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  • El Canto del Loco no vuelve, David Otero sí: "Pasé de un proyecto gigantesco a tocar en salas, me di la hostia"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 21/10/2024 17:40

    David Otero no ha perdido la esencia que le catapultó en El Canto del Loco. Sigue siendo aquel chico honesto y sencillo que, quizá, hoy con una exposición menor, escribía canciones con el único fin de respirar. Para él, la música es puro oxígeno. De ahí que, así pasen otros 14 años desde su debut en solitario, en sus temas no haya impostura alguna. 'Inteligencia natural', su sexto álbum, es la mayor reflexión posible sobre su relación con la tecnología. El reflejo más potente de lo que somos cuando dejamos de lado lo artificial y abrazamos lo que importa de verdad. “Lo que he hecho con este disco no es sencillo, no va por los cauces habituales”, subraya Otero, que ya no viste el traje de El Pescao. Hace tiempo que va por libre en la industria, lo que le ha permitido hacer y deshacer a su antojo. Sólo se debe al arte, lo que le vuelve auténtico. Tal vez, el rasgo que mejor define a sus composiciones. David Otero ya no viste el traje de El Pescao. / Cedida ¿Por qué compuso este disco dos veces? Tenía 50 canciones y, cuando se las mostré al equipo, me dijeron que estaban bien. No les emocionó, así que decidí hacer borrón y cuenta nueva. En estas canciones reflexiona sobre los sentimientos humanos. ¿Qué cosas le preocupan de nuestra sociedad? La estupidez, la insensibilidad, la insensatez… Aunque parece una tontería, vivimos totalmente aturdidos por lo efímero. Es difícil estar fuera del sistema. Sí. Para mí, todo aquel que no tiene redes sociales es un ídolo. Habrá quien piense que están en otro mundo, pero son los que de verdad saben disfrutar la vida. Hemos llegado a esto por nuestro sistema de creencias y consumo. Es nuestra manera de ser, estar, ver… Lo que, en principio, nació como una idea bonita se ha convertido en un mercado con intereses. Ha perdido su magia. ¿Cómo es su relación? Mala. A veces, tengo que dejarlas durante una temporada. Soy una persona sana: no bebo, no fumo, no me drogo… Hace poco, por ejemplo, tuve un día libre entre dos conciertos y me dediqué a ver Instagram. A la mañana siguiente tenía la sensación de haberme intoxicado. No sabía qué me pasaba, me encontraba mal. Al igual que intentas tener un alimentación sana, ésta también es una parte fundamental de tu dieta espiritual. ¿Con que fin escribió estos temas? Entender mi mundo. Y, para ello, la música es el arte que me hace vibrar más. Esa conexión es la emoción más bonita y pura. Ojalá llegue a la gente y lo entienda. Quería que fuese conceptual, con un discurso, una estética y un sonido en la misma honda. No todos tienen esa opción. Así es. Voy a contracorriente. Basta que me digan lo que he de hacer para que deje de interesarme. Es una rebeldía filosófica frente al mundo. Ojalá haya una rebelión cultural en la que preguntemos al sistema, yo incluido, por qué hay que seguir una corriente. Lleva 14 años con su proyecto en solitario. ¿Cambia la forma de trabajar? Mucho. Hacerlo en grupo es más divertido. Tiene sus partes horribles, obvio. Como cuando hay crisis y todos se enfadan. Pero, luego, te vas de gira y se te pasa. ¿Ha cambiado su percepción del éxito? Siempre he sabido que se trata de una ficción. Me da pena cuando alguien se lo cree tanto, pues le va a tocar bajarse de la burra. Yo me he dado la hostia, ¿eh? Pasé de un proyecto gigantesco a tocar en salas. ¿Tanto notó la caída? Estaba a años luz una cosa de la otra. Cambié el WiZink Center por los Teatros del Canal, por lo que la diferencia es tochísima. No obstante, su debut en solitario tuvo bastante repercusión. Sí, aunque la realidad es otra. Ser educado, puntual y agradable me ha servido para que la gente me guarde cariño, lo que me ha abierto puertas. Ahora bien, al final, somos un granito en la vida de las personas. No somos tan importantes. ¿Cómo gestionaba esas subidas y bajadas? Lo llevo haciendo desde 2006. Tengo unas cuantas terapias encima, algunas más potentes que otras. He tenido que apagar varios incendios, lo que me ha permitido conocerme y saber quién soy. Cuando esto me ha pasado, no me ha quedado otra que llamar a los bomberos. En mi época de adolescente, sólo los locos iban al psicólogo. Hay quien piensa que ir a uno te deja una marca imborrable en el currículum. Con el tiempo, me he topado con personas valiosas que, cuando han resuelto sus problemas, han presumido de ello. Es admirable. Oasis regresa. ¿Y El Canto del Loco? No, no. ¿Jamás se lo han propuesto? A mí, no. Nunca se me ha acercado nadie con esta invitación. Lo bonito es que las canciones siguen ahí. El grupo no volverá, pero permanece. Después de tanto tiempo en esta industria, ¿considera que ha cambiado el modo de cuidar a los artistas? Recuerdo una conversación con un alto directivo en la que dije que estaban creando monstruos que sufrirían en el futuro. No se puede alimentar a seres caprichosos que están totalmente fuera de la normalidad. En la actualidad, soy freelance y llevo a mi socio el proyecto cerrado. Nadie me tiene que dorar la píldora. Es un error rodearse de gente que lo haga. ¿Ha tenido miedo al juicio popular? Me mantengo al margen. Si algún día me hago trendy, lo más probable es que no me entere. Siempre he sido muy comedido, no he dado motivos. Tampoco he expuesto mi vida para que se me critique. Hay cosas que no salen de mi intimidad para protegerme. Igual que no comes gluten si eres celíaco, aquí pasa lo mismo.

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