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  • Por demoras en los pagos, varias Salas Cuna adeudan salarios, se quedaron sin alimentos y tuvieron que cerrar

    » La voz

    Fecha: 26/08/2024 00:05

    Varias delas Salas Cuna de la ciudad de Córdoba que dependen de la red provincial a cargo del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia atraviesan por estos días situaciones económicas críticas en su funcionamiento. Reclaman que desde hace cuatro meses no reciben los fondos del Gobierno para seguir con las actividades. Varias tuvieron que cerrar y otras permanecen abiertas con mucho esfuerzo, para no perder el espacio que alberga y contiene a los niños. La mayoría de estas salas, de gestión asociada a organizaciones sociales, están ubicadas en las zonas más vulnerables de la ciudad, y a ellas asisten chicos desde los 45 días hasta los 3 años. Atienden hoy a familias que perdieron sus empleos y que no tienen recursos económicos para comprar alimentos ni insumos de higiene. La falta de los fondos pone en aprietos sus actividades: atraso en los sueldos del personal y deudas con los proveedores, lo que repercute en la falta de insumos. Por ende, los niños se quedan sin almuerzo, sin leche y sin pañales. Las organizaciones que administran los espacios aducen que completaron la documentación en la Inspección de Personas Jurídicas (IPJ), el instrumento legal que permite al Gobierno conocer si cuentan con asambleas y balances regularizados para luego habilitar los fondos. Sus responsables afirman que la demora se debe a trámites burocráticos. La sala de La casita de Marta, en barrio Mirizzi sin niños. (José Gabriel Hernández/La Voz) Ante el reclamo, la secretaria de Coordinación y Fortalecimiento Familiar del Ministerio de Desarrollo Humano, Eugenia Pomazan, dijo a La Voz que siete de las 144 salas administradas por fundaciones, organizaciones sociales y parroquias no completaron los trámites ante la IPJ por distintos motivos: no pueden afrontar los costos de balances, tuvieron cambios de presidente o deben llamar a asambleas, entre otras cuestiones. “Solicitamos la información en abril y se da curso al expediente anual, y en mayo tendrían que estar todos los expedientes ingresados. Lo que sucede es que esas organizaciones no iniciaron el expediente o se inició y está en el Tribunal de Cuentas, y no podemos comenzar con el trámite administrativo porque necesitamos el trámite ante la IPJ regularizado”, explicó. Y agregó: “Son los tiempos que hay que cumplir y no se puede agilizar”. Hay organizaciones que completaron el expediente en julio. Como el trámite tiene un procedimiento, según contó Pomazan, pasa por distintas instancias administrativas hasta llegar el Tribunal de Cuentas. Ese procedimiento dura más de un mes, un lapso que varía en función de si se detecta alguna irregularidad, y recién entonces pueden cobrar. Hasta ahora, “son cinco las organizaciones que están con dificultad para mantener las salas. Estamos esperando el expediente para pagarles y que puedan reabrir”, admitió Pomazan. Meses sin fondos Mientras las organizaciones sociales esperan los fondos se les hace cada vez más difícil afrontar los costos que implican mantener las salas abiertas. (José Gabriel Hernández/La Voz) Mientras las organizaciones sociales esperan los fondos, se les hace cada vez más difícil afrontar los costos que implica mantener las salas abiertas. “Estamos sin cobrar desde fines de junio y así se hace imposible sostener las salas. Dejamos de trabajar con los proveedores porque no tenemos cómo pagarles. Esto provocó que los chicos estén desde hace semanas sin almuerzo”, contó Gonzalo López Trasmonte, de la asociación civil Casa Pueblo Sur. La asociación tiene a su cargo “La Casita de Marta”, en barrio Mirizzi, que funciona desde 2016, y “Casa Pueblo Sur”, que abrió en 2019, en barrio Alejandro Carbó, en la zona sur de la ciudad. “Nunca nos había pasado esto. Nos prometieron celeridad en los pagos y acompañamiento con refuerzos extraordinarios y no sucedió”, declaró López Trasmonte. La sala cuna Alma Mía de barrio General Savio cerró en julio por falta de fondos. (José Gabriel Hernández/La Voz) Por ahora, estas dos salas sólo atienden a las familias que lo necesitan con suma urgencia. López Trasmonte precisó que cuentan con 75 niños por cada sala, lo que hace un total de 150 familias que están sin poder acceder a la asistencia. “Tampoco tenemos la plata