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  • Análisis del nuevo Mercedes-Benz GLC Coupé: el SUV distinguido con carácter deportivo

    » Clarin

    Fecha: 28/06/2024 06:09

    El Mercedes-Benz GLC es el SUV mediano de la marca alemana. Pero como hermana de gama tiene a la versión denominada “Coupe”, llamada así por su silueta más afilada. La filial local lanzó este año la nueva edición de este modelo y en Clarín lo sometimos a prueba. Se trata de la segunda generación de este modelo que intenta encarnar diferentes atributos buscados por los usuarios, especialmente por los clientes de marcas de lujo como Mercedes-Benz. Por un lado, cuenta con una postura de SUV, la arquitectura que predomina desde hace unos años. Y, por el otro, le da un aspecto deportivo con ese ensayo de sumar algunos rasgos de cupé aunque se trate de un vehículo alto y con cuatro puertas. Si bien esta idea no es original de la marca de Stuttgart, de hecho, la que primero explotó estos “SUV cupé” fue BMW, su rival más directa, hay que reconocer que Mercedes ha logrado un gran equilibrio en sus modelos, que ya se habían avidenciado con la generación anterior de este GLC y con el GLE Coupe. Los estribos laterlaes que suma esta versión es más lo que molesta (y ensucia los pantalones) que lo que ayuda al ingresar o salir. Entre sus novedades más importantes hay que destacar la incorporación de un sistema de propulsión micro híbrido (o mild-hybrid) que le termina dando condición de vehículo electrificado” y, por ese motivo, está exento de pagar patente en algunos distritos (como CABA, por ejemplo) o de tener descuentos en otros. El concepto del GLC 300 Coupe se mantiene tal cual la generación anterior. Hay una marcada caída de techo sobre el sector trasero que define la línea de este modelo. Y a pesar del contraste con su altura y porte, hay que reconocer que resulta muy atractiva, en una carrocería que ahora es un poquito más grande que la anterior. El estilo es el mismo que la marca viene usando en el resto de su gama actual y recurre a un par de elementos que son comunes en algunos modelos: las tomas de aire delanteras hacia los extremos que ensanchan la trompa y el listón negro que une los faros traseros y le da tensión a ese sector. Un detalle para notar. En la parte posterior, hay dos elementos que simulan una doble salida de escape, con puntas cromadas. Sin embargo, son fake, el sistema de escape real (también doble) está escondido detrás del paragolpes y sus salidas apuntan hacia el suelo. El sistema eléctrico de 48 voltios no tiene la capacidad de mover las ruedas, pero sí de asistir al motor térmico en varias tareas. Mecánica de punta Este nuevo GLC llega al país con un sistema micro híbrido compuesto por un motor naftero y un sistema eléctrico de 48 voltios. El propulsor de combustión es un 2.0 litros turbo que entrega 258 caballos de fuerza. La caja es automática de 9 velocidades y la tracción se transmite a las cuatro ruedas. El paquete eléctrico está compuesto por una red que trabaja a 48 voltios y cuenta con una máquina eléctrica que no tiene la capacidad para mover por sí las ruedas pero que sí asiste al motor de combustión en numerosas tareas: funciona como motor de arranque y es el responsable de recuperar energía para abastecer a la red eléctrica principal de 12 voltios. El funcionamiento de este conjunto puede ofrecer diferentes respuestas de acuerdo al modo de conducción seleccionado (cambia la sensibilidad del acelerador y respuesta del motor, la asistencia de la dirección y el funcionamiento de la caja de cambios o el climatizador). El resultado en cualquier caso es satisfactorio. Cuando se necesita aceleración, el empuje es notable, con una progresión sin baches. Y cuando se hace una marcha serena, el sistema parece suavizar todo para que el confort de marcha sea el más alto posible. La caja es una gran aliada para contribuir a esas sensaciones, ya que, independientemente del modo de manejo, reconoce las intenciones del conductor y ajusta