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  • Carlos Mastronardi: un escritor entrerriano que se transformó en un mito

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 07/10/2024 14:02

    Carlos Mastronardi fue una voz singular entre los poetas y ensayistas vanguardistas de los 20 en Argentina. Nació en Gualeguay el 7 de octubre de 1901 y falleció el 5 de junio de 1976 en Buenos Aires. Su figura se vio un tanto opacada por algunos de sus contemporáneos, como lo fueron Jorge Luis Borges o Juan L. Ortiz, también entrerriano. Además, su obra, por no responder a las convenciones de la época en la que fue escrita, sufrió al ser mucho menos conocida de lo que sin dudas merecía. Podría decirse que Carlos Mastronardi perteneció a una minoría, pero sin lugar a dudas es, a la par, un mito. Lo que escribió permanece en la memoria de algunos, en los anaqueles de otros, aunque sin dudas no es la mayoría la que lee su obra. De hecho, una de las últimas publicaciones que se realizó de la obra de este poeta data de 1982, cuando la Academia Argentina de Letras publicó un pequeño volumen titulado “Poesía completa”, hoy fuera de catálogo; debiendo apuntarse además la expectativa que generó el Centro de Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral al dar a conocer en 2003 la obra completa de Mastronardi. Esto no fue un hecho menor, ya que al igual de lo que había sucedido con la obra de Juan L. Ortiz, también se sospechaba que la de Mastronardi estaba llena de materiales inéditos. Entre ellos, su cuaderno de traducciones, que finalmente no fue encontrado entre sus papeles, y que incluía sus versiones inéditas de los Poemas en Prosa de Mallarmé, encargadas por un editor y realizadas por el entrerriano con su proverbial minucia y parsimonia. Un dato que corrobora esto es que cuando terminó el trabajo, la editorial había cerrado hacía décadas. Lo que no se buscaba entre los papeles y sin embargo se encontró fue una serie de hojas sueltas, señaladas con una B mayúscula y manuscrita, una suerte de libro en proceso en el que Mastronardi, entre los años 40 y 60, valora y discute la obra de Borges, y que puede ser leída como un documento esencial para comprender el lugar que ocupaba el autor de “Ficciones”, “Historia universal de la infamia” o “El Aleph”, entre sus contemporáneos más luminosos. Esos materiales se encontraban en Gualeguay, en casa de Eisse Osman, médico que atendió al poeta hasta días antes de su muerte. Junto con ellos se hallaron también otros materiales inéditos o dispersos: cartas, conferencias, artículos periodísticos (Mastronardi vivió toda su vida del periodismo), ensayos y poemas, tal lo aseguraba una nota publicada por el matutino Clarín hace ya muchos años. Hay quienes sostienen que Mastronardi nació en un siglo equivocado. Tal vez, aunque seguramente no hubiera desaparecido su timidez y su “ser de la noche”. Sus versos fueron medidos en una época en que los versos libres jugaban su carta mayor en la revista Sur. Él mismo, en sus escritos, hizo ver que se sentía un provinciano que se ubicaba en la vereda opuesta al vanguardismo. Lo demostró siempre. Por eso y más, seguramente es bueno recordar un fragmento de su obra “Luz de provincia”. Un fresco abrazo de agua la nombra para siempre; sus costas están solas y engendran el verano. Quien mira es influido por un destino suave cuando el aire anda en flores y el cielo es delicado. La conozco agraciada, tendida en sueño lúcido. Da gusto ir contemplando sus abiertas distancias, sus ofrecidas lomas que alegran este verso, su ocaso, imperio triste, sus remolonas aguas. Y las gentes de ahora, que trabajan su dicha, los vistosos linares prometiendo un buen año, las mañanas de hielo, los vivos resplandores, y el campo en su abandono feliz, hondura y pájaro. Las voces tienen leguas. Apartadas estancias miden las grandes tierras y los últimos cielos, y rumores de hacienda confirman lo apacible, y un aire encariñado, de lejos, vuelve al trébol. Gracia ordenada en lomas y en parecidos riachos. En su anchura, porfían los hombres con la suerte, y esperan suave fronda y unas tardes eternas y los dones que piden a los cielos rebeldes (…).

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