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    » Diario Cordoba

    Fecha: 23/09/2024 09:38

    Como los docentes parecen la pieza menos importante en el sistema educativo, nuestra opinión se nos pide raras veces. Por eso no sé si me divierte o me exaspera que publiquen como si fuera un hallazgo un estudio de la universidad Carlos III que ha llegado a la conclusión de que a menor número de alumnos por clase se produce un efecto positivo y se logran mejores rendimientos. No es una broma, en serio. Han tenido que venir los investigadores para que algo que es de sentido común salga a la luz. Tampoco hace falta mucho para darse cuenta de que si un profesor tiene que atender a menos alumnos, los atenderá mejor, porque dedicará a cada uno el tiempo que se merece, no el que a duras penas comparte con los otros. Ya lo comprendimos todos en la pandemia, cuando el único efecto positivo fue la reducción de la ratio. Entre mascarillas, geles y clases a distancia, lo poco salvable fue que podíamos atender a nuestros estudiantes de otra manera, individual y cercana. Se fue la pandemia, y se fue el sentido común, aunque parezca mentira, y volvimos a las clases de treinta alumnos. No se precisan muchas neuronas para llegar a la conclusión de que treinta son más que veinte, y que el profesor sigue siendo solo uno. Además, las clases se han vuelto mucho más complejas y diversas. Hay alumnos con déficit de atención, y otros cuyo nivel curricular es de tres cursos menos, y también alumnos que se aburren en clase porque nos vemos obligados a adaptarnos al más débil (como es lógico), olvidando al que necesita otro tipo de estímulos. Atender a todos es imposible, a no ser que seas como aquel inspector Gadget que sacaba de su gabardina una herramienta para cada cosa. Si me dedico al que apenas sabe escribir, no explico la Generación del 27, ni leo con el que no silabea, ni enseño caligrafía ni puedo parar el llanto de quien se siente inadaptado o sin amigos. A lo mejor porque la inadaptada soy yo, que ni sé ni puedo convertirme en una hidra de treinta cabezas para atender sin ayuda a quienes merecen toda mi atención. Menos mal que han venido sesudos investigadores a confirmar lo que se hubiera confirmado hace mucho, con o sin pandemia, a poco que hubieran escuchado a tantos maestros y profesores a la puerta de sus centros: menos alumnos se traduce en mayor atención individual, y eso, por supuesto, se refleja en el rendimiento y en las notas, que parecen lo más importante, pero sobre todo en el bienestar y la felicidad de los alumnos, que es, para mí, lo realmente imprescindible . Suscríbete para seguir leyendo

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