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  • Vuestro legado, la esperanza

    » Diario Cordoba

    Fecha: 24/09/2024 01:18

    Los miserables, de Víctor Hugo, nos ofrece páginas cargadas de pensamientos filosóficos y sociales, donde explora temas como el sufrimiento, la redención o el cambio. A mi mente viene el tintineo frecuente de uno, que viene a decir algo así como que «el futuro tiene muchos nombres: para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos lo desconocido, para los valientes es la oportunidad». En este 24 de septiembre, Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer, cambiemos por una vez el foco, puesto en otras ocasiones en los avances científicos y los investigadores que los impulsan; es momento de voltear la mirada hacia quienes, con valentía y generosidad, participan en ensayos clínicos considerando el futuro una oportunidad como dijo don Víctor, galo ilustre. Hoy, en el marco de este día tan especial, me gustaría, con la osadía que da la confianza y el cariño, hacer una pausa para rendir unas letras a modo de homenaje a quienes han dejado una huella imborrable en nuestra labor investigadora y cuya generosidad ha sido, y sigue siendo, la luz que ilumina el camino de la ciencia y la humanidad. En la encrucijada de la vida, donde el cuerpo cede ante las inclemencias, se nos presenta una decisión profundamente humana: aceptar nuestra propia fragilidad o trascenderla a través de actos que desafían lo efímero de la existencia. Tú elegiste lo segundo y, en esa elección, abrazaste una forma de inmortalidad que va más allá de la carne y los huesos. Otros artículos de Juan de la Haba Rodríguez REFLEXIÓN La buena muerte A FONDO Feliz día de San Valentín Participar en investigación clínica, en medio de tus propios desafíos, ha sido un acto que, en palabras de otro que ahora no viene al cuento, «trasciende lo humano, a ser demasiado humano». Has transformado tu dolor y tus luchas en un acto de generosidad sin precedentes, ofreciendo lo más valioso que un ser humano puede dar: la posibilidad de que otros vivan mejor. Vaya por delante con humildad, mi profunda gratitud. Has permitido que la ciencia utilice tu experiencia para generar conocimiento, para forjar caminos que podrían salvar o mejorar vidas. Has encarnado la areté, esa excelencia moral que es propia de quienes eligen el bien común por encima, en ocasiones, del bienestar personal. Tu decisión de colaborar con la investigación no solo nos ha dado datos valiosos, sino algo aún más poderoso: la enseñanza de que el ser humano tiene la capacidad de dejar un legado que perdurará, incluso cuando su tiempo se agote. En cada persona que en el futuro se beneficie de los descubrimientos que has ayudado a hacer posibles, tu esencia estará presente. Has plantado una semilla de esperanza, cuyo fruto florecerá en generaciones venideras. Has ejercido amor al brindar tu atención, tu tiempo y tu cuerpo para ayudar a otros, incluso aquellos que no conocerás. Te digo, a través de ti, estamos siendo testigos del cambio en el tratamiento del cáncer; un cambio que no es solo de la ciencia, sino de la propia forma en que comprendemos la vida y la muerte. Has convertido lo que podría haberse visto como un final, en un nuevo comienzo para muchos otros. Gracias, Marisol, Luis, José Manuel, Azahara, Carmen, Pedro, Yessica, Antonio y muchos más, por vuestra valentía, generosidad y humanidad. Vuestra participación en la investigación clínica ha sido y es una luz en un momento oscuro, un faro que nos guiará a quienes continuamos en esta búsqueda por entender y curar la enfermedad. En este día de la investigación en el que se celebra los avances y descubrimientos científicos, me gustaría que estuviera marcado por vuestra presencia. No sólo como pacientes, sino como co-creadores de un futuro más esperanzador. Y en ese futuro, vuestro legado vivirá. Mi gratitud infinita. Suscríbete para seguir leyendo

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