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  • Córdoba deconstruye a Romero de Torres en cinco tomas

    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/11/2024 13:42

    Si algo tiene la pintura de Julio Romero de Torres es que se la puede identificar fácilmente. Y no solo por la característica firma del pintor, que también. La personalidad pictórica del autor es tan fuerte, su obra tan prolífica y su capacidad para crear símbolos tan increíble que aunque pintó una cantidad ingente de cuadros y carteles, basta con posar los ojos en un Romero de Torres para saber de quién es. El pintor cordobés nacido en 1874, testigo del desastre del 98 y del florecimiento cultural que vino después, logró lo que todos los artistas ansían, diferenciarse del resto, tener ese trazo único y reconocible que solo los grandes alcanzan. Y hacerlo además con tal tino que hasta los contemporáneos sepan verlo y no haya que esperar a después de muerto para ser reconocido. No se trata solo de pintar bien, sino de imprimir en la obra lo que uno lleva dentro, lo que uno es. Julio Romero de Torres, un hombre apuesto, con don de gentes, hospitalario y adinerado, tenía todos los ingredientes para convertirse en un pintor de éxito. Exposición '150 años de un cordobés eterno', en el Centro Botí de la Diputación. / Víctor Castro Tras años de amnesia, en los que Córdoba, no muy dada a reconocer el talento de los suyos, se limitó a asociar su obra al folclore, sin mayor mérito, la ciudad ha pasado en este 2024, en el que se cumple el 150 aniversario del nacimiento del pintor, a sacar pecho por un autor que llevó el arte cordobés a las cotas más altas. Para ello, todas las instituciones parecen haberse puesto de acuerdo para deconstruir a Romero de Torres y aplicar el microscopio a su figura y a su obra, a ver si así es posible recolocarla en el lugar que se merece. De momento, en la ciudad conviven cinco exposiciones complementarias, que además están llegando acompañadas de todo tipo de actividades y de visitas guiadas, con las que cualquier cordobés que se precie y todo aficionado al arte, venga de donde venga, tendrá la oportunidad de repensar al artista y sacar sus propias conclusiones. Cualquier recorrido es válido, el orden de los factores no alterará el producto, se pueden visitar todas de golpe, de una en una e incluso repetir bocado si queda hambre de Julio Romero, pero conviene no perderse ninguna. La muestra 'Romero de Torres, pintor de al modernidad', en el Museo Julio Romero de Torres. / ARA Como hay que empezar por alguna, esta vez lo haremos por la más desconocida, la que se aloja en el Archivo Histórico Provincial, un edificio situado en la calle Pompeyos que, al no estar muy al paso, muchos ni siquiera ubican bien. Empezar por ella no es mala idea. Se trata de una exposición pequeñita, pero muy interesante y concentrada, que ofrece una visión del pintor cordobés a partir del archivo fotográfico que la última descendiente de la familia, María, donó a la ciudad. María del Mar Ibáñez, comisaria de la muestra, ha realizado un exquisito trabajo de selección de entre más de 6.000 imágenes dedicadas, hasta ofrecer un menú degustación sobre las musas de la danza, el teatro y el cine que rodearon al pintor. En esta exposición, no hay cuadros de Julio Romero, pero se reconstruye el contexto en el que se creó la obra del pintor, afincado en Madrid y relacionado con lo más granado de la intelectualidad, el arte y la calle del momento. El Archivo Histórico alberga una exposición pequeñita, pero muy interesante y concentrada «Julio Romero vive entre dos épocas muy potentes desde el punto de vista del arte», explica la comisaria, «la Belle Epoque y los Felices años 20, un momento de prosperidad económica y de revolución estética de la que el autor se nutrirá». El pintor cordobés será testigo del nacimiento de las revistas ilustradas, donde muchos españoles «ven por primera vez la cara de su rey y la moda de las grandes urbes», y asiste también a los primeros pasos del cine, que le fascinará desde el primer momento. Miembro de una familia burguesa y culta, en un periodo de entreguerras (1874-1930), Julio, casado en Córdoba, podrá viajar sin cortapisas, ganar mucho dinero, cultivar amistades masculinas y femeninas y pasar largas temporadas en la capital, donde además será un personaje mediático y habitual en la prensa. Es allí donde florecen los teatros de variedades y donde la mujer, mucho más independiente y moderna, cobra un protagonismo inusitado hasta el momento. 