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    » Diario Cordoba

    Fecha: 12/10/2024 18:19

    El genocidio en Gaza parece que ha eclipsado en los medios la crisis migratoria que vive la Unión Europea en sus fronteras, pero mientras escribo estas líneas cientos de personas siguen muriendo tratando de cruzarlas. La comprometida directora polaca, tres veces nominada al Óscar, Agnieszka Holland nos muestra en ‘Green Border’ (2023), basada en hechos reales, la pesadilla que viven los refugiados de Oriente Medio y África que, habiéndolo perdido todo, se juegan la vida intentando cruzar los traicioneros y pantanosos bosques que conforman la llamada «frontera verde» entre Bielorrusia y Polonia y se ven atrapados en una crisis geopolítica diseñada cínicamente por el dictador bielorruso Alexander Lukashenko. En un intento de provocar a Europa, atrae a los refugiados a la frontera con propaganda que promete un paso fácil a la UE, cuando, cada vez que logran pasar a Polonia, son expulsados por la guardia fronteriza con medidas que vulneran los derechos humanos. La película nos muestra todas las perspectivas de quienes se ven envueltos en ello: los refugiados que dejan atrás todo cuanto conocen, las de los activistas que olvidan su cómoda realidad para jugarse la vida tratando de ayudar a los refugiados y la de los guardias fronterizos, mostrando la propaganda con las que se les entrena y, al mismo tiempo, su vida cotidiana. Más de 2 horas y 30 minutos en blanco y negro sacuden nuestros estómagos y nuestra conciencia para mostrarnos la otra cara de la UE y el doble rasero de su política migratoria: mientras que en la frontera con Bielorrusia se devuelve con violencia y sin humanidad a toda persona que osa cruzar a Polonia, esta última abre sus fronteras con los brazos abiertos para acoger a los millones de ucranianos, principalmente mujeres y niños, tras el estallido de la Guerra en Ucrania. Mientras que a unos se les expulsa como animales, otros hacen cola y esperan su turno para cruzar pacíficamente y con todo tipo de cuidados. ¿Somos solidarios o elitistas xenófobos y racistas? Ambas caras se entrelazan en la identidad europea que sólo mira por los suyos (y de aquella manera, porque no hay palabras para definir cómo la UE se comportó con Grecia en el supuesto «rescate» ni cómo sigue permitiendo que los compañeros ucranianos pierdan su vida en el conflicto). Hace mucho que cayó en saco roto aquel sueño de hacer de la UE unos «estados unidos de Europa» y el supuesto sentimiento europeísta cuando cada nación mira por sí misma -con el nacionalismo y el crecimiento de los grupos ultraderechistas en pleno auge-. En este contexto, Green Border se torna como un duro pero obligado baño de realidad. Suscríbete para seguir leyendo

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