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  • Suculentos frutos de las vegas

    » Diario Cordoba

    Fecha: 22/09/2024 08:29

    En el salón de mi casa de Trassierra hay colgado un cuadro muy viejo que representa a Moisés postrado ante la zarza ardiente. Apenas se puede leer la ininteligible firma del artista que lo pintó y desconozco la fecha en que lo hizo. Sólo sé que debe ser muy antiguo, que lo llevo viendo toda la vida, y que desde siempre ha atraído poderosamente mi atención. La zarza ardiente es un símbolo popular en la liturgia cristiana. Se utiliza en la decoración de las iglesias, en las vestimentas de los sacerdotes, en las imágenes religiosas y es una escena que ha inspirado a pintores de todos los tiempos. La historia de la zarza ardiente se encuentra en Éxodo 3,1. Moisés, un hebreo que había huido de Egipto y estaba pastoreando ovejas en el desierto, se encontró con una visión asombrosa. Vio una zarza que ardía en llamas, pero no se consumía. Intrigado, Moisés se acercó para examinarla, y escuchó la voz de Dios, que se reveló como «yo soy el que soy», mostrando su naturaleza eterna. Este encuentro con la zarza ardiente marcó un punto de inflexión en la vida de Moisés, ya que Dios le encomendó la misión de liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. De este modo la zarza ardiente se convierte en un símbolo de esperanza y liberación, y también de la presencia de Dios en todas partes. Se ha escrito mucho sobre el simbolismo de este episodio bíblico, atendiendo sobre todo a su significado teológico, pero que yo sepa nadie se ha planteado por qué Dios eligió una zarza y no cualquier otra planta para llamar la atención de Moisés. Nada es por casualidad, y si investigamos sobre las características y propiedades de la zarza, y más concreto de la zarzamora (Rubus ulmifolius), entenderemos que esta planta encierra en sí misma suficientes cualidades como para justificar la elección divina. Las propiedades terapéuticas de la zarza ya eran conocidas en la antigüedad, como podemos comprobar leyendo la Materia medica de Dioscórides. Utilizando el lenguaje y conocimientos actuales podemos decir que las hojas, y a veces los frutos, poseen propiedades astringentes, antidiarreicas, diuréticas, cicatrizantes y ligeramente hipoglucemiantes. Por consiguiente, puede emplearse con éxito en casos de diarrea, diabetes, reumatismo, urolitiasis, oliguria, hemorroides; y en uso externo: heridas, ulceraciones cutáneas, estomatitis, glositis, gingivitis, faringitis, vaginitis, conjuntivitis y neuralgias. A esta serie de afecciones habría que sumar su uso popular para aliviar los dolores de muelas, mediante un cocimiento de tallos y hojas; o contra los dolores gastrointestinales tras la ingesta de los brotes nuevos hervidos. Més de la maduración Pero esta planta es también una bendición para multitud de animales. Septiembre es conocido por ser el mes de maduración de algunos suculentos frutos silvestres, como es el caso de las zarzas, que ofrecen sus jugosos y dulces frutos que lentamente han ido madurando durante el tórrido verano. Los zarzales de las vegas que atraviesan los montes mediterráneos son lugares inmejorables para la observación de pequeñas aves viajeras, que usan los cauces como vía migratoria y los frutos de las plantas ribereñas como recurso nutritivo abundante y asequible. Es tanta la afición de los pajarillos por esta múltiple drupa que la mayor parte de sus excrementos en esta época son de color morado. Cuando llega la noche, todo un reparto de amantes nocturnos de las moras se acercan a estos arbustos: ratones, lirones, zorros, comadrejas, garduñas, ciervos, corzos, jabalíes, erizos y hasta lobos no desperdician la ocasión para llenar el estómago con estos suculentos frutos. El hombre también se ha dejado seducir por las excelentes propiedades gastronómicas de uno de los frutos más característicos del noveno mes del año. Las zarzamoras, además de ser una fruta refrescante y de sabor agradable, se emplean para hacer confituras y mermeladas, dar color a los vinos y preparar bebidas alcohólicas. Cuando vivíamos en Trassierra todo el año, en alguna ocasión, llegando septiembre, recogíamos las moras, las lavábamos y las introducíamos en una botella hasta la mitad y luego rellenábamos con anís seco. Poníamos un tapón de corcho y lo dejábamos en reposo en una mesita de madera muy antigua, que da la casualidad que está debajo del cuadro de Moisés. De vez en cuando cogíamos la botella para removerla. Para Navidad lo pasábamos al recipiente definitivo a través de un colador de tela metido en un embudo, y así obteníamos un excelente licor de moras casero. Hormiguero. / AUMENTE Caminos de hormigas La Cigarra y La Hormiga es una fábula que escribió originalmente el escritor griego Esopo -considerado el inventor de este género literario- hace más de 2.500 años, aunque la popularidad se la dio la versión del escritor de fábulas francés Jean de la Fontaine en el siglo XVII, y un siglo más tarde la del español Félix María de Samaniego. Básicamente esta fábula nos enseña que «quien algo quiere, algo le cuesta». La hormiga quería tener alimento para el invierno y sabía que, para lograrlo, tenía que trabajar durante el verano. La cigarra no se preocupó en absoluto y pagó las consecuencias. En su esforzado trabajo diario las hormigas dejan rastros de feromonas que pueden seguir otros congéneres. Un recolector que encuentra alimento marca un mapa en el camino de regreso a la colonia; esta ruta es seguida por otras hormigas, que refuerzan el rastro cuando se dirigen hacia atrás con los alimentos para la colonia. Los senderos exitosos son seguidos por más hormigas, reforzando mejores rutas e identificando gradualmente el mejor camino. Llegado septiembre se nota un descenso en la actividad de las hormigas, que han mostrado un frenético dinamismo todo el verano. Los caminos que llegan a los hormigueros - marcados por el paso incesante de hileras de hormigas que transportaban las semillas que les servirán de sustento durante el invierno - están casi vacíos, como preludio de tiempos lluviosos en los que los días se acortan. Es muy recomendable observar el comportamiento de las hormigas. El tipo de alimento que llevan, si trabajan de día o de noche, y si están tranquilas o alteradas, son indicadores que sirven para saber cómo va a estar el tiempo con varios días de antelación. Cuando las hormigas están muy desorientadas, pierden el camino y tienen problemas de tránsito entre ellas -algo muy poco frecuente-, es muy probable que estén captando alguna actividad sísmica en las placas tectónicas de la Tierra. Suscríbete para seguir leyendo

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