'De lo espiritual a lo profano' se xhibe en Vimcorsa. / Víctor Castro La exposición del Archivo empieza con una proyección de la Filmoteca, que hace un recorrido cronológico sobre la danza y el estereotipo de la spanish dancer, para adentrarse después por el enorme elenco de fotos dedicadas que atesoró la familia Romero de Torres, firmadas por Pastora Imperio, Lolita Astolfi, Julia Burrull, la Argentinita o la Perla Negra. Las vitrinas saltan del flamenco a la danza española y los bailes modernos hasta llegar a la francesa Musidora, la primera mujer vamp, a la que también pintó Julio Romero. Viendo las modelos, queda claro que el autor creó el mito de la mujer cordobesa valiéndose de imágenes de mujeres de mil y una procedencia. Si al acabar el recorrido, se quedan con ganas de seguir buceando entre las musas del pintor, no tienen más que dirigirse al Museo de Bellas Artes, donde se encuentra la segunda parte de la exposición, centrada esta vez en las figuras del flamenco y la copla que dedicaron sus fotografías al pintor y les sirvieron de inspiración. Si en el Archivo Histórico podrán sentir la mirada desde arriba de las fotografías coloreadas y ampliadas de las musas de Julio, en el Bellas Artes, podrán detenerse a escuchar los temas musicales que se oían en su estudio y leer las dedicatorias de grandes escritores y amigos del cordobés como Valle Inclán, los hermanos Machado o Gómez de la Serna. 'Otras musas' se expone en el Museo de Bellas Artes. / ARA Una vez formada una idea sobre el entorno del pintor, estarán en disposición de iniciar los diálogos propuestos con los contemporáneos de Julio Romero. Si quieren empezar por un coetáneo como Ignacio Zuloaga, deberán dirigirse a la Sala Vimcorsa y contemplar las obras recogidas en De lo espiritual a lo profano. Si pueden, háganlo por la mañana a las 11 o por la tarde, a las 19 horas, y enrólense en la visita guiada gratuita que ofrece la sala. Si no, tómense su tiempo para leer las leyendas explicativas, que cuelgan en las estancias. Ahí descubrirán los paralelismos y divergencias de dos autores, a los que separaron 4 años y 800 kilómetros. En Vimorsa, verán como dos pintores inmensos abordan el tema de la mujer, la religión o el toreo Bajo un mismo techo, verán cómo abordan dos pintores inmensos temas como la mujer, la religión, el desnudo, el toreo o la bohemia y podrán apreciar el valor del pintor cordobés, que nada tiene que envidiar a otros de origen más agradecido que el suyo. Conversación con pintores y fotógrafos contemporáneos Si prefieren iniciar la conversación con pintores y fotógrafos contemporáneos, no habrá más que seguir el caminito hacia el museo del pintor, donde queda clara la absoluta vigencia y el carácter visionario y adelantado a su tiempo del cordobés, cuyos cuadros dialogan de tú a tú con las 13 obras de la Colección Telefónica, de autores de diversas procedencias y marcos temporales como Juan Gris, Taylor Wood, Helena Almeida o Marina Abramovic. Al ver los cuadros de Romero de Torres enfrentados a estas obras, seguro que les surge la pregunta de qué hizo que su obra haya sido encasillada y menospreciada durante años. Para que nadie se lo pierda, también se ha pensado en las personas con discapacidad visual. El Centro Botí les permitirá tocar los cuadros más emblemáticos de Romero de Torres con las manos. Empieza noviembre, un mes tan bueno como cualquier otro para cultivar el arte. Elisa Vázquez De-Grey. / ARA La musa que nunca posó Elisa Vázquez De-Grey, experta en la figura de Anita Blanco, ha compartido esta semana con Córdoba la historia de la estrecha relación de amistad entre el pintor y esta mujer, conocida tras el hallazgo de una carta y fotos dedicadas en el Archivo Provincial. Anita Blanco, malagueña convertida en princesa de la India tras casarse con el marajá de Kapurthala, fue amiga de Romero de Torres y su familia más de 20 años aunque nunca dejó que la pintara, impresionada por el cuadro ‘Qué bonita era’ del que sacó en conclusión que Julio pintaba «mujeres muertas». === Suscríbete para seguir leyendo

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