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  • Milei y los periodistas

    » La Prensa

    Fecha: 21/06/2024 06:50

    Goethe definió la tragedia como un conflicto en el que las dos partes tienen razón. La actual pelea entre el presidente de la Nación y el periodismo es también un conflicto en el que ambas partes tienen algo de razón pero en su variante circense. Testimonio de esto son algunas de las quejas de periodistas oídas en una reciente entrega de premios de radio. Uno de los premiados, del canal kirchnerista C5N, instó a buscar la verdad en momentos en que está “muy devaluada” y algunos colegas “elijen mirar para otro lado”. Llama la atención que ese reclamo provenga de un sector de la prensa que considera que la verdad es una construcción social y que, para defender subsidiariamente al gobierno de los Kirchner, armó medios –C5N, por ejemplo— engordados a pauta oficial. Estos militantes de la “posverdad” ahora descubren que la verdad está devaluada. La pregunta obligada es para dónde miraban esos sectores cuando el gobierno de CFK-Kicillof alteraba las estadísticas del Indec o cuando invadió los medios la falsa denuncia de un supuesto mapuche que supuestamente montado en un caballo con unos supuestos binoculares vio como la Gendarmería se llevaba a Santiago Maldonado. En realidad el problema no es que la verdad esta devaluada, sino que el periodismo perdió credibilidad por las tergiversaciones y falsedades que difunde por tomar partido en la lucha política. ¿Quién puede creer en medios comprados con fondos de la evasión tolerada por un gobierno al que esos medios defendieron y defienden? ¿Quién puede tomar mínimamente en serio a periodistas que se definen como militantes? Era inevitable que los periodistas terminaran teniendo la misma credibilidad que los políticos, es decir, cero. Por el actual camino es inevitable también que terminen teniendo la misma cantidad de seguidores que Prensa Obrera. Otro periodista (de un centenario matutino que no es “La Prensa”) consideró que la única manera de que el gobierno enmendase sus errores consistía en que los que se autoperciben analistas políticos en los medios cumplan con su rol de señalarle el camino. Sin comentarios. Otra periodista K pidió que la dejasen ejercer su oficio en libertad y que no la llamaran “pautera”. Otro, exhortó a sus pares a seguir resistiendo y denunciando, aunque admitió que no es bueno que los traten de “ensobrados”. El presidente de la Nación se divierte con esta riña pública porque los que más tienen que perder son los periodistas. Pero es una actitud riesgosa aun en el caso de que la razón estuviese de su lado, porque dispone del enorme poder del Estado y se enfrenta con ciudadanos de a pie. Igual que los periodistas equivoca su rol, aunque en su caso es más censurable porque ataca personalmente a quien no difunde lo que a él le gusta. Si quiere ejercer el rol de editor, que se compre un medio, aunque no con dinero público que eso ya fue probado y no sirvió. En cuanto al periodismo “progre” del que tanto abomina, ya perdió credibilidad, que era su único capital (además de la pauta), así como difusión por las nuevas tecnologías. No hacen falta las acusaciones de Milei para que el horizonte se le presente cada vez más brumoso.

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