su respuesta en función de la presión con la que se pise el pedal del acelerador. Es así que las marchas se pueden pasar de una manera suave y confortable o más rápida y violenta. Las llantas son de 20" y no tiene rueda de auxilio. En caso de pinchadura, incluye un compresor con un líquido de sellador. Otro detalle para resaltar es lo desapercibido que pasan los arranques del motor. Una de las características que tienen los híbridos, incluso los mild-hybird como este, es que cada vez que pueden apagar el motor de combustión. Ya sea cuando el vehículo se detiene o incluso cuando hay una desaceleración prolongada para favorecer al avance por inercia. Cada vez que se vuelve a poner en marcha el cuatro cilindros (en forma automática, por supuesto) pasa totalmente desapercibido, sin transmitir ni una sola vibración. Dinámicamente resulta un vehículo muy divertido de manejar, con una dirección precisa y un comportamiento que sorprende por su altura: la carrocería se balancea poco y es fácil mantener la trayectoria aún forzando la maniobra. Sus enormes ruedas de 20" de bajo perfil tienen un rol clave en su capacidad de tracción. Pero, claro, son las responsables también de transmitir algún traqueteo en superficies muy irregulares. La tracción se reparte bajo demanda en función de las condiciones del suelo y de la exigencia de manejo. Sin embargo, los neumáticos elegidos están diseñados para rendir sobre asfalto, no fuera de ellos. Calidad y tecnología por dentro El estilo interior ahora adopta el que la marca ha ido mostrando en sus nuevos modelos, en donde se destacan la digitalización (dos pantallas de altísima calidad, una como tablero de instrumentos y otra como central multimedia) y, una vez más, la calidad de materiales y de terminación. Concepto de interior digital y pocos comandos físicos. La selección de materiales y la combinación de texturas definen al habitáculo del GLC 300 Coupé como un auto de alta gama. A eso hay que sumarle las múltiples opciones de iluminación interior, tanto de color como de intensidad, que generan un ambiente superior. Lamentablemente Mercedes-Benz insiste en superficies táctiles para la mayoría de sus comandos en lugar de botones o perillas. Estas están repartidas por la consola central y el volante multifunción y resultan muy imprecisas para ejecutar con precisión funciones básicas como elegir el volumen de audio deseado. El espacio que ofrece es en general bueno. Desde el puesto de conducción está todo al alcance y las regulaciones amplias y múltiples permiten mantener satisfecho a conductores de distintas contexturas físicas. Eso sí, todos tendrán una visión trasera muy limitada. Atrás hay buen espacio para las piernas, pero la marcada caída del techo atenta contra pasajeros de 1,80 metros de altura o más. La otra limitación aparece a la altura de las cabezas de los pasajeros traseros, debido a la caída del techo. Si allí viajan personas de más de 1,80 metros es muy probable que rocen la cabeza con el techo. El espacio de carga es bueno (545 dm3) pero tiene un truco: está dividido en dos por un piso removible y la parte de abajo, en donde debería ir una rueda de auxilio que no trae, también es aprovechable como área de carga. ¿Y si pinchás una rueda? Incluye un compresor con un líquido sellador que permite reparar provisoriamente el neumático para llegar hasta una gomería. ¿Y si el neumático se rompe o la llanta se deforma? Entonces hay que llamar al auxilio. El equipamiento de seguridad es alto, con siete airbags y una buena dotación de sistemas de asistencia a la conducción. El GLC 300 Coupé, a pesar de la fuerte carga impositiva, resulta un vehículo que completa casi todos los casilleros de quien esté dispuesto a pagar 159.600 dólares por tenerlo. La satisfacción diaria está garantizada. Ambiente. Ofrece diferentes configuraciones de iluminación interior. Mirá también Mirá también Q8 E-Tron: el SUV eléctrico más potente y lujoso de Audi llegó al país

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