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  • La trama real detrás de Iosi, el espía arrepentido: la serie que explora los atentados más dolorosos de la historia argentina

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/11/2024 03:13

    Iosi, El Espía Arrepentido - Trailer No es la primera ni será la última producción inspirada en la historia reciente del país, pero hay algo que distingue a Iosi, el espía arrepentido. Con actuaciones destacadas, una cuidada reconstrucción de época y sin más pretensiones que invitar a la reflexión y a mantener viva la memoria, se animó a explorar en formato serie a los dos atentados que cambiaron la historia de la Argentina para siempre. Desde su estreno en 2022, la producción de Amazon Prime cosechó elogios y nominaciones y su segunda temporada competirá en los Premios Emmy Internacional en la categoría mejor serie de drama, en la ceremonia que se celebrará en Nueva York. Dirigida por Daniel Burman, basada en el libro homónimo de Miriam Lewin y Horacio Lutzky y protagonizada por Natalia Oreiro, Gustavo Bassani y un gran elenco, la historia bucea y desnuda algunas cuestiones de la Argentina de los 80 y los 90 cuyas consecuencias se proyectan hasta hoy: la política, la corrupción, las relaciones de poder, el espionaje internacional. Y también escarba en asuntos personales, pero igualmente universales, como el amor, la confianza, la traición y la supervivencia. Como epicentros que todavía duelen, los atentados a la Embajada de Israel y a la Asociación Mutual Israelita Argentina, se cobraron 114 muertos y mantienen una perturbadora sensación de impunidad. Los saltos temporales que plantea la serie proyectan esa mirada posible de la Argentina casi en tiempo real. Desde la plena efervescencia democrática, cuando Iosi se infiltra en las juventudes israelíes, hasta su ascenso y reconocimiento dentro de las grandes esferas de la comunidad durante los 90, donde su tarea recopilatoria tiene un correlato fortuito pero decisivo con los dos atentados. Y como luz al final del túnel, el futuro lo sitúa en 2008, cuando el espía arrepentido busca cerrar las heridas y develar las incógnitas de aquel pasado. La relación de Iosi (Gustavo Bassani) con su superiora (Natalia Oreiro) es una de las claves de la trama Un juego de espionaje demasiado real En su casa del barrio porteño de Flores, pero en una geografía todavía pueblerina de juegos en la calle y paseos en bicicleta, José Alberto Pérez jamás pensó el destino que lo esperaba. Hijo de la clase media trabajadora, cursó el secundario en un colegio industrial y terminó acercándose a la policía por la influencia de un amigo del barrio. Lo apasionaban las historias de espionaje, todo un signo de época de la Guerra Fría, conspiraciones y dobles agentes y vio un escenario propicio para vivir su propia película. El guion estaba por escribirse y no iba a tener mucho para aportar. A mediados de los años 80, mientras Argentina intentaba consolidar su nueva democracia, algunos sectores de inteligencia y seguridad aún cargaban fuertes prejuicios y métodos heredados de la dictadura. En ese panorama, el agente José Pérez fue entrenado para infiltrarse en la comunidad judía de Buenos Aires, con una tarea delicada y a largo plazo. Fue instruido para investigar a supuestos grupos vinculados al terrorismo de Medio Oriente, y en 1987 sus superiores le asignaron un nuevo objetivo. Bajo las sospechas de teorías conspirativas como el Plan Andinia —una infundada creencia de que el sionismo planeaba establecer un segundo Estado de Israel en la Patagonia—, el agente debía reportar cualquier indicio de “subversión” o “conspiración” en esta comunidad a su superiora, una mujer que representa las prácticas más oscuras de la institución, encarnada por Natalia Oreiro. Gustavo Bassani es Iosi, el espía arrepentido. Dos vidas en una, y un rol clave en la política argentina de los 80 y 90 Con un cambio de identidad, adoptó el nombre hebreo Iosi y comenzó una vida encubierta que lo llevó a estudiar el idioma, integrarse en grupos y actividades de la colectividad, y construir relaciones que le permitieran ganar la confianza de los líderes. El nivel de infiltración fue tan profundo que llegó a casarse con una profesora de hebreo, sin informar a sus superiores, convencido de que era necesario para seguir avanzando en su misión. También se convirtió en la mano derecha de un hombre fuerte en la comunidad (que interpreta Alejandro Awada), con línea directa a la Casa Rosada, y