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  • Fui, vi y escribí: Toda una vida con Paul

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/10/2024 04:35

    Selfie de Paul, que nació el 18 de junio de 1942. Hola, ahí. La banda de sonido de nuestras vidas siempre es extensa y variada porque incluye desde las canciones que cantaba mamá para dormirnos o mientras nos bañaba hasta esos temas a los que volvés una y otra vez, ya para bailar como si el mundo fuera a acabarse en cinco minutos como para llorar sin freno si el nudo en la garganta no se desata con nada. Paul McCartney compuso y canta todas esas canciones. Es el creador de nuestra música de cabecera y nuestro Mozart. Y cuando parece que bueno, que ya está, que cuántas veces vas a conmoverte haciendo los coros de Hey Jude, ahí estás de nuevo a los gritos en River, un anochecer de domingo de octubre, e iluminada con la luz de los celulares de una multitud, diciéndole gracias, gracias, al director de orquesta de tu vida emocional. Na na na nananana, nananana, Hey Jude. El estadio completo hace los coros de "Hey Jude" en el concierto de Paul McCartney del 6 de octubre de 2024 La figurita del fantasma Si hago cuentas, tiene que haber sido en 1969; yo era chica pero por entonces a los 8 años ya te dejaban andar por la calle. A la vuelta de mi casa de San Justo, en el conurbano bonaerense, estaba -aún está, según vi- la vieja galería, con salida a Arieta, la calle principal, y también a Almafuerte, la paralela. Me veo ahí en un local de ese pasaje angosto y algo oscuro comprando figuritas con otras nenas y escuchando con atención a una chica mayor que yo, tal vez la hermana de alguna de mis amigas, no lo tengo claro. Hasta hace un momento me sentía afortunada porque me había tocado la figurita de Paul pero lo que cuenta la chica es espeluznante: Paul está muerto, ya no hay dudas, y si pasás la púa sobre el disco al revés podés escuchar cómo los Beatles dicen en clave “está muerto, está muerto, está muerto”. Los Beatles, en 1969, cerca del final de la banda. Según la nena grande de las malas noticias, Paul había muerto a causa de un accidente con su auto y, como no querían poner tristes a los fans, los productores de la banda lo reemplazaron por un doble que es igualito a él aunque no tiene el mismo color de ojos. La escucho contar más detalles y advierto que estoy transpirando por los nervios y la pena infinita; tengo la mano agarrotada de tanto apretar el paquete con la figurita del fantasma. Empiezo a pensar ahí adentro está la cara de un muerto, de un muerto que canta. ¿Cómo son los ojos de Paul? Opening de Live and Let Die, con la música de Paul McCartney y Wings Paul y Bond, James Bond Cuando escucho Live and Let Die (Vivir y dejar morir, la llamábamos cuando salió) veo a Roger Moore poniéndose el traje de James Bond por primera vez en el cine, después de años de ser Simon Templar, El Santo, nuestro ídolo en blanco y negro. No hay modo de no asociarlos. Cada vez que hablamos de este tema y de esta peli, W. me recuerda que cuando se estrenó el film en 1973, el hall del Gran Rex te recibía con una decoración impactante: habían colgado la lancha de James Bond para que tuvieras ese recuerdo por siempre. Lo lograron. Yo terminaba la primaria y a Paul no le venía yendo bien con sus discos post Beatles por lo cual, en lugar de ocupar espacio en los medios con su música, lo ocupaba como protagonista de los chismes por sus peleas con John Lennon en las que, naturalmente, era el malo del binomio. La posibilidad de componer el tema principal de la película llegó en un gran momento. McCartney contó en su libro Letras que leyó la novela de Ian Fleming una tarde y al día siguiente el tema ya estaba terminado. Hay una historia interesante detrás de la canción y tiene que ver con que en la saga Bond los temas principales siempre eran cantados por una mujer. Durante años Paul y George Martin contaron