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  • La hoja de ruta de Macri con Milei, la interna del PRO y el desánimo de los gobernadores

    » Perfil

    Fecha: 25/08/2024 15:28

    “Presi, no nos vamos a pelear”. En cuanto recibió a Mauricio Macri el miércoles por la noche, Javier Milei no quiso tensar la cuerda y, menos, que la cena que estaban por compartir implique pases de facturas. El expresidente venía de impulsar la derogación del DNU que le daba millones a la SIDE. Pero no hubo discusión: la relación entre ambos es cada vez más personal, disfrutan de largas charlas, hablan de economía y de los problemas que impone el círculo rojo. La confianza se construye mano a mano, sin intermediarios ruidosos. Macri, comentan en su círculo íntimo, está “comprometido con el cambio” y “quiere que le vaya bien a Milei”. Pero eso no implica que avale todo. Desea colaborar con cuadros técnicos en temas sensibles: transporte, la Hidrovía, y en lugares como la AFIP y la Aduana, donde observan restos de massismo. Ni que hablar de la nueva SIDE con la impronta del asesor presidencial Santiago Caputo, a quien sigue criticando a pesar de que el jefe de Estado lo bancó de manera incondicional. En este marco, ambos siguen sin hablar de cargos concretos. De hecho, no hubo avances en esa materia a pesar de las tres reuniones en tres semanas. El expresidente prefiere armar una hoja de ruta que incluya, incluso antes, la coordinación parlamentaria (que hoy es casi inexistente, más aún por el descontrol de los bloques libertarios), y dos mesas de diálogo para colaborar con los gobernadores y los intendentes del PRO. Nada de esto ocurre. Esto no les gusta a los autoritarios El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad. Hoy más que nunca Suscribite A la vez, a Macri no le está siendo sencillo ser presidente del PRO. El miércoles improvisó un zoom, convocado a las 11 para ordenar la sesión del DNU de la SIDE que se iba a dar en una hora. Invitó a referentes de diputados, gobernadores y hasta intendentes. En la reunión de bloque esa semana se había decidido abstenerse y no dar quórum. No pasó. El más entusiasta para voltearlo era Rogelio Frigerio, pero Jorge Macri y Nacho Torres apoyaban. En la sesión se vio de manera cristalina la interna amarilla. Fernando Iglesias, cuyo mandato vence en diciembre del año que viene, desobedeció a Macri y se abstuvo para evitar pelearse con Milei. Los bullrichistas votaron con los libertarios, salvo Silvana Giudici (es secretaria parlamentaria del bloque y decidió abstenerse) y el hiperbullrichista Gerardo “Jerry” Milman, quien salió del recinto y no se lo vio más. Por su lado, Silvia Lospennato continúa desconcertando: votó como macrista, pero trabaja como libertaria (de hecho, colocó a una asesora en una dirección parlamentaria a cargo de Martín Menem, a quien ayuda de manera personal desde febrero). El viernes puso en el chat del bloque que Macri era “valiente” por apoyar el veto presidencial a la ley que actualiza jubilaciones. A falta de Cristian Ritondo (en San Francisco), Macri la usó para la sesión y para intentar alinear a todos. El bloque terminó despedazado. Tampoco el expresidente tuvo interacción positiva con el bloque de senadores que preside Luis Juez para el cambio de fórmula jubilatoria. Apoyó el veto presidencial y criticó a los legisladores. Pero claro: en el ámbito de la política cordobesa tiene mejor sintonía con el radical Rodrigo de Loredo. En el Senado aseguran que el partido no acompañó los artículos que complican las cuentas oficiales. “Macri no estaba informado”, le espetó ayer en Radio Mitre el propio Juez. Con todo, el jueves próximo el presidente del PRO volverá a hablar públicamente, más allá de los tweets en apoyo a Milei o referenciados con la situación en Venezuela. Será el principal orador en el encuentro de la Fundación Pensar en Entre Ríos, donde Frigerio sigue coqueteando con LLA: el mismo día que el expresidente hablaba en el acto para asumir en el PRO, horas antes fue al primer piso de la Casa Rosada a fotografiarse a solas con Karina Milei. El dato está en la mente de los macristas de paladar negro. Mientras tanto entre los gobernadores de Juntos por el Cambio el clima de desconfianza con el Gobierno crece. La explicación es simple: argumentan que el oficialismo no avanzó en nada de lo que tiene que ver obras públicas. Ya no terminarlas, sino colaborar en el financiamiento para que las provincias se hagan cargo de ello. Para peor: en el caso de Vialidad para mantener las rutas nacionales. En vivienda el escenario es peor. Los aeropuertos ni hablar, dicen. En un zoom el viernes se impuso la idea del sanjuanino Marcelo Orrego de pedir un encuentro con Milei. Barajaron un comunicado poco amistoso, pero acordaron que no. Entre ellos el desánimo le gana a la bronca. Por ello, varios gobernadores dejaron sentado que no se sumarán al Consejo de Mayo (tras el pacto) en estas condiciones. Incomodidad de plantarse frente al Gobierno para el mendocino Alfredo Cornejo, quien zafó de que escalen los negocios de su hijo Lautaro. Justo cuando se empezó a hablar del tema saltó el escándalo nacional de Alberto Fernández. En ese zoom llamó la atención el radical santafesino Maximiliano Pullaro, quien compartió el malestar y horas más tarde abrazó al presidente en la Bolsa de Comercio de Rosario. Necesita la ayuda nacional para combatir la inseguridad. Lo saben los otros nueve mandatarios provinciales. Más fácil de entender aún fue el encuentro esta semana del radical chaqueño, Leandro Zdero, con Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano. Zdero sigue asustado del rebote que pueda tener la causa por la que fue condenada por corrupción su otrora jefa, Aída Ayala, y por la dramática situación de su actual jefe, Gustavo Valdés, en Corrientes, por el caso Loan.

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