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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 05/08/2024 13:07
Por Ramiro García (*) Terminó una etapa profesional en mi vida. Significa mucho más que mudarse de escritorio o cambiarse de camiseta. Este año confirmé con toda intensidad la bendición y/o la maldición que puede ser tener un oficio, en este caso el periodismo. Cuando están dadas las condiciones, ejercerlo se siente como un privilegio. Cuando no están dadas, puede sentirse la maldición. ¿Qué significa “que estén dadas las condiciones”? En resumen, que se pueda vivir bien trabajando de esto. Y cuando eso no se puede, empiezan las dudas: insistir o soltarlo. Y dedicarse a otra cosa, con la que sí se pueda vivir bien. Para quien lleva esto consigo por la vida -como se lleva el amor por un club, por un arte, esos absolutos ireemplazables- la opción de alejarse o abandonarlo se vive con dolor. Este año me atormentó bastante esa idea, porque se impuso la certeza de que no se puede vivir bien del periodismo. O al menos, sólo del periodismo. Agradezco profundamente a dos personas, colegas y muy importantes para mí, que me abrieron las puertas con las cuales inicia una nueva etapa. En el diario Uno aprendí algunas virtudes del periodismo. Ayudar con una nota a quien tiene una necesidad, difundir voces que expliquen lo difícil o complejo de la realidad, ofrecer alguna que otra lectura interesante (o intentarlo). Trabajar en equipo, nutrirse de ideas, ocurrencias y vivencias de lxs colegas, compartir una redacción, coberturas y también algunas comidas y partidos de fútbol, y los vínculos -algunos muy fuertes y especiales- del grupo humano, hacen a la experiencia muy importante. También aprendí lo que comenté al principio. Las oportunidades se valoran, siempre. Las que nos trajeron hasta acá y las que nos invitan a cambiar para seguir adelante. (*) Ramiro García es periodista.
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