que, aunque los productores se entusiasmaron después de escuchar la propuesta que había grabado Paul con su banda Wings, tenían pensado dársela a una mujer para que la cantara. Roger Moore, como James Bond, conduce una lancha en una escena de "Live And Let Die", de 1973. (Foto: United Artist/Getty Images) En su autobiografía de 1979, All You Need is Ears, Martin recordó el momento en el que le hizo escuchar la grabación a Harry Saltzman, el hombre que produjo las películas del Agente 007 con Albert “Cubby” Broccoli: “Me sentó y me dijo: ‘Genial. Me gusta lo que hiciste, un disco muy bonito, está muy bien la banda sonora. Ahora dime, ¿a quién crees que deberíamos contratar para que la cante?’. Eso me dejó completamente desconcertado. Después de todo, tenía en la mano la grabación de Paul McCartney que habíamos hecho. Y Paul McCartney era... Paul McCartney. Pero estaba claro que lo estaba tratando solo como un demo. ‘No te entiendo. Tienes a Paul McCartney’, dije. ‘Sí, sí, eso es bueno. Pero ¿a quién vamos a contratar para que la cante en la película?’. ‘Lo siento. Sigo sin entender’, dije, sintiendo que tal vez había algo que no me habían dicho. ‘Tenemos que tener una chica, lo sabías, ¿no?’”. Según investigaron hace un par de años Allan Kozinn y Adrian Sinclair para su libro The McCartney Legacy: Volume 1: 1969 – 73, aunque atractiva, la versión de Martin no se ajustaba a la verdad ya que en el contrato al que ellos pudieron acceder consta que el tema iba a ir en el opening, con los títulos de la película y cantado por Paul. En el contrato dice también que el film incluiría otra versión de la canción, interpretada por la cantante de soul BJ Arnau (1941-1989). Esto se ve en una escena que transcurre en un night club de Nueva Orleans. Los shows de McCartney reunieron a multitudes. Había muchas familias entre los asistentes.(©rsfotos) ¿De dónde salió el cuento de George Martin? No se sabe. Sí se sabe en cambio ahora que aquello de “la canción está muy buena, pensemos quién va a cantarla” fue un mito más alrededor de un beatle. Los autores del libro arriesgan una explicación acerca de por qué McCartney siguió aferrado a esa versión. “Una de las cosas que descubrimos es que, si se trata de una buena historia, Paul la acepta. Además, no tenía ninguna razón para suponer que alguien vería ese contrato alguna vez”, dijo irónicamente Kozinn en una nota de The Guardian. Paul y Linda McCartney, compañera de vida, en la música y la madre de cuatro de sus hijos. Linda murió en 1998. Una música, una letra Escuché en vivo Live and Let Die al menos cuatro veces: tres por el propio McCartney -1993, 2010, 2024, siempre con humo y fuegos artificiales, seguramente como memoria de la estética de la película- y una cuarta en la versión de Axl Rose, durante un concierto alucinante de los Guns N’ Roses, en 1993. No sé de música, la verdad, solo puedo hablar de lo que me pasa con la música y porque sé cómo me siento cada vez que escucho el comienzo de esa canción me pregunto qué hizo que fuera un shock en su momento y por qué aún sigue provocando tanto entusiasmo. Si son sus climas (balada inicial a puro Paul onda Let It Be, orquesta magnificente con partituras para 50 músicos que escribió George Martin luego y, finalmente, una parte estilo reggae aportada por Linda McCartney), si son los efectos o si es el modo en que en su estructura reproduce el espíritu de una época. Yendo a la letra, no creo que el impacto llegue solo por aquello de “When you were young and your heart was an open book” (Cuando eras joven y tu corazón era un libro abierto). Momento. Me desdigo un poco porque tal vez a su manera sí lo sea: finalmente, no sé si existen muchas frases capaces de habitar la melancolía con tanta intensidad. Paul McCartney y John Lennon fueron amigos y rivales con el mismo frenesí. La sombra de John La beatlemanía reúne historias, fomenta archivos y empuja la circulación de datos, millones de