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  • La violencia también viaja en los colectivos – Entre Ríos Ahora

    Concordia » Entre Rios Ahora

    Fecha: 04/07/2024 17:17

    -¿Sabés leer? Sentado detrás del volante, en modo cancerbero de los intereses patronales, el chofer del interno 3840 de Ersa Urbano SA miró desde el rectángulo del espejo a la mujer que se había sentado en la segunda hilera de asientos, junto a su hijo -¿6, 7 años?- , y no esperó la respuesta. -No, no sé leer -respondió-. Pero vos sos un forro. El chofer pretendió enseñarle, de ese modo voraz, que hacía dos semanas regía una disposición interna que conocen pocos y que impide que una misma tarjeta SUBE se utilice para que viajen dos personas o más. La mujer, y su hijo, habían subido en una parada de calle Alfredo Palacios, a un costado del Acceso Sur a Paraná. La mamá pagó con la tarjeta SUBE su pasaje; esperó el tiempo necesario y quiso abonar el viaje de su hijo. Pero el chofer no activó el mecanismo. -No podes con la misma tarjeta pagar dos pasajes. -Pero es la única que tengo, y tiene la Asignación Universal. -La Asignación es beneficio tuyo, no de tu hijo -ilustró el chofer-, tenés que conseguirte otra tarjeta. -¿Y cómo hago? Lo llevo a la escuela. Además, la Asignación es de mi hijo. -No. El beneficio es tuyo. Lo que había iniciado como conversación viró rápido a una discusión que deslizó hacia la violencia. El grupo de pasajeros que circa de las 14 presenciaba, atónito, la situación enojosa que había generado el trabajador de Ersa Urbano no salía de su asombro. El hombre al mando del colectivo exigió una nueva tarjeta para pagar el pasaje del chico. «Ahí está escrito», dijo y señaló un papel puesto en la parte superior del colecivo. Empecinado, el chofer decidió frenar el colectivo y no avanzar. -Te bajas o me quedo acá parado -anunció antes de cumplir efectivamente su amenaza. Detuvo la marcha del colectivo, y le importó cinco el resto de los pasajeros. -No tengo otra tarjeta y no me voy a ir caminando -razonó la mamá-. De acá no me bajo. Hacé lo que quieras. Entonces, el chofer hizo lo que nadie esperó. Hizo lo que quiso. Arrancó el vehículo unos metros y detuvo la marcha frente a la Comisaría 13°, en Juan Báez al 200. Se bajó, rápido, y al rato salió de la dependencia policial acompañado por dos hombres: uno de uniforme, otro de civil. La mujer quiso detenerlo. «¿En serio me vas a denunciar?», le preguntó. -O pagas o te denuncio -respondió el chofer. -Pero si ya pagué mi viaje, y quiero pagar el de mi hijo y no me dejas. La mamá rompió en llanto. Su hijo también. La escena resultó schockeante. Intervino otra mujer: le hizo notar el nivel de violencia que había utilizado el chofer. Se ofreció a dar una tarjeta sin beneficio para que el niño pudiera abonar su pasaje. -Ustedes están mal acostumbrados -lanzó el trabajador del colectivo de Ersa Urbano en relación a la mamá. El «ustedes» englobó, al parecer, a beneficiarios de planes sociales. Todo llegó a un punto brutal: el policía se asomó a la puerta del colectivo -detenido, frente a la Comisaría, con los pasajeros espantados, y la mujer y su hijo llorando-, preguntó qué ocurría y por un momento un intercambio de pareceres se tornó en una escena violenta, que el chofer pretendió convertir en delictual. El uniformado alcanzó a entender la situación. «Señora -le dijo a la mamá envuelta en lágrimas-, si quiere puede hacer la denuncia usted». A diario ocurren escenas de destrato en los colectivos. Personas que suben y no pueden acreditar la carga en la tarjeta SUBE porque el sistema que se anunció con bombos y platillos jamás funcionó. Hay «carteles» pegados que hay que atender para no quedar a pie. Nadie explica. Ni da razones. Hay que bajarse, caminar, buscar un kiosco que cargue la SUBE, esperar un buen tiempo a que pase otro colectivo. O marchar a pie. De la Redacción de Entre Ríos Ahora

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