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  • Una invitación a reflexionar sobre educar para la paz en la diversidad y la IA

    » Elterritorio

    Fecha: 19/10/2024 13:47

    También plasma un concepto aproximado sobre la identidad cultural misionera. El profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación habla con El Territorio sobre su primer escrito sábado 19 de octubre de 2024 | 3:00hs. El libro fue presentado el 13 de agosto en el museo Aníbal Cambas de Posadas. Foto: Guadalupe Dos Santos Alejandro Tomás Neris Acosta, profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación y licenciado en Educación desde hace 23 años es un apasionado en todo lo que hace. Así lo describió en diálogo con El Territorio tras presentar en agosto su primer libro ‘En el camino. Reflexiones de un docente misionero’. Allí invita a los colegas y al público en general a plantearse desde la reflexión diversos desafíos que se enfrentan hoy desde el aula, como la inteligencia artificial (IA), educar para la paz en la diversidad, y sobre la identidad cultural misionera, las desigualdades, entre otros puntos. “El libro tiene dos momentos. Particularmente siempre estoy estudiando cuestiones relacionadas con la Antropología, Filosofía, y me gusta la investigación bibliográfica, las reseñas. Siempre me gustó escribir y desde que tengo memoria lo hice. Pero tenía la necesidad de compartirlo y desde ahí empezó todo el trabajo estos últimos años, donde tuve la colaboración de muchas personas. Además del trabajo personal de convencerme que yo podía publicarlo porque hay un mensaje que quiero transmitir, y esto también conlleva un aprendizaje”, manifestó el docente de Filosofía, quien además anticipó que sigue escribiendo, por lo que deja la puerta abierta para una segunda edición de reflexiones. “Mi vocación es la docencia, estar en las aulas. En esta oportunidad, el libro es de una escritura más libre porque está hecho en tono reflexivo. Con lecturas y escrituras más personales que tienen mi sello”, indicó. En el camino. Reflexiones de un docente misionero tuvo además un reconocimiento beneplácito por la Cámara de Representantes de Misiones el pasado 3 de octubre. ¿Cómo empezó todo y cuál fue el proceso hasta el resultado final: el libro? Desde hace años recopilo artículos. En los últimos dos años me dediqué exclusivamente a ello. Los fui juntando, ya sea de revistas científicas que escribí o que presentaba en congresos. El libro tiene dos momentos, la primera parte son reflexiones filosóficas educativas y también está presente lo ecológico, el cuidado de la tierra, cuestiones ambientales, que es muy importante y en lo particular me interesa mucho. Mientras que, la segunda parte es una serie de reflexiones sobre la identidad cultural misionera. Explorando lecturas no encontraba una definición regional misionera y tan nuestra. Si bien hay muchos trabajos de historia y geografía, faltaba más sobre la identidad. Esto me llevó a estudiar mucho la temática de Misiones, es una aproximación a una filosofía regional misionera. Por qué nuestros orígenes son como son, de dónde vienen. Esto me sirvió y me obligó a leer otras cosas que van más allá de la filosofía, como estudiar la historia, la geografía de la tierra colorada y relacionarme con colegas que son de estas áreas. ¿Cómo logra plasmar en el libro la identidad misionera y a la vez, combinarlo con la cuestión educativa? En un momento tenía toda la información separada. Después me di cuenta que hay una unidad en todo ello, y el aula me permitía también esto. Las primeras investigaciones personales estaban basadas en cuánto vale y qué sentido tiene la diversidad cultural que tenemos en Misiones. Es un fenómeno al que estamos acostumbrados a vivir en Misiones, y sentí la necesidad de pensarlo por ese lado. El aula me permitía explorar la diversidad y la filosofía avanzar en el campo de investigación para hacer el planteo a las preguntas. Le fui encontrando la vuelta y lo interrelacioné. Por ello, pensé el libro en momentos y plantear esto desde la reflexión. Tenía el deseo de compartirlo, y que todos puedan leer y comprender, sin que sea un texto académico muy exigente. La idea es que nuestra identidad misionera pasa por la diversidad, lejos de ser un obstáculo es una posibilidad para nosotros. Al misionero le identifica la diversidad, somos un crisol de culturas, y por allí pasa la diversidad cultural en todos los aspectos. Algo que cita el libro es que Misiones es tan exhuberantemente verde como exultantemente diversa, y esto se visualiza porque tenemos tanta música, arte, y es un lindo desafío armonizar esta diferencia. ¿Qué significa educar para la paz en la diversidad? Es uno de los primeros artículos que escribí para un congreso. Se empezó a hablar mucho en la educación sobre el educar para la paz y educar en la diversidad. Eran como tendencias educativas, y me gustó la idea de presentar como un desafío el educar para la paz en la diversidad. Buscar un mundo pacífico y en armonía es todo un desafío, no es algo ideal pero que tenemos que llevarlo adelante y a la vez se pone más difícil cuando lo hacemos en un mundo diverso. En esta oportunidad, en el libro trabajo varios conceptos como qué significa educar para la paz, qué implica la diversidad. La diversidad no implica solamente aplicar la tolerancia -esta es una virtud débil, sino que se trata de aceptar al otro, y reconocer mi propio ser y autenticidad para reconocer la autenticidad del otro. Es un trabajo que tenemos que hacer como sociedad y los docentes desde el aula. Lo vivimos a diario cuando muchas veces hay casos de violencia, estas son en torno a las diferencias. El bullying del cual se habla cada vez más hoy en día es la no aceptación de las diferencias del otro. Por aquí pasa el educar por la paz. Hay dos