datos. Quién compuso qué, quién añadió qué, quién cantó y quién acompañó, de dónde salió el sonido de tal instrumento, cómo era el ánimo del grupo cuando grababan. Hay tanta música, tanta letra, tantos viajes, giras y conciertos que esos diez años juntos y también lo que siguió a la separación del grupo ofrece una cantidad de material que se comprueba inagotable. Hablando sobre esto mismo, en un envío de abril del año pasado te conté la historia del hallazgo de una grabación desconocida que se hizo durante una presentación en una escuela del condado de Buckinghamshire, un internado para varones, en 1963, apenas dos semanas después de la salida de Please, Please Me, el primer disco de los Beatles. Los habían contratado por 100 libras. También ese día te describí la ansiedad que teníamos en 1995, preinternet y pre celulares inteligentes, cuando salió la noticia de que se estaba preparando Anthology, un proyecto conformado por un documental de ocho episodios, tres discos y un libro con imágenes y grabaciones inéditas, que fueron publicándose a lo largo de varios años. Agus, mi hijo mayor, tenía 9 años y nos acompañaba en el fervor. Por entonces, de los fab four solo quedaban tres: a Lennon lo había asesinado un fan en la puerta del edificio Dakota en la calle 72 de Nueva York, donde vivía, en 1980. The Beatles, banda integrada por Paul McCartney (bajo), George Harrison (guitarra), Ringo Starr (batería), y John Lennon (guitarra), posan en la BBC de Londres. (EFE). Mark Chapman había viajado a Nueva York desde Hawaii, donde residía, especialmente para matar a Lennon. Un día antes, el cantante James Taylor se lo había cruzado en una estación de metro. Bueno, eso de “se lo había cruzado” es una forma de decir. “Me puso contra la pared y estaba humedecido por un sudor maníaco; decía cosas raras sobre lo que iba a hacer y sobre cómo John iba a estar interesado, y que iba a ponerse en contacto con Lennon”, contó impactado Taylor luego del crimen que estremeció al mundo. El 8 de diciembre de 1980, en un momento en el que Lennon salió del edificio, Chapman consiguió darle la mano y pedirle su firma en una copia del disco Double Fantasy que había llevado especialmente. Luego se quedó aguardando unas horas el regreso del músico. Eran las 11 de la noche cuando Lennon reapareció y Chapman lo acribilló con cinco disparos. ©rsfotos El hombre que decía escuchar voces no se movió de allí, a la espera de confesar y declararse culpable. Tenía en su bolsillo un ejemplar de The Catcher in The Rye (El cazador entre el centeno o El cazador oculto) en el que él escribió “Esta es mi declaración”, y lo firmó como Holden Caulfield, el nombre del protagonista de la novela de Salinger. El asesino de Lennon está encarcelado en el correccional Wende de Alden y ya le negaron la libertad condicional en catorce oportunidades. Es, seguramente, una de las personas más odiadas por la humanidad, un colectivo que incluye a los jueces que deben evaluar su pedido cada dos años. Amigos y rivales con el mismo frenesí, Lennon murió a los 40 años y el halo trágico de su final consolidó su aura de artista y poeta maldito. A Paul le llevó mucho tiempo quitarse de encima el estigma de haber sido el chico guapo y simpático que podría gustarle a toda suegra, crítico de los excesos y tirano que aceleró el final del grupo, pero lo consiguió. Estampilla de "Flaming Pie" en el Reino Unido. Bebés con música Como seguramente ocurre con todos los padres y las madres, tengo vivos en mí algunos hábitos del tiempo de crianza de mis hijos. En febrero de 1997 nació Bianca y un par de meses después salía Flaming Pie, el último disco de Paul McCartney en el que colaboró Linda Eastman, su mujer, quien murió al año siguiente a causa de un cáncer de mama. Bianca, nuestra colorada hermosa, se quedaba dormida con The Song We Were Singing (que habla de un tiempo en el que vivía con Lennon) y gateó y empezó a caminar con la música