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  • Del “curro para unos pocos” a la institucionalización de la ayuda alimentaria: Fue aprobado el Programa Igualar

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 26/10/2024 17:52

    Por Luciano Peralta “Se terminó el curro de algunos pocos”, había expresado, nada menos que en su primer discurso de apertura del período legislativo del Concejo Deliberante, el intendente Mauricio Davico. Con lo de “curro” (actividad irregular o delictiva) se refería al manejo de la Tarjeta Nutrir, implementada en el 2021 por la gestión de Esteban Martín Piaggio para remplazar al reparto de bolsones de mercadería al que accedían cerca de 2.000 familias de la ciudad. Con lo de “unos pocos”, aunque no dio nombres, es fácil inferir que hablaba de Cristian Pervieux, ganador de la Licitación Pública N°43/2023 y responsable de prestar el servicio, y de algunos responsables municipales. Lo llamativo es que durante más de nueve meses de gestión se resolvió mantener el cuestionado programa. Sin actualizar las partidas y depositando el dinero en cualquier momento del mes -de hecho, la partida de octubre no ha sido depositada-, pero el programa se mantuvo. Esto se debió a que no se tenía resuelto cómo remplazarlo. En todo este tiempo el oficialismo avanzó en las modificaciones que, luego, fueron trabajadas en forma conjunta con los bloques opositores (PJ y LLA), en el marco de la Comisión de Salud, Control y Preservación del Medioambiente del Concejo Deliberante. Trabajo que dio como resultado la Ordenanza Nº 12940/2024 aprobada, este jueves, por las 13 bancas del cuerpo legislativo. En este sentido, desde los tres espacios políticos con representación parlamentaria se valoró positivamente la institucionalización del programa, que hasta ahora era sostenido por un decreto del Ejecutivo. ¿Cómo funcionaba la Tarjeta Nutrir? Hasta la implementación de la Tarjeta Nutrir, en Gualeguaychú se repartían “módulos” (bolsones) de alimentos. Llegaron a repartirse 8.500 por mes, más de 2.000 por semana, que eran preparados a diario en el stock municipal. Por lo que la logística era cada vez más complicada. No sólo por el aspecto operativo, sino también por la creciente inflación que complejizaba demasiado la adquisición de tamaño volumen de mercadería en precio, tiempo y forma. En ese marco, se trabajó en un mecanismo novedoso para un municipio: la tarjeta propia. El acuerdo fue con Cabal y no tuvo costo para la Municipalidad. Aunque funciona de similar manera, la Nutrir no era una tarjeta de débito, se denomina “tarjeta precargada social”, ya que limita no sólo el monto a percibir, sino también los lugares en los que se puede utilizar: diez, actualmente. “Se pasó del programa Alimentar con Cuidados a la tarjeta, y se siguieron repartiendo los alimentos secos que ya se estaban entregando”, explicó a este cronista uno de los funcionarios que fue parte del programa de seguridad alimentaria. Antes, se había realizado una licitación pública para prestar el servicio y los oferentes fueron dos: El Supermercado Malambo (que puso a disposición sus tres sucursales) y el comerciante local Cristian Perviex, quien garantizó los diez puntos de comercialización pretendidos por el Municipio y ganó dicha licitación. Y, tras una prórroga, también se quedó con la segunda, contrato que tiene vigencia hasta el jueves que viene. Se estableció una carga inicial para cada tarjeta y las actualizaciones mensuales se realizaban en base al Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC. Hasta el cambio de gestión, la Tarjeta Nutrir era presentada como un novedoso sistema que dejaba de lado el sesgo asistencialista del reparto de comida para transparentar esa práctica y garantizar, al menos, algunos alimentos fundamentales. El circuito cerrado, los diez puntos de comercialización que cuestionó Davico, se pensó de esa manera para, por un lado, garantizar el consumo de 16 productos secos (aceite, arroz, azúcar, arvejas, fideos, leche líquida, lentejas, mermelada, harina, polenta, té, puré de tomate, yerba, cacao y atún) y no de otros (cigarrillos y alcohol); y, por otro lado, para tener cierto control sobre el impacto de la inflación sobre los mismos. Cambios e institucionalización: El Programa Igualar La baja de la Tarjeta Nutrir era una cuestión de tiempo. De hecho, en junio pasado, la revista La Mala publicó un informe sobre el programa realizado por la Municipalidad. El mismo detalla: “En la totalidad de los comercios relevados se constató la faltante de dos productos, los cuales no serían distribuidos por el oferente desde el comienzo de dicho programa (miel por 500 gramos y jabón en pan por 200 gramos) conforme a los dichos de los comerciantes, configurando por lo tanto un incumplimiento al pliego de condiciones particulares y especificaciones técnicas”. Por otro lado, “el comercio ubicado en la calle Montevideo 832 no comercializa los productos del programa, de los restantes nuevos comercios sólo tres poseen correspondiente habilitación comercial”, agrega el informe. Asimismo, se cuestiona que no todos los puntos son comercios de la ciudad, como establece la concesión: “El de (La) Rioja y Massaferro funciona en un centro comunitario; el de calle 2 de Abril y Cafferatta, de la Cooperativa El Galicho, (está) ubicado en una plaza sobre un container; y el de calle Gervasio Méndez 2234 no posee habilitación y su titular sería el oferente. Lo indicado en cada uno de los puntos