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    » El Esquiu

    Fecha: 30/06/2024 11:29

    jueves, 27 de junio de 2024 00:32 La democracia boliviana, frágil durante todo el Siglo XX, volvió a tambalear ayer, con un levantamiento militar finalmente frustrado. Los bolivianos padecieron golpes militares en 1936, 1964, 1969, 1970, 1971, 1979 y 1980, una asombrosa seguidilla que quizás haya tenido su triste punto cúlmine en el famoso Decreto 11947, cuando directamente se declaró el receso de los partidos políticos y la militarización completa del Poder Ejecutivo. Ayer, ya en este 2024 donde ciertas prácticas deberían haber quedado sepultadas entre malos recuerdos, nuevamente se llevó a cabo un intento de golpe de Estado en Bolivia. Un grupo de militares de la Fuerza Armada del país liderado por Juan José Zúñiga, copó el Palacio Quemado en La Paz buscando tomar control del gobierno. Ni el presidente Luis Arce, ni los miembros del órgano ejecutivo se encontraban dentro del lugar, ya que desde el año 2020, la sede gubernamental de Bolivia fue movida a la Casa Grande del Pueblo. El ataque no prosperó y Zúñiga fue destituido de su cargo. En su lugar asumió José Wilson Sánchez, quien ordenó a los militares movilizados al Palacio Quemado que “regresen a sus cuarteles”. ***** A la nefasta nómina podría sumarse la caída de Evo Morales en 2019, cuando mediante maniobras oscuras y denuncias de presuntas irregularidades, se anularon las elecciones en las que el presidente había conseguido una nueva reelección, para ubicar luego en el poder a la presentadora de televisión Jeanine Añez Chávez. Aquel golpe, como se recuerda, contó con el apoyo del entonces presidente argentino Mauricio Macri, incluso con un envío de armas y municiones que dio lugar a una causa judicial. Ayer, la televisión local mostró un video de dos tanques y varios militares en la Plaza Murillo, frente al palacio de gobierno y allí el propio Zúñiga vaticinaba que “habrá nuevo gabinete de ministros, seguramente que se va a cambiar, pero no puede seguir así nuestro Estado. Queremos recuperar la patria, basta de empobrecer a nuestra patria”. ***** El suceso importa porque refiere síntomas de inestabilidad institucional no sólo en un país vecino, sino en un aliado histórico de Argentina, que tiene que volver a luchar contra quienes, con diversas excusas y motivaciones, apuntan a quebrar la democracia, alterar el orden institucional y los derechos de los pueblos. Es decepcionante que Sudamérica no logre desprenderse definitivamente de males que rondan, diría Discépolo, en el 506, en el 2000 y en 2024 también. El Esquiú.com

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