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    Fecha: 24/06/2024 06:23

    Una cosa que siempre me llamó la atención de Ana María Shua es la habilidad poco común de hacer lo quiere. De la escritura, no se le escapa prácticamente nada. Literatura infantil y juvenil, literatura del yo, guiones, artículos periodísticos, poemas… Y lo viene haciendo desde que era adolescente, sin parar, cosechando premios y traducciones, además de lectores de nichos muy diversos. Pero es en sus microrrelatos donde más la aprecio y disfruto, por sus picos de singularidad, atributo cada vez más raro en un fordismo de artefactos artísticos que, por su homogeneidad estética y temática, pueden dar la impresión de haber sido creados por una IA. (Sobre la IA en “modo creativo” se estrenó en la última edición de Cannes una gran película del francés Quentin Dupieux, El segundo acto). Ana María Shua tiene la habilidad poco común de hacer lo que quiere Dedicado a Silvio Fabrykant, el fotógrafo argentino con el que Shua cumple medio siglo de convivencia, el último libro de microrrelatos, titulado No son haikus (Emecé), añade otra página a la gran trama hecha de porciones mínimas que viene construyendo desde que publicó los primeros, en La sueñera, de 1984. Transcribo a continuación algunos de los nuevos. Este me hizo pensar, con dosis equivalentes de amor y tristeza, en Buenos Aires: Esto no les gusta a los autoritarios El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad. Hoy más que nunca Suscribite De día cantan sus melodías verdes en el asfalto. Pero de noche las plazas son siniestras y las enjaulan. Y este, que me hizo querer saber más sobre ella, Silvo y sus cincuenta años juntos: Es el insomnio, mi bien la recompensa, de tu desvelo. Y este, que considero que debería haber escrito por mi cuenta, pero nunca me salió: En un instante lo comprendemos todo y lo olvidamos. No son haikus tiene un ensayo introductorio que echa luz sobre la confusión acostumbrada entre microrrelato y haiku. La extensión breve de esta forma literaria puede hacerla pasar por un eslogan, o hasta un tuit, formato sobre el que Shua no gasta tiempo en su libro, pero sobre el que ha dicho, haciendo gala de su sentido del humor y poder de síntesis, que “se puede usar para denostar rivales políticos, hacer declaraciones glamorosas, pasar chismes de la farándula, discutir sobre economía, política (…) también se puede usar para escribir literatura, pero compararlo con un microrrelato es como comparar una resma de papel con una novela”.

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