configurarían irregularidades y o incumplimientos por parte del Oferente (señor Pervieux Cristian Héctor) al mencionado pliego de condiciones particulares y especificaciones técnicas”. Es claro que, más allá de las falencias o dificultades del programa, hasta el año pasado funcionaba sin sobresaltos por la voluntad política del espacio gobernante de que así sea. Desde el 11 de diciembre la voluntad es otra. De hecho, se lo hicieron saber al concesionario responsable: en principio, la idea era no continuarlo. Pero -en palabras de un funcionario de la primera línea municipal-, “no pudimos porque no tenemos como remplazarlo en lo inmediato y nos iba a estallar la demanda en la cara”. Una decisión marcada por el sentido común. Este jueves, finalmente, más de nueve meses después de la denuncia del “curro”, fue aprobado el nuevo programa e institucionalizado a través de una ordenanza. Lo que da cuenta, más allá de las diferencias propias de la política, del trabajo conjunto entre oficialismo y oposición al momento de generar mecanismos de asistencia mejores a los existentes. Montos y más comercios Actualmente, los montos depositados en cada tarjeta van desde los $25.000 a los $60.000, ya que son diferentes tipos de destinatarios los contemplados: hay tarjetas personales, familiares o comunitarias (comedores, ONG y organizaciones de la sociedad civil que asistan con la comida, etcétera). La inversión que realiza el Estado municipal en el programa ronda los 40 millones de pesos mensuales y, hasta ahora, son 42 los puntos de venta contemplados en el nuevo sistema. “Estamos trabajando en que haya más puntos de venta en la zona sur y en la zona oeste de la ciudad, en el resto hay muy buena cantidad de proveedores”, informó, en diálogo con EL ARGENTINO, el director de Desarrollo Social, Marcos Henchoz. Al tiempo que explicó que “no se llamó a concurso porque no es un único proveedor como en el modelo anterior, los 42 puntos de venta son comercios habilitados por el Estado municipal”. “El propietario de cada tarjeta va a poder adquirir distintos productos, húmedos o secos, carnes y pescado, frutas y verduras, podrá buscar precios, promociones o productos de celiaquía, más allá de que, dentro de los 42, hay un comercio específico con productos de celiaquía”, explicó. Y, consultado por las restricciones a la hora de la compra, indicó: “Las restricciones están dadas en cuanto a las bebidas alcohólicas. Debe haber un compromiso personal de quien tiene la tarjeta de hacer un buen uso de la misma. Dentro de poco vamos a estar anunciando a los beneficiarios un sistema de control, periódicamente entregar tickets, que permita ir observando el consumo. Queda claro que son fondos públicos, que es necesario hacer un seguimiento y una buena utilización de ese recurso y, como suele ocurrir en este tipo de programas, se aspira al compromiso y a la responsabilidad del beneficiario”. Por último, el funcionario confirmó que se continuará utilizando una tarjeta plástica, perteneciente a la firma Cabal, aunque la ordenanza dejó “la puerta abierta para poder complementar, más adelante, algún modelo de billetera virtual”. Ya que “nosotros observamos que los beneficiarios pierden fácilmente los plásticos, lo que genera problemas operativos, ellos no pueden comprar, hay que volver a pedirla al banco y todo ese tipo de cosas. Además, muchas billeteras tienen un sistema de beneficios extras, que no tienen los plásticos”. Salud y educación La nueva ordenanza mejora considerablemente el sistema vigente, tal es así que, más allá de algún cruce en particular, esto fue reconocido por el bloque del peronismo en la sesión del jueves. Una de las novedades es el control en cuanto a las incompatibilidades para recibir esta ayuda. Además de la residencia de dos años en la ciudad, “la única incompatibilidad es no recibir más de dos salarios mínimo, vital y móvil”, informó para esta nota el secretario de Desarrollo Humano, Juan Ignacio Olano. Esto no es menor, ya que en el caso de la Tarjeta Nutrir los destinatarios no podían percibir otros programas nacionales o provinciales, como la Tarjeta Alimentar, el Potenciar Trabajo o la Tarjeta Sidecreer, por ejemplo. “Por sobre todas las cosas, deben reunir las condiciones de vulnerabilidad socioeconómica, y eso no lo va a marcar la Secretaría ni ningún funcionario, eso lo van a marcar las trabajadoras sociales de los CAPS”, remarcó Olano. Otras de las novedades importantes están consideradas en el Artículo N°5 de la ordenanza aprobada y tiene que ver con la salud y la educación de los menores. “En caso de tener hijos a cargo en edad escolar, presentar certificado de alumno regular cada tres meses”, sostiene el primer punto, mientras que el segundo obliga a “acreditar control médico anual de cada miembro de la familia, realizado en el CAPS de salud de referencia; en caso de embarazo, acreditar dicha condición”. Además, quienes sean destinatarios de esta política deberán asistir y completar las capacitaciones obligatorias dispuestas en el mismo. Al respecto, el secretario municipal puntualizó: “Nosotros vamos a hacer mucho énfasis en que aquellas personas que quieran seguir manteniendo el beneficio presenten cada tres meses el certificado de alumno regular, en el caso de tener menores a cargo. Esto es para asegurarnos que los gurises estén adentro de las escuelas. Vamos a ser muy puntillosos, tanto con el certificado médico como el escolar”.

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