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» Diario Cordoba
Fecha: 01/10/2024 02:47
Paradójicamente, los viajes más satisfactorios son los que dejan enclaves por visitar, pues permiten la añoranza de las segundas oportunidades. Este verano, en una ruta centroeuropea, tocamos con la punta de los dedos el Palacio de Miramare de Trieste, pero un atasco kilométrico y la necesidad de hacer tiramillas hacia Berlín para no perder el vuelo frustraron aquel intento. Miramare fue el hogar de Maximiliano de Austria, el último emperador de México. Allí recibió el Habsburgo a una delegación de realistas mexicanos que le ofrecieron la corona para corregir las turbulencias de esta República norteamericana tan apegada sentimentalmente a España. La historia ya se sabe. Maximiliano fue derrotado y fusilado al grito de ¡Viva México!, mientras Benito Juárez se convertía en el Abraham Lincoln de los mexicanos. ¿Acaso debería pedir México disculpas a Austria por la afrenta de aquella invasión? ¿O a Italia, poseedora actual de esa perla del Adriático? En todo caso, deberían dirigirse a Francia por Napoleón III, el verdadero muñidor de aquel histórico gatillazo, jaleado por las reminiscencias de lady Macbeth de la emperatriz Carlota. ¿Y por qué no pedirle perdón a los Estados Unidos por zamparse casi la mitad del territorio que conformaba México en la independencia? Personalmente, recibí con mucha ilusión la elección de Claudia Sheinbaum como primera presidenta mexicana, un jalón por la igualdad en un país donde la violencia, y particularmente el feminicidio endosan a la Santa Muerte la fábula de la realidad -léanse la monumental 2666 de Roberto Bolaño-. Confieso que siempre me ha costado empatizar con López Obrador por su engolado populismo y por focalizar en Cortés y en la para ellos mal llamada Noche Triste el manual básico de demagogia, lanzando el humo para dispersar los problemas internos. La historia no puede ser el frío escalpelo de los acontecimientos, pero tampoco incurrir en la arrogancia compasiva del presente, cuando la única absolución pasa por retrotraer la actual arquitectura de la relaciones internacionales cinco siglos atrás, mientras hipócritamente invitas a dictadores a tu acto de posesión. La acusación no pedida denota una imperiosa necesidad de pasar página, pues el concepto de colonia es viejuno en este lado del Atlántico. Estamos en pleno proceso de fermentación de denominaciones para categorizar la huella española en el continente americano, en los que conquista y descubrimiento pueden quedar atrás para calificar esa simbiosis no exenta de violencia y contradicciones, pero al mismo tiempo fértil y enriquecedora. Larga vida a ese México que acogió a lo más granado de nuestro exilio. Sheinbaum ha tenido la oportunidad de romper ataduras con su mentor, pero ha apuntado a Felipe VI la misma semana que su padre avisa que llamará «Reconciliación» al libro de sus memorias. Mal comienzo querer emular a la Dama de Hierro. Para empatizar con Teotihuacán, mejor el jade y los cuchillos de obsidiana. Aunque para desdramatizar con otro jade, me quedo con la película de Lidia Fiorentino. Suscríbete para seguir leyendo
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