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  • Maíz: claves para lograr una buena campaña y abrirse paso entre la chicharrita y La Niña

    » Clarin

    Fecha: 05/07/2024 21:45

    La última campaña de maíz fue atípica. La chicharrita (Dalbulus maidis) sorprendió a comienzos de 2024, expandiéndose explosivamente desde el norte del país, donde ya era endémica, hasta la zona central, como nunca lo había hecho antes, causando grandes perjuicios en los cultivos al transmitir la enfermedad del achaparramiento del maíz. El pequeño insecto plaga es el vector de cuatro patógenos: dos bacterias, spiroplasma (Spiroplasma kunkelii) y fitoplasma, y dos virus, el del mosaico estriado y el del rayado fino. En Argentina, fue spiroplasma la que arremetió contra la gramínea, favorecida por el escalonamiento de las siembras, las abundantes lluvias y las altas temperaturas para su reproducción y migración, provocando daños fisiológicos, problemas en el desarrollo y reducción del rendimiento. ¿Cómo anduvo la campaña 23/24? En el sur de Santa Fe, en la zona de influencia del INTA Oliveros, todavía no ha finalizado la cosecha de maíz tardío, pero los cultivos sembrados a principios y mediados de diciembre, en general, tuvieron buen desarrollo, con rendimientos incluso superiores a los 10.000 kilos. En cambio, los que se sembraron a fines de diciembre o en la primera quincena de enero están progresivamente más afectados. “En las siembras posteriores al 15 de enero y en campos situados más hacia la costa, donde hubo mayor incidencia y severidad del complejo de achaparramiento, tenemos lotes que están dando por debajo de 5.000 kilos, cuando se esperaba que estuvieran en torno a los 8.000 kilos, al menos”, contó el ingeniero agrónomo Facundo Ferraguti, investigador del organismo. En esa región, las pérdidas se deben no solo a la afectación de las espigas por spiroplasma, sino también a la elevada cantidad de plantas quebradas y volcadas en los lotes infectados. Maíz quebrado y volcado en Oliveros, Santa Fe. Foto: Facundo Ferraguti. En el centro de la provincia de Córdoba, en 30 kilómetros a la redonda de la localidad de Hernando, hubo tres escenarios bien diferenciados: al sur, los rindes oscilaron entre 110 y 120 quintales; en la franja central, promediaron los 75 a 80 y hacia el norte, apenas 60. Aquí, el factor que más gravitó en la caída de la producción fue la falta de lluvias. “En la zona, en general, hace tres años que no se llegan a cargar los perfiles, que no tenemos la lluvia promedio de entre 650 a 700 milímetros”, repasó Fernando Bazán, productor de esa localidad y asesor. En su campo, desde que entró a sembrar hasta el estadio de madurez fisiológica de grano, solo cayeron 356 milímetros. “Con un híbrido de maíz que, por catálogo, necesita aproximadamente 450 milímetros, nosotros con solo 350 logramos entre 75 y 80 quintales de promedio, no nos podemos quejar”, destacó. A él le jugaron a favor, por un lado, el retraso en la fecha de siembra (terminaron el 25 de diciembre), y por otro, la caída del agua justa en floración, que es el momento crítico del cultivo. En cambio, quienes tomaron la decisión de sembrar durante los primeros días de diciembre, fecha histórica para el maíz en la zona, rondaron los 50 a 60 quintales de rendimiento. Fernando Bazán, productor agropecuario de Hernando. Esta campaña, la provincia mediterránea tuvo una desventaja que resultó ser una salvación. Debido a la falta de humedad en los perfiles, prácticamente desde el sur de la ciudad de Córdoba hasta Río Cuarto no se pudo sembrar maíz. Esa zona se convirtió entonces en un corte al puente verde de maíces e interrumpió el avance de la chicharrita. Por eso, la plaga no afectó tanto como en lugares donde sí se logró sembrar. “Tuvimos chicharrita pero vimos que, de la raíz al primer entrenudo, la planta no se murió por eso, se murió por floemas tapados, se murió por seca. Reabsorbió nitrógeno hasta donde pudo y cuando no pudo más, tuvo muerte súbita”, contó Bazán. Los lotes que se sembraron en enero están seriamente afectados. Los cultivos que estaban mal nutridos, los que venían de maní y los que tenían poca agua en el perfil, fueron los primeros que sufrieron, con un 50 a 60 por ciento de pérdidas. Mientras que “los que estaban bien balanceados en cuanto a rotación y nutrición, con una buena fertilización de base, sufrieron menos, y tuvieron mermas del 30 por ciento”, detalló el asesor. Según Bazán, el enemigo número uno del maíz en su zona es la sequía y el segundo, el precio. “Con un alquiler de 12 