Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Bruno Valenti: “Primero decreté mi profesión y luego salí a ver cómo se hacía”

    » 0223

    Fecha: 27/08/2024 03:22

    Bruno Valenti nació en Rosario, pero está desde hace años ya instalado en Mar del Plata. Supo desde niño que la música lo esperaba en el futuro, pero no cualquiera, sino la música para cine. Hoy, con más de quince años de carrera, cada vez está más convencido de que la música cinematográfica es un elemento integral del arte de contar historias. “Yo creo que lo más importante es entender que la composición musical en el cine es una herramienta que se utiliza como elemento narrativo, pero siempre reforzando la historia y lo que se quiere contar”, sostiene desde su estudio. Y aclara, “Por ahí es difícil entender la música como música funcional. Quiero decir que cuando se las escucha fuera del contexto para el que fue creado, fuera del contexto visual, se puede decir que realmente carece de riqueza, por ejemplo. Lo que sucede, en realidad, es que justamente si tuviera mucha riqueza no funcionaría en el contexto. Por dar un ejemplo, si tenés una persona que está hablando y el diálogo es el elemento principal que está guiando la historia y uno siente una música cargada de información, puede ser contraproducente y termina compitiendo con el elemento narrativo”. La habilidad para capturar la esencia de un momento cinematográfico y amplificarlo a través de la música es un arte que requiere no solo talento innato, sino también una dedicación incansable y un profundo entendimiento del lenguaje cinematográfico. Valenti lleva más de quince años en el rubro, pero mucho más en y con la música. - ¿Cuándo arrancaste? ¿Hay un primer trabajo donde te diste cuenta de que estabas en el camino de la música para cine y no querías salir de él? - Me encanta esa pregunta. No sé si me voy a acordar porque ya hace tanto, me cuesta ir tan atrás. La verdad, creo que el primer trabajo que hice fue para proyectos audiovisuales de Rosario. Después podría mencionar algunos trabajos para afuera, si no me equivoco para Canadá, hace quince años más o menos. Pero mi interés es anterior. Mirá, yo me acuerdo que un día tomé la decisión de que me iba a dedicar a esto. O sea, yo era músico en la adolescencia, pero un día dije: “Lo que más me gustaría hacer de todo lo que proporciona la música como alternativa es contar historias con la música, o sea, invocar las emociones que esto permite”. Ese era como el sueño máximo en mi vida. Y me acuerdo de que en un momento tomé la decisión. Y es muy curioso, porque hablando con un vecino, no me acuerdo ahora quién, hace muchos años de esto, yo todavía no había hecho ningún proyecto ni nada, y él me preguntó: “¿Y vos de qué trabajas, a qué te dedicas?”. Y yo le dije que componía música para cine. Yo ya me había cargado con la vocación, aún sin haber tenido experiencia alguna. Es como que primero lo decreté, digamos, y después salí a ver cuál iba a ser mi primer trabajo o cómo lo iba a hacer o dónde iba a estudiar. No tenía ni idea, pero yo sabía que quería eso. Buscando responder por qué debe ir música acá. Ese primer trabajo de Bruno Valenti fue a través de una plataforma de freelancers, que en esos años no eran tan comunes como lo son hoy en día. Apareció la publicación del proyecto y la búsqueda de compositores y no fueron muchos los que participaron. Valenti ganó y así comenzó una carrera extraordinaria que ha generado que su música recorra el mundo. -Hablame un poco de esa belleza que surge de todo eso y busca provocar y transmitir algo, ¿qué tipo de belleza es? - Es un buen tema el que tocaste. Nunca lo hablo de esta manera, quizás, justamente por lo que al ser algo tan personal y donde las palabras se te hacen cortas que es difícil decirlo. Pienso ese proceso creativo en dos partes: por un lado, la parte más de técnica, más racional, donde uno va construyendo un guion musical, donde toma decisiones netamente estratégicas te diría. Por ejemplo, donde se decide repetir un tema en la película porque hay un anclaje temático para que el espectador entienda que estamos hablando de las emociones de este personaje. Entonces, el espectador entiende y conecta eso, incluso inconscientemente, y de esa manera estamos guiando la percepción emocional del espectador sin que se dé cuenta. Después viene una segunda parte que está más conectada con lo que creo que me preguntás vos, que tiene que ver con una respuesta emocional que tenemos como compositores. Creo que tiene que ver con qué te despierta la historia que está o el material al que puedas acceder de esa historia. Por ejemplo, yo hice la música del documental Los sueños de Elma de Miguel Monforte, para eso tuvimos muchísimo tiempo reunidos con él, nos juntamos personalmente a tomar café y hablar, él me contaba todas las anécdotas de lo que fue ese proceso, de todas las vicisitudes con las que se cruzaron y cómo terminaron convirtiendo eso, que en un momento fue un sueño, en realidad. Todo eso que él me daba, de alguna manera despertaba algo en mí que terminó generando el tema y algo de la música del documental. - Es interesante lo que contás porque hay como un trabajo de campo que hacés que rompe con el imaginario colectivo del compositor encerrado y escribiendo… - Sí, incluso te digo que uno puede hacer si quiere, no sé, un tema triste para acompañar ese momento, pero no, porque lo que yo considero un trabajo correcto tiene que ver un poco con esto de involucrarse justamente, e involucrarse emocionalmente. Ahora de dónde sale lo que sale con todo eso, realmente eso no lo sé. Banda sonora compuesta por Bruno Valenti. - Como que uno viene escuchando mucho durante su vida y guarda algunas de esas cosas y rechaza otras, inconscientemente, ¿no? Pero con otras se siente