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  • LETRAS. Guido y Spano, combatiente con la pluma y la espada

    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 28/10/2024 00:52

    Combatió entre verso y verso y fue partidario de las causas federales y la organización nacional. Era hijo del general Tomás Guido que combatió junto a San Martín, Rosas y Urquiza. Carlos Guido y Spano anduvo por Entre Ríos en épocas de la Confederación. Su poesía quedó resumida en la memoria popular con su “Nenia”: “Llora, llora urutaú / en las ramas del yatay, / ya no existe el Paraguay / donde nací como tú. / Llora, llora urutaú.” Era hijo de uno de los protagonistas de los procesos históricos del siglo XIX, el general Tomás Guido que actuó junto con San Martín, Rosas y Urquiza. Cuando falleció, el 25 de julio de 1918, el país era muy otro del que lo tuvo combatiendo entre verso y verso. Las luchas por las reivindicaciones federales, por la organización nacional; por la integración territorial y la capitalización de Buenos Aires, eran parte del pasado. Los versos que rememoraban la penosa guerra contra el Paraguay se habían convertido en una oda para recitar en los salones literarios, vaciados de contenido. Los combates por el voto habían logrado sus primeros triunfos con el yrigoyenismo ganando el poder. Comprometido con la causa federal, fue protagonista político y literario de la segunda mitad del siglo XIX. ¡Abajo los ricos! Hijo de Tomás Guido, guerrero de la Independencia, y de María del Pilar Spano y Ceballos, en 1840, se radicó en Río de Janeiro llamado por su padre, que ocupaba en ese país el cargo de ministro plenipotenciario de la Confederación. Allí aprendió el portugués, y más tarde escribió poemas en ese idioma. Pocos años después, para ayudar a un hermano, partió hacia Francia. Era 1848. Tiempos revolucionarios en la ciudad luz. Intervino en las refriegas callejeras fundacionales de la Tercera república que encumbraron a Napoleón III en la presidencia bajo el lema “¡Abajo los ricos!”. A su regreso en el Brasil también se vio involucrado en la política local. Se afilió a un Club de Letras y tradujo al portugués la novela “Rafael”, de Alphonse Lamartine. Su actividad política opositora le costó el destierro. Después de protestar y de escribir en publicaciones opositoras al gobierno imperial, se retiró nuevamente a Europa. Regreso al hogar Cuando la Confederación Argentina se aprestaba a encauzar su organización definitiva el agitador político y poeta en ciernes retornó a Buenos Aires donde había nacido, luego de la batalla de Caseros. Con motivo de la fallida revolución del coronel Hilario Lagos que se levantó en contra del gobierno separatista de Buenos Aires en 1852, fue nombrado ayudante del general Ángel Pacheco. Cuando general Justo José de Urquiza asumió la Presidencia, hombre de olfato para rodearse de talentos, lo llamó para colaborar con su gobierno constitucional. En 1855 ocupó una banca en el Senado de la Confederación electo por San Juan y en 1857 fue elegido vicepresidente del cuerpo. Ya con el grado de Brigadier General acompañó, en 1859, a Urquiza al Paraguay interviniendo exitosamente en las gestiones pacíficas entre ese país y Estados Unidos. El presidente Santiago Derqui (1860-1862) lo nombró subsecretario del departamento de Relaciones Exteriores. En 1861, tras la batalla de Pavón renunció al cargo y se radicó en Montevideo. Sitio a La Histórica En 1864 con motivo del ataque a la oriental Paysandú por parte del Brasil, con la colaboración del gobierno de Bartolomé Mitre, llegó a Concepción del Uruguay con el propósito de plegarse a los defensores de la ciudad sitiada. A esa altura ya se había encendido la llama de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Pero este hombre que hablaba fluido portugués se posicionó en la otra vereda, junto a los paraguayos que hacía varios siglos habían sido fundadores del criollismo rioplatense. Guido y Spano escribió sobre “la singularidad monstruosa de un tratado de alianza (la suscripta con el Brasil para combatir al Paraguay), según la cual la misma parte perjudicada (Argentina) por la separación incondicional de una de sus más ricas provincias (Paraguay), constituida hoy en Estado soberano, se obliga a combatirle en unión y provecho de la propia nación que apadrinó su independencia (Brasil), fiel a su sistema de fomentar la división de la República.” Vida política y literaria En 1871 tomó parte activa en la Comisión Popular de lucha contra la fiebre amarilla. En 1872, el ministro Nicolás Avellaneda lo nombró secretario del recién fundado Departamento Nacional de Agricultura. Formó en la Guardia Nacional para aplastar la rebelión de Mitre en 1874 contra la candidatura de Avellaneda. Al arribar Julio Argentino Roca al gobierno lo nombró vocal en el Consejo Nacional de Educación, donde se desempeñó desde 1881 hasta 1894 cuando el gobierno le otorgó la jubilación. La historia lo ubica como uno de los protagonistas de la Generación del ’80 junto a Olegario V. Andrade, José Hernández, Lucio V. Mansilla y Eduardo Wilde. Pero su vida política y literaria atravesó varias generaciones desde la conocida como “Los hombres del Paraná”, y la del 900 junto a Manuel Ugarte, Leopoldo Lugones, Alfredo Palacios y muchos otros. (*) Docente de la Diplomatura Superior de Historia de Entre Ríos. Se desempeñó en el Archivo General de la provincia de Entre Ríos. Es autor de los libros “Historia elemental de Entre Ríos” (1991) y de “Apuntes para la formación ciudadana” (1994), entre otros.

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