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» Diario Cordoba
Fecha: 27/10/2024 04:58
No llevaré la contraria a los que señalan a la polarización como el símbolo de nuestros tiempos, que lo es, pero los movimientos internos de los partidos o los corrimientos en las coaliciones desdibujan los bloques y el quién está con quién y por cuánto tiempo. Desde la crisis institucional del 15M nos volvimos un país más pluripartidista y con la llegada de los partidos cantonalistas y regionalistas llegó la hiperfragmentación. En la legislatura pasada 15 partidos tenían representación parlamentaria, aunque 6 lo hicieran reunidos en el Grupo Mixto. En la actual nos hemos quedado en 12, pero en el Mixto si quitamos la excepcionalidad de que Podemos se encuentre ahí, solo quedan BNG y CC. El cambio de circunstancia no ocurre dentro de los grupos parlamentarios sino en la unidad de acción de los partidos, aunque se limite a la acción declarativa. No solo Díaz Ayuso pelea por mantener la bicefalia en el Partido Popular, esperando el momento de llevarse la cabeza entera, sino que su posicionamiento estira de algunos líderes regionales que se aproximan a ella como Carlos Mazón, o guardando silencio los más prudentes, esperando el reparto de fuerzas. García Page y Lambán, no son los únicos que no parecen pertenecer al mismo partido de la presidencia del Gobierno estatal, desde Asturias también se escuchan voces discrepantes y Luis Tudanca, por razones orgánicas, abre grietas en un partido que hasta hace poco y de manera pública tenía unidad de acción, amnistía y cupo catalán al margen. Sumar se ha ido diluyendo en forma y fondo, y la encuesta del CIS parece decisiva en este cambio estratégico de aliarse con el PP para sacar adelante alguna propuesta legislativa con firma de la casa. Del mismo modo que Junts baila a distancia con los populares, aunque todavía no se atreve a bailar el agarrado definitivo. En el fondo, estos dos partidos están llamando la atención del PSOE que se lleva la intención de voto y se trabaja la resignación con los nacionalistas postconvergentes. ERC está en ese proceso de decidir si son asamblearios o mantienen una estructura jerárquica que les ha dado junto al pragmatismo estas cuotas de representación tan altas, pero todo está por decidir en su congreso, incluso la división. La modernidad es movimiento, también en política, y para mantener el electorado hay que parecer nuevos, dinámicos, buscar aliados, mudar de piel, el que se para muere. Hemos visto tantos caídos desde el año 2015, tantos liderazgos rutilantes y estrellados, tanta nueva organización que dura apenas dos legislaturas, que el susto del sálvese quién pueda se ha instalado no solo en la economía globalizada sino en la política casera. *Politóloga Suscríbete para seguir leyendo
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