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  • “Milei logró que buena parte de la sociedad esté de acuerdo con el ajuste”

    » La Prensa

    Fecha: 16/06/2024 11:14

    Un semestre de gestión es tiempo suficiente como para ensayar algo parecido a un balance. Es un mojón a partir del cual detenerse y mirar hacia atrás. En esto de sopesar pro y contras de la gestión Milei, surgen desde lo político aspectos sorprendentes, disruptivos, singulares. “Creo que piensa dos cosas: estar 8 años y que los cambios que propone van durar 50”, sintetiza el politólogo Julio Burdman. -Seis meses después, ¿lo sorprende el gobierno de Milei o era lo que proyectaba? -Este gobierno siempre sorprende porque la lógica de funcionamiento del mileismo es distinta a todo lo que conocimos en los 40 años previos. Hay una comparación posible con los ‘90 en algún sentido, sobre todo en lo programático, pero el método es distinto, la época es distinta y las condiciones son distintas. Por lo tanto, la verdad es que lo que ha sucedido en estos seis meses es inédito. Tenemos un gobierno que está representando el enojo y desde el ejercicio del poder lo sigue haciendo. Es el mismo gobierno que fue elegido hace seis meses. -Hace algunas semanas Jaime Durán Barba remarcó que el gobierno es disruptivo en su manera de hacer política, renovador, novedoso. ¿Qué opina? -Sí. Concretamente creo que lo distinto es que es un gobierno que constituyó un núcleo duro de gente enojada y está, en esta etapa inicial al menos, concentrado en representar a toda esa gente. Esa gente es una parte de la sociedad que se quedó muy afuera del modelo de bicoalición de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio. Son los jóvenes, los provinciales anti AMBA, los conservadores más religiosos antiaborto y los trabajadores precarizados. Todo eso junto es un montón. Milei está orientado a seguir hablándole a su público. Por lo tanto, esa estrategia parece dominante. Para Milei eso es más importante que cualquier otra cosa. Aun cuando él tiene un programa bastante concreto: va por el ajuste del gasto del Estado, por la reforma estatal y la desregulación de los mercados. Todo eso pareciera ir en un segundo lugar, que es representar a toda esa argentina disruptiva. Más que el hecho de que Milei sea disruptivo, creo que él representa a una Argentina que está rompiendo con el consenso de 1983 y que Milei tiene en claro eso. ELECCIONES -El año que viene hay elecciones legislativas que resultarán clave. ¿Puede cambiar la estrategia libertaria para sumar adeptos más allá del núcleo duro de descontentos? -No creo, al contrario, puede ser que se profundice. Las elecciones del año que viene son únicas porque Milei es el presidente pero está en minoría parlamentaria absoluta. Además, no tiene ni un solo gobernador ni un solo intendente. Las elecciones legislativas en la Argentina son elecciones provinciales, por lo tanto La Libertad Avanza, más sus aliados del PRO Libertad, van a ser oposición en todos lados. En algunas partes un poco menos porque va a haber un gobernador más amigo. Pero lo que se va a constituir como el oficialismo a nivel de las provincias en la mayor parte de los casos va a ser oposición al gobernador. Por lo tanto, va a ser una elección en la cual los candidatos de Milei van a ser oficialismo presidencial pero oposición en la elección real. Ya lo vimos en Misiones, donde había jóvenes libertarios protestando contra el gobernador. -Su debilidad a nivel Congreso era sabida. ¿Lo condicionó en su primer semestre? -Tal cual, pero él optó por no modificar tanto el status quo. Porque si hubiera sido otra persona y si su estrategia hubiera sido distinta, habría buscado formar un bloque más amplio en el Congreso. Pero él no quiso ir por ese lado, prefiere ser La Libertad Avanza en minoría luchando contra la casta antes que armar un bloque plural. Por ejemplo, Néstor Kirchner también llegó al poder en una posición de debilidad relativa muy importante pero su principal misión en el Congreso fue armar una mayoría sumando cada vez más legisladores. Por eso unificó al peronismo y sumó a la centroizquierda. Milei no hizo todo eso. -¿Tiene Milei un plan de 8 años de gestión? -Creo que piensa estar 8 años y que lo que él pone en marcha va a durar 50. En la Argentina hubo tres outsiders: Julio Argentino Roca, Juan Domingo Perón y ahora Milei. El se ve en esa línea, como que viene a cambiar