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  • Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido

    » Diario Cordoba

    Fecha: 19/10/2024 11:09

    Hay que ser algo temerario para hablar de Juan Valera en estos días. Primero, porque escribir de un escritor siempre es ya un reto. Segundo, porque es «el mejor autor del idioma castellano», que dijo Leopoldo Alas Clarín en su día, sin faltar a la verdad por muy amigo que fuera del egabrense. Tercero, porque ¿qué se puede añadir a cientos de estudios de los más doctos investigadores del mundo a lo largo del último siglo, como los que se exponen en ese Tercer Congreso Internacional de Juan Valera, del 16 al 18 de octubre? O, y es otro ejemplo de miles de ejemplos, ¿se puede contar algo del autor después de que Manuel Azaña, cuya faceta de literato es tan desconocida como sorprendente, y que ganó en 1926 el Premio Nacional de Literatura con su edición crítica Vida de don Juan Valera? Pero quizá el argumento más demoledor lo vuelve a dar Clarín cuando afirmó, pese a su íntima amistad con el escritor cordobés (o precisamente por ello) que «hablar de Valera es exponerse a no acertar». Sin embargo, como la ignorancia es atrevida y, además, afortunadamente muy de vez en cuando da frutos inesperados, y como uno de los fines de Cuadernos del Sur, por el que este suplemento de Diario CÓRDOBA fue distinguido con el Premio Nacional de Fomento de la Lectura, es precisamente invitar a sumergirse en páginas extraordinarias, este número quiere proponerle acercarse más que a su obra en sí, que también, a la figura de Juan Valera desde la perspectiva de su legado vivo, vívido y vivido. Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido Sirva para ello esta serie de reportajes, algunos tocando el género de la crónica de viaje que, en el fondo, quiere ser un tributo más a Valera con una modalidad del periodismo tan abocado a desaparecer en estos tiempos de vorágine digital como, ya hoy en día, nos parece increíble que en su día hubiera existido el género epistolar, del que precisamente Valera fue, de largo, su mejor exponente en español. Uno se imagina al insigne autor egabrense, abatido sobre su escritorio, si alguien le hubiera dicho que algún día los tuits, sus cartas, tendrían un límite de 280 caracteres. Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido ¿O quizá no? ¿Y si damos muchas cosas por supuestas y como dijo Clarín «nos exponemos a no acertar»? ¿Y si los chats de Juan Valera en X, de vivir en estos días, fueran también obras de arte para la posteridad en breves frases y con cientos de miles de likes? Capacidad tenía. Apuesten. Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido Una herencia material e inmaterial En todo caso, en el 200 aniversario del nacimiento de Juan Valera, las pruebas de su vigencia nos llegan, no solo por eventos como lo que acoge el Ateneo de Madrid este año, los que se realizan en Córdoba, los celebrados en Pau (Francia) o Amberes (Bélgica) o, sobre todo, en su Cabra natal, por ejemplo con el ya citado Tercer Congreso Internacional de Juan Valera (del 16 al 18 de octubre) del que, a la espera de sus actas finales, hablaremos más detenidamente a lo largo de este suplemento. Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido Como también hay que hablar en este número especial de Cuadernos del Sur, al menos dando unas pinceladas, sobre el legado Juan Valera material e inmaterial, pero siempre vivo, en su vertiente como literato en todos los géneros (página 8), su peculiar devoción a la mujer en su obra y su agitada vida amorosa (página 10), su faceta como político y diplomático en el convulso siglo XIX y en una no menos tumultuosa Europa (página 12), además de ofrecer dos paseos, uno por Cabra (página 4) y otro por Madrid (páginas 14 y 15) en los que, a la manera de las antiguas crónicas de viaje, buscar en las actuales ciudades las huellas de Valera. Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido Sirva como preámbulo de todo ello las palabras del propio alcalde de Cabra y senador, Fernando Priego Chacón, tajante al hablar del legado vivo de Valera en esa vertiente psicológica, identitaria y popular. «Juan Valera está en nuestro ADN. Es parte de Cabra», sentencia. «Es un legado vivo y se siente como propio». Por supuesto, «habrá quien conozca más a Valera y quien sepa menos de él», aunque “desde el Ayuntamiento consideramos que una de nuestras misiones es proyectar la figura de Juan Valera, primero ante Cabra, empezando por los escolares, y segundo, en el exterior, ante el mundo». Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido Al respecto, y hablando de esa vertiente educativa, Priego Chacón recuerda a la profesora Matilde Galera en el instituto Aguilar y Eslava, una catedrática e investigadora «que inculcó a generaciones la necesidad de conocer la dimensión de Valera», afirma el regidor, en una entrevista realizada junto al busto del escritor en el parque Alcántara Romero. En ese sentido, se expresa también la concejala María Sierra Sabariego Padillo, haciendo un alto en la preparación del Congreso Internacional sobre Juan Valera, en cuyo comité organizador se encuentra. «Fue un adelantado a su tiempo, incluso para hoy en día», resalta sobre el escritor. Juan Valera, un legado vivo, vívido y vivido Pero sobre todo, Valera era «un hombre comprometido con la realidad de su tiempo y con el futuro, también en lo tocante a la realidad de la mujer», como dijo el pasado viernes en el Ateneo de Madrid la catedrática Remedios Sánchez, de la Universidad de Granada, que ofreció junto a la paisana del autor y presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo, la conferencia Juan Valera en el mundo de hoy. El título ya lo dice todo. Y una característica más de este legado vivo de Valera no solo entre los estudiosos de todo el mundo sino también, al menos en Cabra, a nivel popular: la pasión con la que se le muestra al visitante la huella del escritor. Como se ve en la crónica de un paseo por Cabra (página 4), basta nombrar a Juan Valera en lugares emblemáticos de la localidad para que la admiración y la devoción por su figura quede al descubierto. Una anécdota que, sin embargo, cuenta mucho. Tras abordar a un grupo de estudiantes entrando en el Instituto Aguilar y Eslava, se pregunta a uno de ellos cuánto de la figura de Juan Valera siente como propia. El interpelado duda, bien por no entender la pregunta (que tampoco es fácil de asimilar) o por no saber contestar tan a bote pronto. «¡Tú di que sí, hombre! ¡Que era de Cabra! ¡Di que era lo más grande!», dijo un compañero sin darle más tiempo para pensar. Un joven avispado que además de ser «inteligente» demostraba también ser «listo». Que son dos cosas parecidas pero distintas, como bien diferenciaba su paisano Valera. Suscríbete para seguir leyendo

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