identificado y alguien más lo escucha y aparece la empatía. El guitarrista Sebastián del Hoyo los llama resonadores y me parece que está muy bien… y de pronto algo te hace llorar y no sabés muy bien por qué… - Totalmente. Aparte, yo creo que ahí entramos en otra charla, pero que tiene que ver un poco con esto de lo que nosotros compartimos como seres humanos, algo en común. O sea, emociones muy básicas que todos compartimos, pero que al escucharla impacta en forma distinta por su vida en cada uno. Me parece que la música es un disparador de eso. Es muy interesante lo que está preguntado, porque nunca lo encaré así. Siempre vamos por el lado más técnico de: “Cómo se hace esto” y nunca vamos a la parte más netamente inspiracional o como le querramos decir. Luego de esos primeros trabajos que partieron hacia Canadá, la música de Bruno Valenti ha sido reconocida en todo el mundo, donde varios de sus proyectos han obtenido reconocimiento por sus destacadas bandas sonoras en prestigiosos festivales de cine de todo el mundo, por ejemplo, en la pantalla del Festival de Cannes. En 2019, Bruno también fue preseleccionado para el Premio Goya a la Mejor Sonorización por su trabajo en Carrasca: El Documental. Últimamente, su trabajo más reciente en la película Halkara ha alcanzado un hito notable. La película ha sido oficialmente seleccionada para los Premios de la Academia 2024, comúnmente conocidos como los Óscar. “Yo creo que la medición es muy personal. Está bueno, me parece a mí, compararse con el uno de ayer. O sea, no por donde uno podría estar, sino el camino que uno hizo en perspectiva. Siempre se puede crecer de alguna manera, más allá de las condiciones que a uno le toca vivir. Yo en este último tiempo estoy con mi carrera dedicado a proyectos más vinculados a cuestiones humanas. Quiero decir, que, en este último tiempo, estuve descubriendo realmente por qué me dedico a esto. Cuando yo arranqué con esto era: ‘Bueno, quiero hacer música para películas’. Es una verdad que me fui a Hollywood en su momento e hice cosas románticas y también algunas de terror, y cosas con las cuales no me identifico en lo más mínimo, pero, sin embargo, están dentro del conjunto de hacer música para películas. Entonces, ahora estoy un poco más en una búsqueda que tenga que ver con cierto tipo de películas que se alineen con cuestiones con las que, justamente, se relacionen con lo que hablábamos al principio. O sea, no me da lo mismo cualquier tipo de cine, no me da lo mismo cualquier tipo de historia. Por ejemplo, y creo que vale, yo soy vegetariano y no podría hacer una película a favor de los frigoríficos porque no tienen nada que ver conmigo. Entonces, por ahí el crecimiento se puede medir de diferentes lugares, por ahí lo pueden medir en cantidad de proyectos, en cantidad de premios o a lo mejor en el impacto que tienen esos proyectos en relación a lo que uno tiene en su escala de valores o de ideales. Creo que estoy más en esa búsqueda de crecimiento. A ver, sería un hipócrita si te dijera que si mañana vienen y me ofrecen una película de terror no la haría. Pero, digamos que más me gustaría ganar un Óscar con algo que tiene que ver conmigo, donde yo estoy orgulloso de lo que hice.”, explica. La música como elemento narrativo. -Contame un poco la experiencia de tener un proyecto en los Óscar, aparte de abrir posibilidades, ¿qué pasan por adentro? - Es realmente fuerte para alguien que está en esto. O sea, ver la noticia de que algo que parecía totalmente inalcanzable, mirando a dónde estaba hace 15 años atrás, desde el adolescente que soñaba con algún día hacer música para cine, de repente ver que está un proyecto de los tuyos en los Óscar es muy fuerte. Pero, también es fuerte desde el lugar de la demostración, para que sirva como inspiración para otros y que sepan que lo que un día es un sueño, algo muy minúsculo, una primera chispita, se puede convertir en algo así, sea un Óscar, o sea lo que sea que uno pueda lograr. Esa es la parte que más me entusiasma. Punto aparte, que después uno estratégicamente lo utilice como marketing, como herramienta para abrir otras puertas, es decir, para seguir jugando este juego, digamos, de la industria, no usar esas herramientas sería hasta casi poco inteligente. Claro, pero digamos que uno debe saber bien cuál es la parte que tiene que ver con el negocio, cuál es la parte que tiene que ver con la realización personal y cuánto es industria. Tener bien separada una cosa de la otra. Ahora, nuestro proyecto más ambicioso, Halkara, es una película de Nepal. Curiosamente, en este proyecto también hay cuestiones que están alineadas en mis escala de valores. Tiene que ver con la historia dramática de un personaje que encuentra su propósito en la vida. Tiene cosas que realmente me motivan, pero fue casualidad, podría haber sido cualquier otra cosa. El músico y compositor local es reconocidos por sus trabajos en Canadá, Estados Unidos, España, Nepal, entre otros. Su profesionalismo y sensibilidad le han dado un lugar que le permite estar en permanente búsqueda del replanteo de la palabra éxito. En la búsqueda de un concepto que cargue más con lo humano que con la industria, en las consecuencias propias y no tanto en los efectos. Hasta en el final deja impresiones que dejan pensando: “Una de las preguntas fundamentales que deberíamos hacernos es ¿por qué música? O sea, ¿por qué va a haber música acá? Fundamental. Si no hay una razón justificada, es preferible que no esté. ¿Y por qué? Porque el silencio, más allá del poder que tiene el silencio en sí mismo y el lugar que le deja a los otros elementos dentro del lenguaje audiovisual, también es lo que permite que en el momento que sí hay una música justificada, tenga mucho más impacto”.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por