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  • El exilio que viene

    » Diario Cordoba

    Fecha: 07/09/2024 09:14

    Pienso en la soledad de Luis Cernuda cuando empieza a vivir con Concha Méndez. Son dos exiliados en el alba de América, castigados cada uno a su modo. No pierden el sentido tribal de pertenencia de los españoles del exilio; pero, aunque cultiven la nostalgia y la conversación sobre el pasado, seguramente saben, con más lucidez que otros, que esa patria que han dejado atrás nunca más será la que ellos sueñan. Concha está divorciada de Manuel Altolaguirre, que se ha casado de nuevo, pero son dos seres civilizados y amables, dos poetas que se han querido de veras y no pasan ni un solo día sin verse. En esa casa en la calle de Tres Cruces, en el barrio de Coyoacán, Ciudad de México, se integra Luis Cernuda. Pasarán por allí José Moreno Villa, María Zambrano o Concha de Albornoz. Pienso en la escritura enfebrecida y la melancolía de Pedro Garfias, el poeta de Puente Genil Juan Rejano o Juan Ramón Jiménez, en Puerto Rico. Pienso en Max Aub. Pienso en Stefan Zweig al llegar a Petrópolis. El escritor más famoso de Europa, con sus libros traducidos a todos los idiomas, y también su esposa, no son sólo viajeros, porque se han convertido en exiliados, refugiados políticos. Son inmigrantes. Tienen tanto pavor al avance del nazismo en el mundo que en esa habitación de hotel los dos deciden quitarse la vida: prefieren ser los dueños de sí mismos hasta el último instante y no esperar que Hitler los destine a un campo de exterminio. Sin embargo, esa Europa ilustrada y generosa que gozó y representa aún Stefan Zweig, ha dejado a España sola ante la inmigración. Es decir: Europa ha entendido, y está dando a entender con su pasividad, que la Unión no rige para esto. Que las costas de cada país son las costas de cada país, no el desborde vital del continente o una unión de países, y que cada uno se las arregle solo. Pero si Europa ha dejado sola a España con estas oleadas migratorias, como dejó también antes a Italia, también España ha dejado completamente sola a Canarias. Pedro Sánchez ha llegado muy moreno de las vacaciones, tras tener semanas esperando al presidente canario para hablar de la avalancha de gentes que padecen allí. Pero claro: cómo vas a entender que la inmigración que viene ya de toda la cuenca mediterránea es un asunto de todos los españoles, y no sólo de los canarios, si lo que estás promoviendo es un concierto económico especial para Cataluña en contra de la solidaridad territorial. Al menos que no nos vendan, por favor, que la insolidaridad territorial es progresista. La solidaridad estatal no sólo existe cuando te falta el agua: ha de ser de ida y vuelta. Si ya no somos solidarios ni entre nosotros mismos, cómo vamos a serlo con el exilio que viene. *Escritor Suscríbete para seguir leyendo

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