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    Fecha: 27/08/2024 03:22

    La novela de George Orwell 1984 apareció en 1949. Fue lanzada en simultáneo en Estados Unidos y en el Reino Unido. Solo en Inglaterra se vendieron 50 mil ejemplares en tapa dura y en EE UU casi 400 mil en el primer año. Hoy nadie sabe cuántos millones lleva vendido en ediciones legales y piratas. Inmediatamente provocó un gran impacto cultural e influyó en múltiples medios, incluyendo el cine, la televisión, el teatro y la literatura. Conceptos como Gran Hermano y doblepiensa son parte del discurso político actual y esto hace que la novela sea valorada por su análisis del poder y la verdad. Podríamos decir que los temas principales que aborda son la manipulación de la verdad, el abuso de poder y la distorsión del lenguaje, dándole una relevancia actual a la novela que es citada en contextos políticos modernos, especialmente en relación con la vigilancia y la propaganda. Más allá de todo esto, o por esto, 1984 dejó una huella tan profunda y tan doliente en el mundo que puede rastrearse en muchos tantos materiales y recursos cultuales. El reality que tomó su nombre de la novela, Gran Hermano, se estrenó en los Países Bajos en 1999, “Un experimento social que muchas veces acababa siendo un circo voyerista”, según el periodista Dorian Lynskey. También a fines de los 90, la BBC reconstruyó la cámara de tortura de Orwell en el programa Habitación 101, la que se usó para guardar lo que les molestaba a los famosos. En la película Matrix, Neo, el personaje principal, vive en una habitación que lleva el número 101. La habitación 101 de Matrix. La banda Radiohead abría su álbum Hail to the Thief con un tema titulado 2+2=5, inspirado en la novela. También lo hizo David Bowie en su disco de 1974, Diamond Dogs, con temas como 1984 y Big Brothers. Después del recordado 11/s del 2001, el documentalista Michael Moore presentaba su material Fahrenheit 9/11. En él parafrasea un fragmento del libro de Goldstein: “La guerra la lleva a cabo cada grupo gobernante contra sus propios gobernados, y el objetivo de la guerra no es vencer a Eurasia ni a Esteasia, sino conservar intacta la estructura de la sociedad”. Haruki Murakami se tomó el trabajo de alterar el título de Orwell en una de sus novelas, 1Q84 (nueve y Q son homófonos en japonés). Además, comenzó su historia en abril de 1984 e hizo una referencia explícita a Orwell en el contexto de los universos paralelos y los cultos religiosos. Nueve y Q son homófonos en japonés. Según asegura Dorian Lynskey, el director de la película V de Vendetta (2005), James McTeigue, le rindió homenaje al seleccionar a John Hurt para el papel del dictador Adam Sutler, que denigra a sus subordinados desde una enorme pantalla. De este modo, transformó al Winston Smith de Michael Radford en un agresivo Hermano Mayor. Pero, por la negativa, también distintas obras tuvieron su relación con 1984. “Orwell imaginó un enorme cambio en el futuro que tendría terribles consecuencias para todo el mundo; yo intenté imaginar un pequeño cambio en el pasado que habría tenido terribles consecuencias para unos pocos”, sostuvo Philip Roth sobre su novela La conjura contra América. En uno de los trabajos de Dorian Lynskey dedicados a la novela de Orwell explica: “La distopía más impactante de la primera década del siglo XXI fue Hijos de los hombres, la filosófica adaptación cinematográfica que hizo Alfonso Cuarón de la novela de P. D. James publicada en 1992. La Inglaterra futura que se muestra en la película es miserable, sórdida y violenta, pero no es totalitaria. A pesar de las cámaras de vigilancia y los campos de concentración, el ambiente es caótico, la sensación es de falta de control y el decorado capitalista sigue presente, aunque sea de una forma borrosa y gastada. En un mundo en el que no ha nacido ningún bebé en los últimos dieciocho años, literalmente no hay futuro posible. El panorama de posibilidades agotadas que presenta Cuarón parecía más acorde a las ansiedades de comienzos de siglo, sobre todo después de la crisis financiera de 2008, que la tiranía todopoderosa de Orwell”. Hijos de los hombres y la influencia de 1984. HBO produjo en los 2000 una nueva versión de la otra gran obra distópica, Fahrenheit 451 (con una gran influencia de Black Mirror). En esta, los que queman libros son el resultado de una alianza entre Gobierno y la industria tecnológica. Uno de los personajes de la película sostiene, “No fue el Ministerio el que nos hizo esto. Fuimos nosotros. Nosotros pedimos un mundo como este”. La escritora Rebecca Solnit defiende que Google es un Hermano Mayor sofisticado. En 2013 aparece la novela El círculo de Dave Eggers. La temática se centra en la tecnología y la invasión a la privacidad. La joven Mae Holland y su iniciación en la empresa tecnológica monolítica que da nombre a la novela es una sátira ágil sobre el utopismo de Silicon Valley, llena de astutos guiños a sus predecesores. La famosa tríada de lemas de 1984 se reescribe para la era de las redes sociales: los secretos son mentiras; compartir es querer; la privacidad es un robo. Margaret Atwood empezó a escribir El cuento de la criada en Berlín Occidental en la primavera de 1984. Igual que Orwell cuando comenzó 1984, tenía cuarenta y pocos años y sabía con exactitud lo que quería decir. La historia se nutrió de desconfianza, la sensación de ser vigilada, las formas en que se trastoca el lenguaje para dar información y su obsesión por las distopías. Cuenta en sus diarios que “La novela de Orwell la convenció de que podía pasar incluso en Canadá”. Dijo también que, “El cuento de la criada no era ciencia ficción, prefería llamarlo ficción especulativa al estilo de George Orwell”. Se podría seguir. La novela de Orwell está dominada por el espíritu de la Guerra Fría y la negatividad de la hostilidad. Dice Byung Chul Han, “El Estado vigilante de Orwell, con sus telepantallas y cámaras de tortura, se distingue sustancialmente del panóptico digital, con internet, el smartphone y las Google Glass, en las que domina la apariencia de la libertad y la comunicación ilimitadas. Aquí no se tortura, sino que se tuitea o postea. Aquí no hay ningún misterioso Ministerio de la Verdad. La transparencia y la información sustituyen a la verdad. La nueva concepción de poder no consiste en el control del pasado, sino en el control psicopolítico del futuro”. Que lindas eran las épocas donde la ficción solo quedaba en los libros.

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