todo. No sé si él se siente roquista o peronista, pero ojo que es medio menemista y reivindica la Argentina de la Generación del ‘80. De hecho, su lectura de la historia es muy rupturista. Todo el tiempo habla de la gente que cambió todo. Se ve como uno más de esos. -¿Podrá ensayar ese cambio de matriz tan profundo? -El va a ir por ese cambio y sino va a fracasar. Se puede adaptar un poco, pero no creo que esté interesado en adaptar su programa para durar. Intentará hacer lo que tiene que hacer y si no dura se declarará perdedor. EL ESTADO -Se tiende a pensar que el rol del Estado es algo que está muy incorporado en el pensamiento del argentino. ¿Es así o ha cambiado? -En algunas cosas sí y en otras no. En el tema universitario vimos que es así. Ahí Milei quiso ir en cierta forma contra el consenso básico de lo que significa la Universidad pública y se topó con que no podía avanzar por ese lado. Milei retrocedió un poco porque se dio cuenta de que sus propios votantes estaban en contra de eso. Quedó demostrado que la Universidad pública es parte del rol del Estado que la Argentina ve. Ahora, en otros temas no está tan claro. Creo que la sociedad argentina está dispuesta a revisar el rol del Estado en su vida. Por ejemplo el tema de la política social, que es parte del Estado de los últimos 20 años. Entró en crisis hasta para los propios beneficiarios. Es un cuasi Estado, porque en realidad la política social argentina es un mix de Estado que financia con ONG (Organización No Gubernamental) que son los movimientos sociales que gestionan. -¿Y los servicios que brinda el Estado en materia de salud? -En realidad no es lo mismo educación que salud. En Argentina siempre lo que los argentinos buscaron fue tener cobertura privada. Y no me refiero sólo a las prepagas sino a las obras sociales sindicales, que es lo que la gente quiere. La aspiración de los pobres en la Argentina no es tener el servicio de las grandes empresas prepagas pero sí tener la obra social sindical. El hospital público no es la aspiración de los argentinos. Es como que no queda otra. Así que yo creo que ahí no va a chocar lo que Milei busca, que es aumentar la participación privada con lo que desean los argentinos. Hay algo interesante: en el caso de la Universidad pública Milei tuvo que recalcular. Pero en el caso de la salud, tuvo que salir en auxilio de las aspiraciones de la clase media a tratar de regular los aumentos. En ambos casos se demostró la diferencia aspiracional entre salud y educación. -¿Le sorprende el silencio de quienes están en contra del ajuste? ¿Esperaba más ruido en las calles? -Lo que logró Milei, y tal vez sea uno de sus principales éxitos, es que buena parte de la sociedad argentina esté de acuerdo con el ajuste. Que sienta que hay un ajuste posible que no tiene que ver con afectarla sino al contrario. Creo que es el gran éxito discursivo de Milei, que el ajuste sea parcialmente popular. Lo logró con esta cuestión de la casta pagando el ajuste, que no lo soporta la gente sino una entidad que no tiene que ver con nuestra vida cotidiana. Pero ojo que eso también está en tensión. También las encuestas muestran que mucha gente afirma que Milei no está cumpliendo con esa promesa. -Pero en este primer semestre le cerró el discurso por ese lado. -Tal cual. No sé si convenció con los hechos pero el discurso entró. -¿Cómo ve a la oposición en todos sus fragmentos? -El peronismo no está tan partido. Creo que en otras etapas ha estado más partido que ahora después de la derrota electoral. Me parece que está relativamente unificado, sin un liderazgo claro. Porque no puede tenerlo, no se le puede pedir que lo tenga en este momento. Máximo cuando hay elecciones provinciales por delante en las cuales los peronismos van a estar defendiendo sus distritos, no van a estar pensando en una estrategia nacional unificada. El peronismo tiene que aceptar que la lógica del sistema le impide tener un liderazgo nacional hoy en día. Argentina es un país presidencialista con elecciones provinciales, que son las legislativas. Por lo tanto la oposición no puede unificarse ahora. Hay un neoperonismo, que es lo que queda después del kirchnerismo, que va a incluir al kirchnerismo, y eso no está en guerra interna. Está bastante armónico. No está mal, lo que pasa es que no tiene liderazgo. Y para mí eso es más sistémico que coyuntural.

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