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  • “No te hagas mala sangre”: el estrés y sus efectos poco conocidos en la salud

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 28/10/2024 05:10

    El doctor López Rosetti nos cuenta porque nos hacemos mala sangre. Las emociones negativas y el estrés crónico generan cambios bioquímicos que afectan la salud cardiovascular. El estrés prolongado incrementa sustancias inflamatorias como cortisol, fibrinógeno y proteína C reactiva en la sangre. La psiconeuroinmunoendocrinología demuestra que el cuerpo reacciona esencialmente ante los conflictos emocionales. Lo esencial: el estrés crónico no solo afecta el estado mental sino también el físico, en especial la salud cardiovascular. El aumento de sustancias inflamatorias desencadenan problemas graves de salud, desde insomnio y trastornos digestivos hasta infartos y accidentes cerebrovasculares. El concepto de “mala sangre”, que suele usarse coloquialmente, tiene fundamento científico: las tensiones emocionales sostenidas perjudican la calidad de la sangre y, por ende, la salud general. El equilibrio inmunológico se altera con el estrés constante, afectando la salud general (Imagen Ilustrativa Infobae) Por qué importa: los hallazgos en psiconeuroinmunoendocrinología vinculan el estrés con enfermedades crónicas. La subjetividad y cómo cada persona enfrenta el estrés determina la magnitud del impacto físico. La salud mental y la percepción positiva de la vida pueden prevenir el daño inflamatorio. La expresión “no te hagas mala sangre” podría parecer solo un consejo familiar para evitar preocupaciones. Sin embargo, investigaciones en el campo de la psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) muestran que esta advertencia tiene una base científica sólida. El cuerpo reacciona esencialmente a los conflictos emocionales, ya que las emociones negativas y el estrés crónico producen sustancias inflamatorias que circulan en la sangre. Estos cambios bioquímicos pueden predisponer a enfermedades diversas, desde trastornos leves como insomnio o gastritis hasta condiciones graves como el infarto agudo de miocardio y el accidente cerebrovascular (ACV). Las emociones negativas sostenidas pueden disparar niveles de sustancias inflamatorias como el cortisol (Imagen Ilustrativa Infobae) Esta relación entre mente y cuerpo se ha vuelto cada vez más evidente en un mundo donde el estrés crónico y la tensión emocional son comunes. La ciencia confirma que nuestras respuestas emocionales afectan directamente nuestro sistema inmunológico y cardiovascular, y que la forma en que interpretamos la realidad juega un papel fundamental en cómo impacta el estrés a nuestro organismo. Los efectos bioquímicos del estrés crónico Estudios recientes muestran que el estrés prolongado desencadena un aumento en diversas sustancias en la sangre, tales como el cortisol , el fibrinógeno y la proteína C reactiva . Estos elementos son marcadores de inflamación en el cuerpo, y su exceso está asociado con el desarrollo de enfermedades crónicas. Además, el factor de necrosis tumoral alfa y las interleucinas proinflamatorias son algunas de las proteínas que el cuerpo libera como respuesta al estrés y emociones negativas prolongadas. Aunque son necesarios en situaciones de defensa inmunológica, su presencia constante debido a un estrés sostenido puede dañar los vasos sanguíneos, aumentando así el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y problemas de circulación. Un manejo positivo de la vida mental podría prevenir problemas de salud asociados a la inflamación (Imagen Ilustrativa Infobae) ¿Qué es la psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE)? La psiconeuroinmunoendocrinología es una disciplina que estudia cómo la mente (psico), el sistema nervioso (neuro), el sistema inmunológico (inmuno) y el sistema hormonal (endocrino) están interconectados y se influencian mutuamente. Su principal premisa es que el estado mental afecta al cuerpo en diversos niveles, y viceversa. Según esta disciplina, el estrés y las emociones negativas sostenidas alteran el equilibrio inmunológico, lo cual contribuye a la aparición de inflamación crónica y problemas de salud como los trastornos cardiovasculares, digestivos e incluso algunos tipos de cáncer. Por todo esto, es importante mantener una percepción positiva de la realidad, ya que la subjetividad influye en cómo reaccionamos al estrés. Cada persona interpreta y responde a los estímulos externos de manera única, y esta percepción determina si una situación se convierte en una fuente de estrés. * El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.

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