de ese disco que es uno de mis favoritos aunque hay pocos de sus temas que Paul incluye en sus conciertos. (¿Tal vez porque le recuerda tiempos duros de la enfermedad de su mujer?). Video de "Beautiful Night", de Paul Mc.Cartney Me gustan mucho Souvenir, Somedays, Young Boy, Little Willow y Calico Skies pero Beautiful Night, en donde lo acompañan Ringo Starr, Jeff Lynne y Linda me parece un temazo, con ese fluir romántico que tiene durante casi toda la canción para concluir a lo McCartney, con un falso final tranqui y fiesta, fiesta, fiesta en el final real. (Ahhhhhhhh… Lo puse ahora para escucharlo mientras te escribo y confirmo la sospecha: esta canción, con esta música y esta letra, va a moverme el piso hasta el fin de mis días. Escuchalo, me lo vas a agradecer). Dos años más tarde, en 1999, mi hijo menor tenía que nacer aproximadamente el 2 de julio pero el parto se adelantó dos semanas, tal vez porque estábamos agobiados por un duelo familiar inesperado. Me gusta pensar que en realidad fue nuestro bebé quien puso empeño para llegar un rato antes y así recordarnos cómo era la felicidad, una felicidad que además se hizo presente en una fecha honorable. Manu nació el 18 de junio, el día de cumpleaños de Sir Paul McCartney. Pasan los años y McCartney sigue cantando en vivo temas como "Helter Skelter". (Gentileza DF) Todo el tiempo por delante Las redes se llenaron de fotos y videos y los medios de todas las plataformas produjeron muchísmas notas para narrar lo que fueron los dos conciertos de Paul en River, a los 82 años y enterísimo, al punto que se las rebusca para seguir gritando en Helter Skelter con una pequeña ayudita de sus amigos, los demás músicos de la banda que lo acompaña. No tiene ningún sentido contarte lo que ya leíste o viste o escuchaste. Pero sí me gustaría contarte que fuimos en grupo con W. y con dos de mis hijos (la misma idea que tuvo por lo menos el 70% de la gente que asistió a los shows) y que aplaudimos, nos emocionamos, le dijimos a Paul de todas las maneras posibles cuánto lo queremos desde siempre y le dimos máquina a todos los coros en los que nos alentó desde el escenario. Durante el concierto no podíamos dejar de pensar que tal vez era la última vez que lo veíamos en vivo pero no hubo modo de sucumbir a la melancolía porque nos ganó de mano cuando se despidió con un “Hasta la próxima”. Como si tuviera todo el tiempo del mundo por delante. A lo mejor la magia de vivir mucho, bien y seguir creando radica en eso. (Foto: Mary McCartney) Y entonces me voy. Las imágenes de este envío son algunas de las miles y miles que le sacaron a Paul McCartney a lo largo de sus 82 años en las que está solo, con los Beatles, con Linda, con Lennon, en el escenario y a las que se suma la estampilla que hicieron en el Reino Unido con la tapa de Flaming Pie... La selfie de la primera foto me conmueve mucho. El video en el que todos hacemos los coros de Hey Jude lo hizo mi hija en River. Te recuerdo mi mail por si te dan ganas de escribirme para contarme o compartir algo: es hpomeraniec@infobae.com. Paul Mc.Cartney y John Lennon. Ver y escuchar a Paul me reconcilió con lo mejor de estar viva en un año difícil desde lo personal pero también lo colectivo. Sé que algunos lectores prefieren que solo hable de arte y cultura pero, como ya dije varias veces, soy de las que piensan que el Estado debe garantizar el bienestar de los ciudadanos. Por eso creo que la salud y la educación pública y la calidad de vida de los viejos deben ser siempre mandamientos para cualquier político y funcionario. Me entristece mucho que tanta gente hoy celebre a quienes no solo no cumplen con eso sino que además lo exhiben con orgullo, agresiones y regocijo. Hasta la próxima. *Para suscribirte a “Fui, vi y escribí” y a otros newsletters de Infobae, ingresá acá. ** Para leer los “Fui, vi y escribí” anteriores, clickeá acá.

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