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» Clarin
Fecha: 07/07/2024 03:26
Al igual que las mujeres, los hombres tienen zonas de su cuerpo en las cuales hasta sutiles caricias les permiten experimentar sensaciones únicas. Son puntos que los “encienden”, les provocan una gran excitación. Zonas cuya piel posee una mayor cantidad de terminaciones nerviosas y, al ser estimuladas, puede llevarlos a alcanzar el máximo placer. Aunque en la sexualidad occidental se suele identificar a estos puntos erógenos con los genitales, es importante saber que hay muchas otras posibilidades para transformar la vida sexual en una experiencia más rica y variada. Mirá también Mirá también ¿Cuál es el "Punto G" de cada signo zodiacal? Los sexólogos recomiendan tener una actitud abierta y curiosa con las zonas erógenas y no limitarse a explorarlas con los dedos. Jugar con los pies, la lengua, los labios y hasta el cabello es un recurso que ayudará a convertir en único ese momento tan especial de la pareja. Cuáles son las zonas erógenas de los hombres Hay muchas zonas erógenas para explorar y proporcionarle mayor placer a un hombre. Foto: Clarín. “Muchas mujeres caen en la trampa de pensar que todo lo que necesitan hacer para complacer a su hombre es concentrarse en su pene y tal vez también en sus testículos”, comenta el experto en sexo Sean Jameson en su sitio Your Tango. Lo interesante, advierte Jameson, es que los hombres tienen muchas otras zonas erógenas que, si se estimulan correctamente, les proporcionarán placer y excitación. Estas son 5 zonas erógenas infalibles: 1) Cuello. El del hombre es tan sensible como el de las mujeres, si no más. Existen muchas maneras de estimularlo: con besos a los costados, potentes lamidos y hasta pequeñas y sutiles mordidas. También puedes usar tus dedos, pasándolos suavemente por su cuello unas cuantas veces. Eso sí: evita dejar marcas visibles a menos que sea algo acordado. 2) Perineo. Esta área se encuentra justo al lado del pene, entre los testículos y el ano. Extremadamente sensible, su estimulación, frotando suavemente con los dedos o arrastrándolos muy ligeramente, como si le estuvieras haciendo cosquillas, puede proporcionarle un intenso placer sin tocar directamente los genitales. Mirá también Mirá también “El Punto G no es el centro del placer” 3) Lóbulos de las orejas. Son increíblemente sensibles al tacto. Besarlos, lamerlos, chuparlos o morderlos suavemente puede resultarle muy estimulante. También hacerles cosquillas. 4) Ano. Aunque estas áreas pueden ser tabú para algunos, el ano contienen un montón de terminaciones nerviosas que lo convierten en una de las zonas erógenas más poderosas. Para testear la reacción de tu pareja, puedes comenzar pasando suavemente uno o dos dedos sobre ese punto y, si percibes que lo disfruta, continuar explorándolo –también con caricias, besos y masajes-, para abrir nuevas dimensiones de placer. 5) Cuero cabelludo. Es una zona erógena muy potente. Un masaje en el cuero cabelludo ayuda a liberar tensiones y puede ser muy relajante y excitante al mismo tiempo. Además, puedes practicarlo aún en público como una insinuación para continuar el encuentro en un lugar íntimo. La comunicación, el deseo de experimentar y el respeto mutuo, claves para vivir la sexualidad de manera plena. Foto: Shutterstock. Más allá de estas cinco zonas erógenas masculinas, existen muchas otras, como la parte interna de los codos, la ingle, los pies, la espalda y los pezones. Además, cada hombre es único, y lo que puede ser una zona erógena hoy, podría no serlo en el futuro. Por eso es clave mantener una actitud proactiva, explorando el cuerpo de la pareja para descubrir nuevas formas de darle placer. Consejos para la exploración erótica Explorar las zonas erógenas puede transformar y beneficiar la vida sexual de una pareja. Estas son algunas estrategias para vivir esta experiencia de una forma placentera, respetuosa y responsable: Mirá también Mirá también “Punto G” masculino: cómo estimular la zona prohibida Comunicación: hablar abiertamente con la pareja sobre sus preferencias y sus límites. La comunicación clara es esencial para una sexualidad sana y gratificante. Experimentación: no tener miedo de probar nuevas técnicas y recorrer diferentes áreas del cuerpo. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra, por lo que es importante ser flexible y abierto a experimentar.
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