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  • El príncipe y la corista

    » Diario Cordoba

    Fecha: 09/10/2024 23:24

    Ya no era príncipe, y el término corista no se ajusta del todo a la mujer que chantajeó a la jefatura del Estado, movilizó al CNI y a varios presidentes del Gobierno de España, pero algunos intentan vender esta historia como el remake de la película de Laurence Olivier. Tiene poco de rosa, aunque se ocupen horas televisivas que detallan los encuentros o si los apelativos que se dedicaban eran «cariño» o «mi vida». Es la crónica política y negra de un tiempo en que creímos vivir en la modernidad impulsada por las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla, pero en el que quizá había más de trampantojo que de realidad. Da igual cuál fuera la profesión de ella, la de él nos importa más porque era el jefe del Estado, de hecho eso debería ser lo único reseñable más allá del escándalo personal que nos atrae a todos. Ante lo sórdido de las grabaciones, los chantajes, la cosificación de la relación al peso, en millones de pesetas, exactamente, estaría bien desviar la mirada hacia lo fundamental: ¿Cómo empezó a andar esta democracia y bajo qué condicionamientos que pesaron tanto en la historia reciente? La transparencia que se reivindica tras tantos años de medias informaciones y secretos interesados, más que de Estado, no es la de las fotos en la intimidad de los protagonistas, que si pudieran ahorrarse las siguientes me harían un favor, ya me he hecho una idea precisa. Hay muchos que no quieren hablar del franquismo bajo el argumento de que no aporta nada para el futuro, así que adelantemos un poco más el calendario. Déjennos ver cómo se fraguó la España de los ochenta, cómo entre todos se ocultaron las actuaciones de un jefe del Estado que fue adquiriendo confianza en su inmunidad e inviolabilidad y amplió internacionalmente los chantajes íntimos contra su persona al mismo tiempo que sus negocios con mordidas reconocidas. Un paso más del país a la globalización, de lo cañí y lo local a la comisionista aristocrática que ya cobró en millones de euros, por gratitud y por amor, según la interesada. La larga lista de amantes, la doble moral de una familia más allá del rechazo por los que se empeñan en demostrarnos cómo es el deber ser cuando ni de mantener el propio ser son capaces, importa más bien poco. Lo concluyente sería saber aquello qué falló en la institucionalidad de un país para no volver a cometer los mismos errores justificados en una estabilidad mal entendida. Eso sí, las horas y el espacio ocupado ahora de nuevo con estas aventuras dejan ver el rastro de machismo, sus gotas de clasismo y esa impostada probidad que siguen entre nosotros aunque hayamos cambiado de siglo. *Politóloga Suscríbete para seguir leyendo

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