Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Carne de cañón

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 22/09/2024 10:28

    Dura comparación que nos trae la metáfora, de suplir problemas crónicos “todo terreno,” con cuerpos inertes apilados cual escudos antidisturbios. Detrás de esos cuerpos, están los jubilados, porque ellos son quienes le ponen el pecho, recia estirpe de quienes forjaron con trabajo, no antigüedad de favor, los años necesarios para “disfrutar de una pasividad justa y merecida”. Porque esos cuerpos puestos al frente en el fragor de la pelea, son de jubilados siempre bien pensando en las oportunidades prometidas mil veces, vetadas en un cambio de suerte que la negociación política hizo posible convertirse en intocable. Alto costo de perder credibilidad, oportunidades quemadas, esfuerzos inútiles, pero siempre marcando bueno o malo, como una reiterada costumbre que más que proyección nos ancla férreamente. En la Argentina, casi siempre los días miércoles, marcan la excepción para un paisaje urbano donde hacen cruz, Av. Rivadavia y Callao. Lugar de emplazamiento del imponente edificio donde se gestan, injustas y justas medidas de dos cámaras altisonantes, Diputados y Senadores. El mismísimo Congreso Nacional, mudo testigo de discursos donde los ciudadanos elegidos ensayan su más brillante oratoria, para llegar a algo o a nada. No deja de ser una vidriera para mostrarse y romper el anonimato juvenil. También motivo de corridas, porque afuera el espectáculo continúa entre cánticos, banderazos y alguna atropellada, el quorum se hace dispar, y la calma de unos y de otros, más difícil mantener. Carne de cañón porque todo vale para derruir voluntades, que siempre van adelante, de gente cansada de tantas promesas que suenan explosivas que se acallan con un cambio sorpresivo de alianzas para que no caiga el veto, Señor todopoderoso hecho de números, previendo el equilibrio para que en una vuelta campana, todo quede igual como antes. Es decir, quienes dijeron no corresponde, arrepentidos dieron con el guarismo aunque se hayan traicionados a sí mismos. Fueron 153 votos a favor. 87 en contra. Es decir, 28 Diputados cambiaron su opinión inicial, sin disimular que poco importa respetar sus propios principios. Es lo que se dice: “escupir para arriba”. Sabemos que el equilibrio de la economía es susceptible y semejante movilidad podría ponerla en peligro. Pero como alguien dijo, por una vez dejémosla para calmar de alguna manera la paciencia social, que ya lleva tiempo de aguantar estoicamente no obstante cifras que debería preocuparnos. Proceden de la UCA. Pobreza argentina: 55,5%. Indigencia: 17,5%. Cifras provenientes del primer semestre del año en curso. Siempre la decepción hace saltar por los aires el tablero. Porque irrumpe, como paro sorpresa cuando los sueños se detienen, muestran los dientes. Inesperadamente, la esperanza, que venía a los tumbos, pide aire para poder seguir. Son mucho tiempo que involucra a los últimos gobiernos para concluir en el frenado en seco, lógico y natural para cambiar o morir. Mucha platita ha corrido, para los chicos siempre cerca “de la corte”. Lugar de privilegio, viviendo otra Argentina, no la de todos, sino una construida con el esfuerzo ajeno y en la buena fe de los que aún quedan. Las palabras siempre suavizan las penas, pero no se las olvida. Ayudan a pensar que es una forma, de no acallar ni doblegar. Entre esos que gastaron y se deslomaron por andar siempre por derecha, los jubilados hoy, ven y experimentan cómo los sueldos se les licúan; arena entre los dedos, como “morder” agua. Siempre carne de cañón, al frente, a luchar por extenuadas promesas que, en un juego nunca visto, establecieron un plan desesperado de convertirse en salvadores, e inmediatamente después, cambiarlo todo. En estos días en que la desigualdad de la libertad permite conocer sueldos que no avergüenzan a nadie a pesar que las cifras en comparación son discriminación lisa y notable. Pura diferencia que hace de una sociedad, clara injusticia, mientras unos aguardan en la cola para conseguir una mesa en boliches, bares, restoranes, etc., otra, “la carne de cañón”, con la ñata contra el vidrio, traga la ilusión de imaginarse lo que no puede. En un mismo país, la diferencia que niega la armonía social de unos y otros: pobres, re-pobres y ricos, recontra ricos, haciendo de las suyas, los que pueden, y el resto aguardando un veto más vale por convalidar el bienestar merecido de todos. Especialmente de estos últimos que componen, la mitad de los “mansos”, hoy en la llama. En cada medida dejamos trasuntar la indiferencia que nos caracteriza por la suerte del otro, esa columna interminable de trabajadores que cumplieron por derecha y que en silencio dijeron: ahora a disfrutar. Hoy, nos preguntamos, a disfrutar qué, si la gente laburante ha suplido los remedios por un plato de comida. Al final nos preguntamos, lo que antes formulara a grito suelto el paí, Julián Zini: “Compadre, piense un poquito, / Que va a pasar / Si un día de estos la gente / llega a tomar / El vino que necesita / Y empieza a hablar…/ A hablar de lo que más quiere..? / Qué va a pasar..? / Traigan el vino más vino / Tráiganlo acá / Que mi pueblo está callado / Y es hora que empiece a hablar.” / Las palabras en poesía suavizan las penas, pero no se las olvida. Ayudan a pensar que es una forma, de no acallar ni doblegar.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por