quintales y un rendimiento de 85 quintales, que es bueno para lo que fueron estos últimos tres años, a mí me van a quedar en el bolsillo con toda la furia 12 quintales, sin poner el costo de estructura ni los gastos de contador ni de ingeniero agrónomo”, puntualizó. Por eso, consideró que hacer el cultivo es un riesgo alto cuando lo pondera con la sequía, con un 70 por ciento de ir a un año Niña entre agosto y septiembre y con un precio de 175 dólares para julio 2025. “Con un precio de maíz que no me cierra y costos elevados en dólares, el número se vuelve extremadamente fino y riesgoso”, opinó. En el oeste de Buenos Aires y La Pampa, la incidencia del achaparramiento del maíz fue baja la campaña anterior, pero “se debe estar atentos”, advirtió el ingeniero agrónomo y asesor Mauro Mortarini. “En primer lugar vamos a estar informados de lo que pasa en la región centro norte y nos vamos a sumar, a través de la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (AAPPCE), al monitoreo de la chicharrita mediante la Red de trampas coordinada por la experimental Obispo Colombres, de la cual también participa Aapresid y AACREA, esto nos va a dar información valiosa de la evolución poblacional del vector”, dijo. Ing. Agr. Mauro Mortarini. Recomendaciones para lo que viene A pocas semanas del comienzo de una nueva campaña de maíz, entre los productores hay cierta preocupación por lo que podría pasar si la chicharrita sobrevive durante el invierno y contraataca. A esto, se suma la incertidumbre que genera la confirmación de una alta probabilidad de ocurrencia del evento climático La Niña de aquí a la primavera, que generaría lluvias por debajo de lo normal. Por eso, es clave analizar los factores que pueden ser definitorios para una buena cosecha y las recomendaciones de los expertos previo a la siembra. Los científicos señalan que son necesarios 90 días libres de cualquier tipo de planta de maíz en los lotes para que se interrumpa el ciclo de la chicharrita, ya que ese es el período que una hembra oviplena podría resistir sin comer. Siendo así, es esencial que cada productor se ocupe de la eliminación de los maíces guachos o espontáneos que pudiera haber en el campo a fin de reducir la población invernante. Síntomas de achaparramiento del maíz. Foto: Facundo Ferraguti. De todas maneras, "es importantísimo que quede claro, Dalbulus es una especie monófaga, solo consume y hace su ciclo en maíz. En cualquier otra cosa que la veamos, no está cumpliendo su ciclo, puede estar ahí buscando resguardo porque no tiene maíz, pero bajo ningún punto de vista está ni multiplicándose, ni alimentándose", remarcó Ferraguti. Facundo Ferraguti, investigador del INTA Oliveros. Sin dudas, para minimizar el impacto de la enfermedad transmitida por la chicharrita este año habrá que afinar el manejo. En ese sentido, será fundamental “escoger materiales tolerantes al insecto vector y, en lo posible, acotar fechas de siembra para evitar coincidir el período susceptible del maíz con los picos poblacionales de chicharrita”, indicó Diego Szwarc, investigador del INTA Reconquista. El técnico recomendó aplicar curasemillas que protejan al cultivo durante los primeros 10 a 20 días. Y explicó que, si bien las siembras de primavera escapan a la enfermedad, facilitan la reproducción del insecto, lo que incrementa el riesgo para las siembras tardías de verano. Ferraguti destacó la importancia de “elegir híbridos con buen comportamiento para esta enfermedad, así como escalonar menos las siembras, controlar los maíces voluntarios y monitorear malezas aledañas a los lotes cosechados de maíz para conocer si sobrevive o utiliza las mismas para pasar los meses fríos”. Además, advirtió que aunque las heladas contribuirán a la reducción de la población inicial de la chicharrita, no hay que relajarse. “Es importantísimo que no tenga alimento, que no tenga refugio en una planta de la que se puede alimentar, como es el maíz”, enfatizó. Para el ingeniero, la práctica de manejo más importante, y no sólo para chicharrita, es la elección de la fecha de siembra. “Los cultivos de primera son sin dudas los que a priori van a tener menor posibilidad de ser los más atacados, por una cuestión de que la población con la que se van a encontrar va a ser la que sobreviva el invierno y a su vez, también tiene que juntarse una cantidad suficiente de población con una cantidad de carga de patógenos suficientes y la inoculación del patógeno hasta que genera los síntomas. O sea, hay un espacio de tiempo que por coordinación entre cultivo y población