actitudes que debemos tener: el diálogo y la hospitalidad. El ser hospitalario es un término que me gustó plasmarlo -y se acopla muy bien en el mundo de la educación y la filosofía- porque significa ser acogedor, es decir, recibir al otro como es y darle un lugar y cuidado. Hay una autora que exploraba sobre una paz negativa y positiva. Hablar de una paz sólo teniendo en cuenta ausencia de guerra es una cosa, pero ella decía que vivir la paz va más allá de una situación de guerra. Porque muchos países no están en situación de guerra, pero las personas liberamos luchas internas y también es una forma de buscar la paz. Hay guerras que se libran sin que haya armas, entre familias, poblaciones, y pasan por la diferencia, las desigualdades, el rechazo. Por lo que educar para la paz en la diversidad va más allá y está relacionada a cómo armonizar las diferencias. El docente destacó el acompañamiento de su familia. Foto: Guadalupe Dos Santos ¿Cómo es el panorama del aula actualmente, y si esta tarea diaria del docente -que requiere de innumerables desafíos- está plasmada en el libro a modo de reflexionar y también invitar a los educadores a seguir adelante más allá de las adversidades? Hay uno de los artículos que habla de la empatía. En el aula, el docente tiene en cuenta siempre que se educa centrando en la persona. En el libro hablo de ecoeducación o educación esencial, y el desafío pasa por esto. Hay que volver a los orígenes, de quiénes somos (yo como docente), quién es el otro (como alumno). Por ahí en la actualidad estamos muy ocupados tratando de incorporar las nuevas tecnologías, la IA y demás -que es sumamente importante porque son nuevas herramientas-. Pero sin dejar de lado aquello que el niño, adolescente, o joven-adulto no encuentra en estos recursos. El educador tiene un lugar de privilegio, la escuela también lo es. Somos generadores de vínculos y esto no pasa con las nuevas tecnologías. El estudiante aprende fuera de la escuela a través de todos los medios, pero la escuela es un lugar de vínculos. Esto nos demostró la pandemia, el alumno avanzó en los conocimientos, si bien de maneras desiguales y en distintos ritmos, pero pudo adquirir contenidos. No obstante, lo que hirió a los docentes y también a los alumnos es tener ese vínculo e interrelacionarse. Esto es la educación esencial y es lo más próximo. La disciplina es una excusa, primero se es docente, después se aplica en el aula las cátedras: Biología, Filosofía, Inglés. ¿Cómo afronta el docente el avance de las tecnologías, sobre todo la IA? El libro habla también de los robots y la inteligencia artificial, no hay que tenerle miedo. Hay que compenetrarse en ello. Estudiar, prepararse y pensar en consignas que lleven al alumno a ocuparla como herramientas. Ahí pasa el desafío y la importancia del rol del docente, conocer las herramientas tecnológicas y modificar las consignas -porque sale información y material muy bueno de la IA-. Pensar y reflexionar qué hago con esta información. El análisis de la información y la reflexión a partir del análisis. Hay un texto que se pregunta si las aulas son reflexivas, allí escribo sobre esta cuestión de cómo son nuestras consignas. No estar enmarcados en las consignas de hace 30 años atrás que nos llevaban a elaborar conceptos que nos llevaban a los libros. Las formas de buscar actualmente son diferentes y hay que enseñarle al estudiante a reflexionar y defender lo que investigó o trabajó. Actualmente el país se encuentra en una crisis económica que dejó a muchos padres de alumnos sin trabajo o familias numerosas que tienen más de un alumno en edad escolar y han reducido alimentos. En cuanto a las desigualdades en el aula y la diversidad de la que habla también el libro, ¿qué reflexión podemos encontrar? El Estado debe seguir invirtiendo en educación. Trabajo en el sector público y privado, y hay escuelas que nada tienen que ver con la escuela de innovación. Aún nos falta mucho por seguir mejorando el sector educativo. Trabajo desde la crisis económica del 2000 y ya desde aquella época en la escuela nos preocupábamos por lo que iban a comer los alumnos porque venían con hambre. La desigualdad se lució en la pandemia. Porque no todos tuvieron y siguen teniendo las mismas posibilidades, y esto sigue pasando. La vocación te lleva a querer mejorar el sistema educativo. Porque cuando los números no te cierran mayormente uno abandona el barco, pero hay otras motivaciones y está relacionado a que todo el esfuerzo que uno hace como docente los alumnos lo valoran y mucho. La desigualdad además de ser un desafío es un dolor también. En el camino de escribir este libro, ¿qué fue lo que más le gustó escribir? ¿Hay algún fragmento que nos invite a reflexionar y que resuma en parte todo el texto? Hice una selección de los artículos que más me gustaron. Todo lo que está allí es porque me gusta. Lo que quería trasmitir está en el libro. Soy muy apasionado por lo que hago y si siento que algo no transmite, directamente lo saco de circulación. Este fue mi criterio porque a todo le encontré la vuelta personal. Hay una partecita muy breve del epílogo que surgió en una clase de Filosofía donde hablábamos del sentido de la vida con los jóvenes-adultos de la escuela, y me gustaría compartir como mensaje. Un alumno me preguntó cuál es el sentido de mi vida y no desaproveché para contestar. Dice: “No creo que exista un sentido de la vida en general, sino de mi vida en particular y depende de la situación que nos encontremos. Hoy con 47 años, elijo ser fiel a mi mismo. A lo que pienso, siento, deseo, quiero. Ser yo mismo, sin ser copia fiel de nadie y no responder a expectativas de los demás. Ese es el sentido de mi vida hoy, en este momento, en este tiempo y en esta clase con ustedes”.

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