para infraestructura, que es un millón de pesos. Algunas salas lo cobraron y con eso están pagando los salarios. Nos rebuscamos para sobrevivir”, subrayó. Como estas salas, hay otras que están en similar situación, como es el caso de “Hormiguitas Viajeras”, de la asociación civil Agustín Tosco, en barrio Betania. “La situación es crítica. Nos deben los fondos desde abril. Cerramos unos días, pero tuvimos que reabrir para no perder el espacio. Es muy difícil afrontar los gastos que tenemos y encima venimos sufriendo vandalismos y robos”, dijo Ezequiel Gamarro, referente de la asociación. Si bien recibieron una ayuda económica para mejorar la infraestructura, decidieron usarla para mantener en funcionamiento la sala. No pueden afrontar los sueldos ni comprar los alimentos. Están endeudados y preocupados, porque no saben cómo seguirán. Y redujeron sus servicios al mínimo. “Ahora dejamos un solo turno, con 12 niños, porque no podemos pagarles a los maestros. Estamos solos en esto”, afirmó Gamarro. Y aseguró que la organización tiene los papeles al día. Sin presupuesto, no hay alimentos Lorena Arce, referente de la sala cuna “Alma Mía”, de barrio General Savio, en la zona norte de la ciudad, dijo que la última vez que la institución recibió fondos fue en mayo pasado. Por eso tuvieron que cerrar la sala durante julio, pero por la necesidad de los chicos la reabrieron, “aunque sea para que tomen una taza de mate cocido”. Con 49 niños y un equipo de trabajo que se redujo a seis personas, ahora no pueden alimentarlos. “No hay forma de hacerlo cuando no recibís la partida presupuestaria”, afirmó. Los chicos son de zonas vulnerables y necesitan de todo: leche, pañales y una buena alimentación. Algo que el espacio no les está pudiendo ofrecer. Reciben chicos de zonas vulnerables y necesitan sobre todo: leche, pañales y una buena alimentación.. (José Gabriel Hernández/La Voz) Lo mismo relató Marcela Peralta, representante de la sala cuna “Belén”, ubicada en barrio Villa El Libertador. “El último pago que recibimos fue en mayo”, narró. La sala recibe a 65 chicos a los que les brinda leche y almuerzo durante cuatro horas, y la semana pasada cerraron porque no tienen más fondos. “Para nosotros es muy triste. Ya no contamos con ese dinero. Tenemos contacto con las autoridades y nos dicen que hay que esperar el tiempo burocrático”, manifestó. En el caso de la sala cuna “Pancitas Felices”, de barrio José Ignacio Díaz, no recibe fondos desde hace tres meses. Elva Arce, a cargo de la sala, contó que está funcionando con 64 niños en dos turnos, pero no entregan el almuerzo; sólo la merienda. “Hace tres semanas que estamos así; los proveedores nos cortaron los insumos. Estamos raspando la olla. Seguiremos hasta que no podamos más”, prometió. Débora Rivera, integrante de la sala “Ardillitas traviesas”, de barrio Marqués Anexo, relató que redujeron la atención porque hace cuatro meses no reciben los fondos para los 60 chicos que atienden habitualmente. “Tratamos de vender choripanes, pizzas, para no cerrar las puertas. Los niños necesitan comer todos los días”, enfatizó. Salas en la provincia En la provincia, hay en total de 500 salas cuna pertenecientes a la Red Provincial de Salas Cuna. (José Gabriel Hernández/La Voz) En la provincia funcionan más de 500 salas cuna que están integradas a la Red Provincial. De acuerdo al último reporte disponible, la red asiste a 20.460 niños, de los cuales 7.200 pertenecen a 144 instituciones, y 13.260 a 356 comunas y municipios del interior. Los fondos por niño destinados a instituciones civiles ascienden a $ 45.384 en agosto, y en septiembre pasarán a $ 54.461. “Este año se implementó un aumento cada dos meses y es automático”, aseguró la secretaria de Coordinación y Fortalecimiento Familiar del Ministerio de Desarrollo Humano, Eugenia Pomazan. En el caso de comunas y municipios, los montos dependen de la vulnerabilidad de las poblaciones atendidas. Arrancan en $ 20 mil y llegan a $ 30.256 por niño. Lo distintivo de la red es que la mayoría del personal está integrado por mujeres: son 3.074 en toda la provincia. Y este año se implementó, junto a la Universidad Provincial de Córdoba, un trayecto formativo para 700 mujeres de las asociaciones civiles. También 120 mujeres cocineras accedieron al carnet de manipulación segura de alimentos, y otras 89 recibieron el puntaje docente de salas cuna.

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