favorece a los maíces de siembra temprana”, explicó Ferraguti. Efectos de spiroplasma en maíz. Desde el punto de vista de la elección de híbridos, “si bien hay diferencias tenemos que ser conscientes que la mayoría, si no la totalidad, de los materiales templados que estamos usando son susceptibles o muy susceptibles al complejo del achaparramiento. Entonces hay que buscar más por el lado del buen comportamiento general que incluya tanto el comportamiento a achaparramiento como el potencial de rendimiento, la estabilidad y el comportamiento sanitario para otras enfermedades como tizón, roya y carbón de la panoja, por ejemplo”, dijo Ferraguti. También recomendó prestar atención a la elección de la densidad de siembra según la humedad del suelo al inicio del cultivo y las expectativas de lluvias, sobre todo este año que se pronostica un evento Niña; ajustar la fertilización nitrogenada en función de eso y el resto de los nutrientes en función de un análisis de suelo, a fin de mejorar la capacidad del cultivo para capear tanto un estrés como un eventual ataque de la plaga. No obstante, reconoció que “en infestaciones severas no hay nada que hacer o que se pueda solucionar desde el punto de vista de manejo”. Al comienzo, las plantas de maíz van a estar cubiertas por los tratamientos protectores de semillas. “Casi todos los semilleros importantes van a reforzar la dosis de insecticida para esta campaña. Eso va a dar, aparentemente, según lo que ellos informan, una cobertura mayor en las primeras etapas”, dijo el especialista del INTA. De ahí en más, recomendó controlar el vector con productos con registro, sobre todo en los estadios iniciales del cultivo, momento crítico para reducir los daños, ya que una vez avanzado el ciclo, las aplicaciones tienen menor efectividad porque las poblaciones son más grandes y es difícil entrar en el lote. Mortarini, sugirió utilizar herbicidas residuales para malezas que no cierren la rotación, es decir, que no impidan sembrar otro cultivo en lugar de maíz en caso de que haya que hacer cambios obligados en la secuencia por falta de lluvias. E insistió en mantener los barbechos limpios, libres de maíces guachos, “si bien las heladas hacen su trabajo para eliminarlos" en su región. Pese a que en el oeste bonaerense hubo baja a moderada presión de la chicharrita en el ciclo 2023/24, “elegir bien el híbrido va a terminar siendo una buena decisión, por ese motivo estamos poniendo foco en la genética”, dijo el asesor. En los ambientes donde el maíz tardío es la mejor alternativa, recomendó sembrar al inicio del rango temporal y evitar demoras. “El año pasado, los maíces sembrados en fechas muy tardías, mostraron los mayores valores de incidencia y severidad”, recordó. Por otra parte, señaló que no se deberían hacer siembras de maíz sobre coberturas como centenos o sobre trigos. Chicharrita en maíz. “Las bajas temperaturas que se vienen registrando en las últimas semanas contribuirían a disminuir la población de la plaga. Pero la estrategia del uso de insecticidas no queda descartada y podría utilizarse sobre la base de la información obtenida del monitoreo poblacional del vector”, expresó. Bazán llamó a definir una fecha límite para sembrar maíz y, de no recibir las lluvias necesarias, pasar a soja. En tanto, una vez tomada la decisión de hacer maíz, consideró clave cubrir al menos los costos, cerrando el precio a futuro. “Si se te llega a caer más el precio del maíz a julio, vas a tener un problema financiero, además de económico”, alertó. En la próxima campaña, será necesario afinar mucho el manejo y la gestión. “El agronegocio, hoy más que nunca, es transversal: agronómico, financiero, comercial e impositivo, y si no hacemos andar a los cuatro al mismo tiempo, tenemos un problema, dejamos mucha rentabilidad en el camino”, sostuvo Bazán. Según el asesor cordobés, la intención de siembra hasta agosto o septiembre va a ser una gran incógnita. No solamente por el factor climático, sino también por el temor a la chicharrita, la incertidumbre de los precios y de la política monetaria. “La rentabilidad hoy a lote es menos del 10 por ciento y no hay margen para una cachetada. Hoy, una cachetada te saca del juego”, afirmó Bazán. Al menos en esta campaña, “no podés pensar en la alternancia, la rotación y los beneficios para el suelo; hoy estoy pensando en sobrevivir en la 2025/26, acomodar todos los pasivos que tenga, ver cómo puedo mantener una cierta rentabilidad en el lote y esperar”, analizó Bazán.

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