tuvo que sobreponerse a la desconfianza de otras figuras de la misma importancia. Gajes de un oficio riesgoso del que se volvió un especialista. Así, durante diez años, Iosi se integró en diversas organizaciones sociales, culturales y políticas de la colectividad judía en Buenos Aires. Se especializó en las tradiciones y costumbres, se unió a actividades y tuvo acceso a documentos confidenciales. Su misión de inteligencia no se limitó a la observación y a la mímesis: entregó planos de edificios sin prever las trágicas consecuencias de sus acciones. En paralelo, y en el rol de doble agente, la geopolítica lo llevaba a uno de los temas calientes de los primeros años de menemismo, ya que el Mossad le encomendó el seguimiento del proyecto del misil cóndor, con implicancia en Oriente Medio en tiempos de la guerra del Golfo. En marzo de 1992, una potente explosión destruyó el edificio de la Embajada de Israel en Buenos Aires, dejando 29 muertos y cientos de heridos. Iosi colaboró en la búsqueda de supervivientes, impactado por una coincidencia que lo alertó: la custodia policial estaba ausente en el momento del ataque. Dos años después, otro atentado devastó la sede de la AMIA, cobrándose la vida de 85 personas e hiriendo a más de 300. Horrorizado, no tardó en darse cuenta de que él mismo había entregado a sus superiores los planos del edificio de la calle Pasteur. La verdad detrás del ataque a la AMIA es el tema central de la segunda temporada de Iosi, el espía arrepentido A pesar de las prolongadas investigaciones, el ataque terrorista más letal en Argentina hasta la fecha sigue impune. En 30 años, la Justicia no logró condenar a los responsables directos del atentado, aunque se señala la implicación de Hezbollah y de altos funcionarios de Irán. Esta falta de resultado en las investigaciones se volvió una fuente constante de dolor y frustración para los familiares de las víctimas y la sociedad argentina en su conjunto. Y el thriller político de Burman refuerza esta sensación de impunidad, sin repartir culpas ni víctimas e invitando al espectador a formularse otra vez la pregunta: “¿Qué pasó en los atentados?”. La búsqueda de la redención Esa sensación de traición y desamparo marcó el inicio del arrepentimiento de Iosi y su deseo de alejarse de la misión que, hasta entonces, había cumplido con dedicación al punto de haberse convertido, literalmente, en otra persona. Durante casi diez años realicé fielmente el trabajo que me encomendaron funcionarios argentinos para servir a mi país. Cumplí las tareas que me pidieron, con mi cuerpo y mi alma, con total entrega, sacrificando mi vida familiar y cualquier otro proyecto personal. Hasta que empecé a tener la certeza de que la información que elevaba a mis jefes era la que se necesitaba para dañar a los que había empezado a querer, a defender. Es una realidad perversa, pero no puedo esconderla más. La serie dirigida por Daniel Burman bucea en la política interna y externa de la Argentina de los últimos 40 años Con estas palabras reflejadas en el libro, José Alberto Pérez emprendió su camino de regreso. Consumido por la culpa y la frustración, se propuso dejar la misión y, sobre todo, contar su historia y alertar sobre el uso de la información que había entregado. Meses después, contactó a Horacio Lutzky, director del medio comunitario Nueva Sion, y le confesó detalles de su misión encubierta. Lutzky lo conectó con Miriam Lewin, otra periodista, para que juntos investigaran a fondo los años de Iosi en la comunidad judía. La decisión de Iosi de contar su historia lo colocó en una situación de riesgo. Una vez expuesta su identidad, ingresó al Programa de Protección de Testigos de Argentina, adoptando una nueva identidad y mudándose a una localidad desconocida. Desde allí, siguió el estreno de la miniserie inspirada en su vida, consciente de que sus años de infiltración y su confesión formarían parte de una obra dramática que invita al público a reflexionar sobre los hechos políticos y sociales que derivaron en los atentados más crueles de los últimos tiempos en Argentina. Y seguramente, acaso contra su voluntad, se proyecte en simultáneo la película de sus dos vidas. La de Iosi, el espía tironeado por los poderes y las ambiciones; y la de José, el pibe de Flores que andaba en bicicleta y al que una serie de casualidades lo llevaron a inscribirse en la Policía Federal. Y solo él sabrá hasta donde hay lugar para el arrepentimiento.

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