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    » El Esquiu

    Fecha: 30/06/2024 11:29

    domingo, 30 de junio de 2024 00:00 Incomodidades Las sucesivas votaciones en el Congreso de la Nación, que finalmente convirtieron el Ley el proyecto Bases, generaron incomodidades en el peronismo local, donde no faltaron reproches por el apoyo de los representantes del oficialismo catamarqueño a determinados puntos. Legisladores provinciales, dirigentes y militantes, se expresaron en las últimas semanas con una postura de férrea oposición a las políticas de Javier Milei, y entre ellos no se ocultó la decepción por el respaldo finalmente otorgado a iniciativas puntuales. De la Ley Ómnibus original al proyecto que finalmente se aprobó, tuvo un extenso e intenso recorrido, que incluyó un tratamiento frustrado allá por febrero, y luego tres tandas de votación, entre Diputados, Senadores y Diputados que recibieron otra vez la norma con sus modificatorias. Un trámite maratónico y agotador, con matices de todo tipo, incluyendo algunos indeseables y repudiables, como la brutal represión con que se castigó a los manifestantes en inmediaciones del Parlamento. Otro punto oscuro fue el de las dádivas para comprar voluntades, que tuvieron en la legisladora designada para instalarse en Paris su expresión más visible y grotesca. Con todo, debe reconocerse que hubo también política de la buena, esa que se celebra cuando se gana y se detesta cuando se pierde, pero es esencial: la política de la rosca, la negociación, el toma y daca. En definitiva el diálogo al que Milei se negaba neciamente y que sus asesores le hicieron descubrir a tiempo, a fuerza de mostrarle sus bondades y resultados. Para ello jugó un rol clave Guillermo Francos, quizás el político de mayor experiencia sumado al gabinete libertario. Rechazo catamarqueño Retornando al rol de Catamarca en el Congreso, hay una realidad concreta: todos los peronistas votaron en contra de la Ley Bases. Los dos senadores, Lucía Corpacci y Guillermo Andrada, y los cuatro diputados, Dante López Rodríguez, Silvana Ginocchio, Fernanda Ávila y Sebastián Nóblega. No es un dato menor este rechazo pleno, a tono con la sideral distancia que surge entre las ideas de Milei y la doctrina justicialista. Eso no impide, por cierto, que sobresalgan más los apoyos, aunque hayan sido muy puntuales y específicos: el retorno de Ganancias tal cual estaba el año pasado (con votos favorables de López Rodríguez, Ávila y Nóblega) y el pulgar arriba para el RIGI de Andrada en el Senado. Para el militante de base, se trata de gestos inconcebibles, claudicaciones y hasta traiciones. En los hechos, fueron votos racionales enfocados en las urgencias de una provincia que necesita recursos (con Ganancias sumará más de 40.000 millones de pesos), y con el RIGI impulsará la gran minería a otro nivel, o al menos eso espera. En un proyecto tan amplio, lo cierto es que el acompañamiento fue mínimo, aunque naturalmente sobresale como una mosca en una taza de leche. Lo que viene Superado exitosamente por Milei este proceso legislativo, lo que se viene es la reforma electoral, con un punto clave: la eliminación de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Medios nacionales aseguran que, desde su despacho en el ex-Ministerio del Interior, el vicejefe de Gabinete, Lisandro Catalán, viene trabajando en la reversión del fin de las PASO, un debate que impulsaron -en mayor o menor medida- todos los gobiernos desde que fueron decretadas por Cristina Fernández de Kirchner. Hasta el exministro cristinista Wado de Pedro buscó el apoyo de los gobernadores en la era del Frente de Todos (FdT) para eliminar la herencia de la reforma política randazzista. A fines de 2022, cuatro provincias ya habían suspendido las primarias. Con ese antecedente, el Gobierno confía en contar con el apoyo de los oficialismos del interior. A falta de jurisprudencia, en el gobierno esgrimen los mismos argumentos que sus antecesores: que se trata de un sistema sin antecedentes en el mundo y tiene un costo alto, además de que para la elección de candidaturas nacionales los partidos casi no lo usan. Por estas horas, Catalán está actualizando la estimación de cuánto deberían desembolsar el Estado en las legislativas del año próximo. Tienen los números viejos: “En 2023, las PASO costaron 9.250 millones de pesos”, adujeron en diciembre al proponer su eliminación en el texto original de la ley ómnibus. Para que no hubiera demoras en su tratamiento (algo que al final no pudo evitar), el oficialismo aceptó entonces patear el debate electoral para más adelante junto a otros puntos que generaron polémica en el texto original, como la obligatoriedad del uso de una toga para los jueces. Según estipulaba aquella versión del proyecto, lo mismo con lo que insistirá el Gobierno ahora, es habilitar dos instancias electorales en las presidenciales (primera y segunda vuelta) y una en las de medio término. El argumento destacado fue la “revitalización del debate institucional al interior de los partidos políticos”, ya que sin PASO “tendrán mayor libertad a la hora de definir sus mecanismos internos de elección de candidatos”. Otra explicación: un calendario electoral “más reducido y eficiente” reduciría “la apatía electoral”. Más allá de la cuestión presupuestaria, la eliminación de las PASO que siempre impulsan los oficialismos responde a una estrategia electoral. La Libertad Avanza no es la excepción: Karina Milei está montando la estructura nacional del partido y quiere pureza en las listas de postulantes de 2025. No habría tanto escándalo con esta iniciativa, a la que muchos adhieren, aunque quizás se le sumen algunos condimentos, como la implementación de la boleta única. El gobierno libertario sostiene, con cálculos de hace unos meses, que se ahorrarían alrededor de 12 mil millones de pesos en impresión de boletas y que ese sistema permitiría, además, reducir la cantidad de fiscales necesarios “para garantizar transparencia”. Hay tiempo para discutir, pero no tanto: en un año habrá elecciones nuevamente. Recuerdos Hace 55 años, el 30 de junio de 1969, era asesinado el sindicalista Augusto Timoteo Vandor, en el marco de lo que se denominó “Operativo Judas”. Lo mataron de cinco disparos en la sede de la Unión Obrera Metalúrgica, en calle La Rioja al 1900 de la ciudad de Buenos Aires. En su escape dejaron una bomba de trotil que al explotar destruyó parte del edificio. La organización guerrillera Ejército Nacional Revolucionario (ENR) se adjudicó el asesinato un año y medio después. En vida, Vandor se hizo famoso por liderar una exitosa huelga en 1954 contra el gobierno del propio Juan Perón. Luego promovió dentro del peronismo una facción participacionista, denominada “vandorismo”, dispuesta a pactar con el gobierno de facto y proponía un “peronismo sin Perón”, cuando el General había iniciado ya su largo y forzado exilio. El Esquiú.com

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