargo, ante los problemas estructurales más graves, como las filtraciones de agua y los cortes de luz, sus esfuerzos han sido insuficientes. En un año que comenzó con promesas de un “plan de emergencia”, la escuela ha visto cómo se aproxima el final del ciclo lectivo sin ninguna mejora concreta. “Llevamos meses escuchando que estamos en emergencia, pero pareciera que ese concepto tiene otro significado para las autoridades. Si esto es emergencia, no quiero saber cómo sería algo que no se considere urgente”, reflexionó Degani. A lo largo del año, las autoridades de infraestructura escolar han hecho varias visitas a la institución, pero la directora asegura que solo han realizado parches temporales. “Hace meses vinieron de arquitectura a inspeccionar el techo. Se suponía que iban a hacer un arreglo importante, pero ya estamos en noviembre y seguimos en las mismas condiciones”, detalló. En medio de la incertidumbre, los padres de los alumnos han comenzado a mostrar su apoyo de manera más activa. A pesar de que inicialmente pocos padres se acercaron a la institución para expresar sus preocupaciones, la situación extrema que atraviesa la escuela los ha llevado a unirse para exigir mejores condiciones. “Hubo padres que nos dijeron que, si no tenemos una solución pronto, están dispuestos a realizar una sentada hasta que se tomen medidas definitivas”, contó Degani. Julieta Degani concluyó la entrevista con una reflexión sobre la necesidad urgente de priorizar la educación y la infraestructura escolar. “Los tiempos que manejan para solucionar los problemas no son los mismos que necesitamos en la escuela. No se puede planificar un ciclo lectivo si no tenemos las instalaciones en condiciones mínimas. Debería existir una prioridad para los chicos, porque ellos no pueden esperar”, expresó. La Escuela N°55 J. J. Urquiza sigue esperando que las autoridades tomen medidas definitivas para resolver una situación que no solo pone en riesgo la educación de los estudiantes, sino también su integridad física. Fuente: Despertar Entrerriano
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