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  • La ilusión de la intimidad en épocas de crueldad

    » Nueva Rioja

    Fecha: 24/06/2024 07:02

    La ilusión de la intimidad en épocas de crueldad Por Gustavo Fernando Bertran La realidad actual está revelando de manera brutal, y sin posibilidad de asimilación, un mundo donde lo íntimo y lo público se encuentran, como nunca antes, trastocados. La calamidad a la que nos empujó la pandemia del Covid-19, cuyos efectos siguen colonizando aún nuestra vida cotidiana, hizo que los límites de la realidad fueran empujados a un abismo y que la crueldad se instale como la forma imperante de vinculación, crueldad que hoy nos gobierna y usa las redes sociales y la palabra como armas. La realidad es una construcción singular y colectiva. No se trata de la búsqueda de un equilibrio, sino de sostener la tensión entre ambas construcciones. La intimidad actual trae la marca de esta nueva época, en donde se ve una marcada sobreexposición de sí; este modelo genera una dislocación entre el límite de lo que es íntimo y de aquello que puede ser de dominio público. ¿Quién imaginó el mundo en el que vivimos actualmente? ¿Quiénpudo predecirlo? Es común escuchar hoy en nuestros pacientes que estamos “viviendo en una película que ya vimos” con consignas estatales, similares a la dictadura militar, que proclaman que “achicar el estado es agrandar la nación”. Un mundo en el que somos victimas de la destrucción de algunos de nuestros derechos constitucionales y donde la crueldad institucional es llevada a su máxima expresión al ser proferida por un primer mandatario. Todo esto en un contexto donde la riqueza se concentra, de manera despiadada, en unas pocas manos en detrimento de muchos sometidos hoy a una pobreza extrema. Este empuje continuo a la deshumanización convierte al otro en una cosa, en un mero objeto, donde todo es posible a la hora de degradar, utilizando las redes, la virtualidad y la big data para violentar o angustiar. Escenas complejas dignas de un film de terror a los que asistimos con una mezcla de incredulidad y pavor, y que tratamos de naturalizar de distintas formas, apelando incluso a una especie de demencia temporal sostenida en la pasión por la ignorancia, probablemente porque es la única manera que encontramos para digerir una realidad, con toda seguridad, adversa. La historia demuestra que puede haber un futuro mejor y que, más tarde o más temprano estos ciclos terminan y que es posible restablecer el amor, la ternura, la cordura y finalmente volver a erigir una temporalidad que habilite el pasado y nos proyecte nuevamente hacia un futuro que rompa este presente continuo que nos angustia. Esto será posible si renunciamos a parte de nuestro narcisismo para que algo del odio y la crueldad se disipe. El signo de esta época nos llama a despertar y a buscar el saber como el único horizonte posible. Necesitamos volver a algo de la rutina anterior, simplemente porque precisamos la ilusión de la continuidad cotidiana. Esto nos sostendrá frente a los cambios propuestos por esta “realidad otra’’ que es la realidad virtual, muchas veces utilizada ideológicamente y que se nos impone a la manera de un virus. Grandes desafíos se avecinan para la humanidad. ¿Estaremos en vísperas de un salto subjetivo que modifique nuestra manera de construir la realidad? En poco tiempo lo sabremos. Lo cierto es que la intimidad tal como la conocíamos ya no existe. La intimidad se volvió una ilusión en un mundo hoy transparente y de límites difusos. Entramos sin anestesia en la intimidad de los otros. Las redes sociales visibilizan esta no-intimidad, esta necesidad de mostrarse y de bucear en el mundo de los demás. Será imperioso trabajar nuevamente sobre los conceptos de lo público y de lo privado. Empezar a pensar si somos nosotros los que voluntariamente accedemos a exponer nuestra vida privada, o si somos llevados de manera inconsciente. Pagamos con retazos de nuestra intimidad cada vez que damos un “aceptar’’ a una nueva página o una aplicación en nuestro celular. Inclusive nuestros motores de búsqueda construyen permanentemente algoritmos que predicen y promueven lo que necesitamos, compramos, pensamos y deseamos. Google, se transformó en un nuevo dios, un nuevo oráculo o conciencia artificial a quien preguntarle infinitamente. De manera continua somos categorizados y encerrados en perfiles que nos dicen quienes somos, que debemos hacer para mejorar nuestra vida y así somos colonizados sin ninguna distinción ética. ¿Qué consecuencias tiene todo esto para nuestro psiquismo? Los marcos de nuestra intimidad nos ofrecen seguridad, nuestro psiquismo también se construye sobre ella. Esta no-intimidad generalizada nos produce exaltación al principio pero luego la angustia entra en escena al no poder reconocer los límites en los que podemos apoyarnos para abordar la relación con el mundo y con los otros. Las redes sociales pueden ser una bendición o un castigo, nos elevan o nos destruyen con una facilidad sorprendente. Muchos creen que aquello que no está en las redes no existe. Lo mismo pasa con los motores de búsqueda con sus algoritmos y sus bot, amplían nuestra libertad, pero también se muestran a un paso de la colonización subjetiva, porque estas nuevas realidades tienen una difusa intimidad, una difusa construcción de los límites. El psicoanálisis propone una construcción de un espacio analítico en donde la intimidad este presente, al punto de ser la mayor intimidad que un sujeto pueda construir, es otro lenguaje que inscribe al sujeto a pensarse y a escucharse. Hoy tenemos a disposición juegos, educación, trabajo, comercio, terapia, sexo y amistades en el campo de lo virtual, en esto que llamamos la “realidad otra”. Nos toca a nosotros saber hacer con esta nueva realidad. Una época maravillosa donde lo nuevo no deja de sorprendernos pero que también implica el desafío de repensarnos en estas nuevas coordenadas. Trabajemos singular y colectivamente para superar esta época que barre con la intimidad exponiéndonos a la crueldad de la época. Por último, quiero remarcar que la intimidad es, como toda construcción, una ilusión, pero es necesario cimentar en conjunto los nuevos bordes para que nuestra salud mental sea posible. *Psicoanalista. Lic. en Ciencias de la Psicología (UBA). Especialista en Psicología Clínica (MSAL). Expresidente y miembro fundador de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM). Miembro vitalicio de la Word Federation for Mental Health (WFMH). Responsable y fundador del hospital de día vespertino, Hospital Dr. Teodoro Álvarez (CABA).

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